La veneración que actualmente sentimos ante un olivo viene ya de antiguo. Árbol sagrado a lo largo de todo el Mediterráneo, no podemos entender la civilización occidental sin este símbolo de victoria y paz que nos sigue ofreciendo uno de los productos más importantes de la historia: el aceite de oliva. La carga histórica que tiene el millones de veces tildado de 'oro líquido' es tan extensa como fascinante. Un elemento primordial que ha configurado nuestra realidad y cuya presencia en esta tierra se puede vislumbrar a través de la Ruta de los Olivos Milenarios de Periana, una senda que delata la relevancia patrimonial, natural y cultural de este cultivo que nos ha acompañado desde hace miles de años. Pasear entre troncos retorcidos por el paso de los siglos es toda una experiencia que pone en contexto nuestra propia vida y su brevedad.
Periana forma parte, de hecho, de la Ruta del Aceite de Málaga, siendo uno de los pueblos que, junto a Colmenar, Riogordo, Alfarnatejo, Alfarnate, Alcaucín y La Viñuela, se une en la comarca de la Axarquía para profundizar en el pasado y el presente de la producción de los aceites de oliva virgen extra (AOVE) de Málaga, al tiempo que ofrece múltiples posibilidades, como pasear por sus calles y los paisajes que las rodean.
Millares de años envuelven en tradición un entorno repleto de secretos que se puede contemplar a través de un camino en el que árboles que llevan aquí siglos nos devolverán la mirada. Parte fundamental del medioambiente del interior de la provincia, el olivo, así, adquiere su máxima expresión en Periana, uno de los pocos reductos de olivos milenarios que quedan en toda la nación, con ejemplares que alcanzan la friolera de los dos mil años.
Se dice pronto: Jesucristo nacía al tiempo que estos árboles germinaban en nuestra tierra. Su vida ha corrido en paralelo a nuestra civilización.
Si no nos da vértigo este patrimonio natural único, podemos tratar de comprender el significado que aporta a la provincia de Málaga tal carga histórica y de belleza, por lo que su conservación y cuidado debería ser hechos imprescindibles y no sólo para los habitantes de esta zona.
Sin embargo, el olivo goza de una gran longevidad antes de que finalice su productividad y, además, es uno de los árboles más resistentes a las agresiones climáticas de la cuenca mediterránea. Y ante esto, no sólo encontramos ejemplares de miles de años que aún producen frutos, sino que nos se convierten en un oportunidad de dar a conocer una industria que en Málaga es muy importante.
Tal y como afirma el presidente de la cooperativa de aceite de Periana, Manuel José Benítez, "esta Ruta de los Olivos Milenarios es una oportunidad para dar a conocer nuestro medio de vida, nuestro entorno, ya que es un entorno único, tanto por la variedad autóctona de oliva, la Verdial de la Axarquía, como por la singularidad de los olivos monumentales, seres vivos centenarios que han pasado de generación en generación y que suponen un valor añadido para el AOVE verdial que produce nuestra cooperativa, un producto exclusivo, tanto por la calidad premium que atesora como por la historia que está detrás".
La verdial de la Axarquía o verdial de Vélez-Málaga es una variedad de aceituna que produce un aceite de tonos dorados y sabor suave al paladar. Parte del mérito de su extraordinario sabor la tiene la edad de muchos de los árboles que se emplean para preparar este AOVE. "El olivo verdial no requiere de tratamientos específicos, son olivos veceros, esto es, un año están cargados y al siguiente descansan, por lo que tienen producción cada dos años. Dan una aceituna redonda cuya recolección suele ser tardía, aunque llevamos varios años haciendo recolección temprana, consiguiendo un aceite aromático, con un amargor y picor equilibrados, y que está recogiendo sus frutos en forma de premios, a nivel provincial, como el premio de la Diputación de Málaga que hemos conseguido este año, y a nivel internacional: somos medallas de oro en Londres, Berlín, Japón, y bronce en Los Ángeles".
La Ruta de los Olivos Milenarios
Esta senda es circular, tiene una longitud cercana a los diez kilómetros y recorre el mar de olivos axárquico ofreciendo a sus visitantes un trazado a pie de unas tres horas, aunque también hay quien lo realiza a lomos de una bicicleta de montaña o un caballo.
