¿Cómo afectan al comprador los nuevos ciclos de homologación de consumos?
Desde el pasado 1 de septiembre, han entrado oficialmente en vigor los nuevos protocolos de homologación de consumos. Una medida que el sector del automóvil llevaba reclamando desde hace años debido a que el método utilizado hasta ahora, el denominado como ciclo New European Driving Cycle -más conocido por sus siglas, NEDC-, había quedado obsoleto después de estar vigente desde 1992.
Algunos fabricantes habían decidido incluso desmarcarse de este tipo de mediciones y adaptarse con la mayor celeridad a los nuevos ciclos de homologación, siendo uno de los grandes ejemplos el Grupo PSA, en el que en un gesto de trasparencia ponía a disposición de todos los consumidores los datos ‘reales’ de consumo de 58 modelos del conglomerado francés de marcas, con un total de hasta 1.000 versiones distintas. Los parámetros utilizados por aquel entonces vinieron marcados por la Federación Europea de Transporte y Medioambiente (T&E) y la France Nature Environnement, todo ellos con el certificado de Bureau Veritas.
Las pruebas utilizas por PSA midieron los consumos y emisiones de cada uno de los vehículos en condiciones más próximas a las reales, recorriendo 23 kilómetros de vías urbanas, 40 km de carreteras secundarias y 30 km de autopista. Todo ello se realizó simulando condiciones habituales de viaje, empleando sistemas como el del aire acondicionado, portando equipaje o pasajeros y circulando por terreno montañoso. Todos esos resultados e información fueron volcados en las distintas páginas webs, poniendo a disposición de compradores y conductores unas cifras de consumo más cercanas a las que obtendría un conductor medio en un trayecto cotidiano.
Una nueva era bajo las homologaciones WLTP y RDE:
El grupo francés no era el único ejemplo de una iniciativa que ha aceptado gran parte de los elementos clave de la industria del automóvil. El objetivo no era únicamente el de esta tarea de transparencia con los consumidores en materia de contaminación y consumos de combustible o autonomía, sino también asegurarse de que cada uno de los nuevos vehículos que se lancen a partir de ahora, cumplen con los límites legales impuestos con el objetivo de reducir la cantidad de emisiones contaminantes que realizan nuestros automóviles. La llegada de nuevos protocolos de homologación denominados como WLTP (Worldwide harmonized Light vehicles Test Procedures) y RDE (Real Driving Emissions), permitirán precisamente eso, ofrecer unos datos más reales y acordes a la conducción que actualmente realizamos la gran mayoría de los usuarios de este tipo de transporte.
La principal diferencia entre estos dos protocolos es el entorno en el que se llevan las pruebas. Mientras que en el caso del WLTP, se sigue despreciando otra serie de factores al realizarlo en un escenario controlado como es el de un laboratorio, el RDE opta también por realizar pruebas en carretera y tomar dichos datos. En cualquier caso, ambos son, respecto al NEDC, pruebas más largas, exigentes -más aceleraciones y frenadas, así como mayor velocidad media y temperaturas de funcionamiento más realistas) y de mayor intensidad, teniendo en cuenta la utilización de tecnologías como el aire acondicionado o la presencia de más ocupantes, que obviamente tienen incidencia sobre dichos consumos.
Hace apenas tres semanas, el pasado 1 de septiembre, entraba en vigor el primer paso de este gran cambio dentro de la industria. Todos los modelos de nueva certificación que se homologuen a partir de ahora tendrán que pasar el visto bueno de los protocolos WLTP y RDE. Dentro de menos de doce meses, esta medida se hará extensible a todos los automóviles matriculados en la Unión Europea, siendo obligatorio haber superado el ciclo WLTP. De cara a septiembre de 2019, se adoptará la última fase del plan diseñado hasta ahora: los modelos matriculados deberán superar también los protocolos de homologación RDE, hasta el momento, la opción más exigente que cuenta con el beneplácito tanto de las instituciones como de gran parte de los fabricantes.
Afrontamos una etapa de transición dentro del sector, con marcas optando por distintos ciclos de homologación que sin duda ofrecerán datos muy distintos, en gran parte de los casos dependiendo de los intereses de cada una de las firmas. Lo normal es que la mayoría de ellas se vayan acomodando a esta situación, no sólo a raíz de que lleguen sus nuevos lanzamientos, sino también poniendo a prueba los anteriores modelos que han sido homologados bajo el ya extinto ciclo NEDC.
La propia UE habla de grandes cambios en las cifras, dependiendo del ciclo de homologación utilizado. En el caso de emisiones de CO2, se estimó que algunos modelos daban valores un 11% más elevados dependiendo de si se utilizaba el protocolo NDEC o el nuevo WLTP, con consumos superiores al 26% de media en la mayoría de los casos. Traducido en números, vehículos con motores turbo de 1.4 litros, pasaban de tener un consumo homologado bajo el ciclo combinado NEDC de 5,1 litros a los 100 kilómetros, para presentar un nuevo consumo WLTP que se situaba entre los 5,0 y los 8,5 litros cada 100 km.
¿Cómo afectará esto al consumidor?
Pues de momento pueden estar tranquilos. La etapa de transición antes mencionada no puede reportar cambios en lo referente a nuestro bolsillo. Sí tendremos datos más fiables acerca de lo que contamina y consume nuestro nuevo coche en realidad, sin embargo, esto no debería incidir en el precio que éste muestra en el concesionario.
Deberá llegar a España una nueva norma acorde a los nuevos protocolos de homologación que destierre la actual centrada en el ciclo NEDC y que puede gravar con un impuesto de matriculación de hasta el 14,75% a aquellos vehículos que superen un valor de emisiones de CO2 (turismos con emisiones superiores o iguales a 200 g/km según NEDC). Esta revisión de la normativa y de la fiscalidad no sólo implicará a nuestro país. El resto de miembros de la Unión Europea también están basados en la actualidad en el ciclo NEDC, por lo que deberán adaptarse a los nuevos tiempos de la industria del automóvil con el fin de mantener un sistema homogéneo y no ‘romper el mercado’.
No realizar cambios en el gravamen de los automóviles dependiendo de sus nuevos valores de emisiones contaminantes WLTP o RDE podría significar el encarecimiento de coches que hasta ahora respetaban las cifras máximas de emisiones de CO2 gracias aun menos realista ciclo NDEC. Esta decisión deberá afectar también a los vehículos no contaminantes y a las nuevas tecnologías, las cuales avanzan cada día y que en muchos casos siguen basando su éxito actual en las ayudas proporcionadas por el gobierno para impulsar su compra.