Caminos rurales que discurren por distintos puntos del término municipal perianense y que nos descubren 'el olivo de los tres pies' o 'el olivo caracol', en un paseo apto para todo tipo de público, independientemente de la edad. Además, se puede complementar con una visita a la cooperativa de aceites de Periana, como recuerda su presidente, de modo que el oleoturista se encontrará con lo que busca, "una experiencia única y de calidad, tanto en la visita a la almazara como en la cata divulgativa que se ofrece al finalizar el recorrido, y en la que los visitantes prueban los aceites de las diferentes variedades que tenemos y así pueden distinguir su calidad con unas nociones básicas".
A lo largo de la senda se señalan bellísimos ejemplares de olivos, testigos de siglos de la historia de la comarca de la Axarquía. Además, durante el tiempo que dura su recorrido, los visitantes podrán conocer de primera mano la gestión y proceso de elaboración del aceite de oliva verdial, así como sus propiedades y el valor que tiene en nuestra alimentación y salud. Y todo con un objetivo claro: "el objetivo es que el visitante se lleve una visión clara del proceso de extracción del aceite, la maquinaria que se usa, las distintas fases de extracción, decantación y centrifugación, el volumen que se produce de aceite…".
Unos árboles que todavía guardan misterios y cuyo valor se continúa poniendo de manifiesto. Y es que, como afirma Manuel José, "en la actualidad no sabemos con exactitud los olivos centenarios o singulares que tenemos, estamos en proceso de catalogación y así poder dotarlos de cierta protección. Es un proceso que se tiene que hacer bien, para poder darle al visitante la mayor información posible y conseguir que la experiencia sea única tanto para divulgarla como para satisfacción personal".
Un camino lleno de hitos
La ruta pasa por dos de las aldeas más antiguas del municipio: La Muela y Cortijo Blanco donde se encuentra las parcelas de olivos de la variedad verdial con más de mil años de existencia. Resumido, el itinerario sería el siguiente: Periana, la estación, La Muela, el mirador, La Pedriza, Cortijo Blanco, las fincas de Rafael Molina, el río Seco, El Cantueso, la Estación y la cooperativa de aceites Periana San Isidro.
De igual modo, se puede dividir en varias subrutas. La primera de ellas sería la Ruta Cortijo Blanco al Río Seco. Con una distancia de unos seis kilómetros, esta es una senda sencilla con pendientes más moderadas. Se inicia partiendo de la antigua estación del tren en dirección a la aldea de La Muela para continuar hasta el Cortijo Blanco. En este lugar podemos encontrar un elevado número de olivos milenarios, con sus figuras inverosímiles que se asemejan a auténticas esculturas naturales. Desde este punto, entre olivos, nos dirigimos al paraje de río Seco para volver al punto de partida.
La segunda de estas sendas más cortas es la que enlaza Malpelo con Algarrobal, y que tiene una distancia de cinco kilómetros. Comienza atravesando el casco urbano de Periana, para continuar entre olivos por el camino de Regalón hasta el paraje de Malpelo en donde se introduce en senderos de tierra rodeados de olivos milenarios. Cuando llega junto al río de Guaro empieza a dar la vuelta a través del camino del Algarrobal, en donde se topa con un bosque de olivos verdiales y algarrobos.
Para finalizar, la tercera ruta es la de los Tajos Altos y Mayoralas, de algo más de siente kilómetros. Esta senda parte de la cooperativa de Periana y se encamina hacia el sur del pueblo en donde se desvía para enlazar con el paraje de Los Tajos Altos, con el pantano de La Viñuela a sus pies. Por un camino de tierra rodeado de olivos llega hasta aldea de Las Mayoralas que conduce junto al pantano a un frondoso bosque de olivares que acompaña al visitante hasta el final del recorrido.
Durante el camino otras especies nos saludan a nuestro paso como son los acebuches, marteños o encinas. También plantas aromáticas como el tomillo, la hierba buena, el hinojo o la esparragura que se complementa con la pequeña fauna del entorno representada en varias especies de ave como son el águila perdicera, el búho real, carabo, cernícalos, perdices, jilgueros...
Una ruta, por tanto, en la que no sólo apreciaremos unos olivos milenarios en los que el tiempo ha esculpido formas caprichosas e intrincadas, sino todo un paisaje cargado de historia, belleza y, sobre todo, mucho futuro.