La historia del cine está repleta de referencias, guiños, secretos y pequeños tesoros ocultos que con el paso del tiempo acaban permeando el imaginario colectivo. El logotipo de una caja de cigarrillos, una lata de tomate con el rostro de un misterioso jefe indio, una chaquetilla que esconde la etiqueta de una famosa marca de moda o, sencillamente, un cóctel especial en un momento cumbre de una gran película, ayudaron a popularizar estilos de vida y actitudes que después pasaron a formar parte del acervo cultural.
La dimensión eminentemente masculina del Séptimo Arte, no obstante, provocó que estas últimas, las bebidas alcohólicas, quedaran habitualmente asociadas a los personajes masculinos. Fotogramas de un sempiterno Humphrey Bogart escuchando las melancólicas teclas de As Time Goes By mientras acaba una botella de whisky; el Old Fashioned en el que Don Draper ahogaba sus penas en Mad Men o el clásico Martini seco con el que James Bond flirteaba con la plana mayor femenina de Hollywood forman ya parte indisociable del universo cinéfilo. Pero ¿qué pasa con ellas?
Más allá de la típica asociación de la bebida con el varón triste, autodestructivo, solitario o seductor, las mujeres también protagonizaron, copa en mano, algunos momentos legendarios de la historia del cine. Si hoy muchos de ellos no están tan presentes es por culpa de los estereotipos masculinos fijados y difundidos por una industria que históricamente ha sido poco igualitaria.
Por eso, no hay que olvidar que el poder transformador del cinematógrafo también auspició que Holly popularizase en Desayuno con diamantes el White Angel, uno de los cócteles más famosos de todos los tiempos; que la risueña Sugar Kane que construyó Marilyn Monroe despertara en el público las ganas de refrescar el gaznate con un Manhattan tras una de las escenas más famosas de Con faldas y a lo loco; que Nueva York se convirtiera en el epicentro del Cosmopolitan a raíz de la obsesión de Carrie Bradshaw con esta bebida en Sexo en Nueva York o que en Mujeres al borde de un ataque de nervios Rossy de Palma desvelara al mundo que el Bloody Mary quita la resaca.
1. El White Angel de Audrey Hepburn
Cuando Holly Golightly se paseaba por el bar de Joe Bell siempre pedía lo mismo: media copa de vodka y media de gin. ¿El resultado? Uno de los cocktails más potentes de esta lista de mujeres que cambiaron el cine con una copa entre manos: el White Angel o Ángel Blanco.
Además, la desenfadada Audrey Hepburn, icono de la de la mujer rebelde y a contracorriente, también sostuvo entre sus manos otra de las bebidas más conocidas de la película: el Mississippi Punch, una sabrosa mezcla de coñac, whisky y ron añejo. Dos apuestas elegantes e inteligentes difundidas por una de las mujeres (y actrices) más independientes de los años sesenta. Aunque quizás la bebida por la que más se la recuerda es también la más sencilla y común de todas: el vaso de café con el que acompañaba su cruasán.
2. El French 75 de Madeleine Lebeau
A pesar de que Humphrey Bogart ahogó sus penas con una botella de whisky mientras le pedía a Sam que le tocase una vez más aquella canción que le recordaba a París, uno de los cocktails más famosos tomados en el Rick’s Café fue el French 75. Concretamente, lo pedía siempre el personaje de Madeleine Lebeau, la amante de Rick. Se trata de una refrescante mezcla de champán con gin, sirope de azúcar y zumo de limón que suele ir rematado con una elegante cereza Maraschino.
3. El vino caliente de Audrey Toutou
Francia siempre ha sido uno de los países más orgullosos de su cultura, y aunque consumir vino caliente es una tradición de origen romano generalmente asociada a la Navidad, no desaprovechó la oportunidad de difundir esta tradición eminentemente europea a través de una de sus películas más internacionales: Amelie. La bebida favorita del peculiar personaje de Audrey Toutou era este tipo de vino que suele servirse mezclado con azúcar y naranjas, que está condimentado con especias y cuyo remate es cocerlo a fuego lento durante horas.
4. El Bloody Mary de Julieta Serrano
El cine español también ha sentado cátedra en lo que a cocktails se refiere, todo cortesía de nuestro director más internacional: Pedro Almodóvar. La bebida no podía no ir a juego con la paleta cromática de una de sus mejores películas, Mujeres al borde de un ataque de nervios. Por eso el personaje de Rossy de Palma, la excéntrica Marisa, acorde a su vestimenta de colores chillones, recomendaba esta bebida como el mejor remedio para la resaca antes de perder el conocimiento durante casi toda la película.
Quien aún no lo haya probado tiene una asignatura pendiente: mezclar zumo de tomate, vodka, limón, salsa Perrins, tabasco, sal y pimienta y decorar el explosivo conjunto con unas ramas de apio. Con o sin resaca, es imposible no recordar a la desmayada Rossy de Palma o a Julieta Serrano apuntando a cámara con su pistola mientras sostiene su vaso de Bloody Mary.
5. El Créme de Menthe de Barbra Streisand
Otro producto originario de Europa y, esta vez sí, nacido en el seno de la cultura francesa: el Green Créme de Menthe Frappé, o lo que es lo mismo, un licor de menta que se sirve con un buen puñado de hielo escarchado. Fue otro de los "brebajes" popularizados por el cine, esta vez gracias al personaje al que encarnó Barbra Streisand en Funny Girl, Fannie Brice, una actriz y humorista de origen judío que se convirtió en una estrella de la música gracias a su participación en el popular musical Follies.
6. El Manhattan de Marilyn Monroe
Todo lo que rodea a la figura de Marilyn Monroe está marcado por un aura de leyenda maldita y misterio. Fue uno de los grandes iconos de mediados del siglo XX y su atormentada vida poco o nada tuvo que ver con los personajes que encarnó en la gran pantalla. Uno de sus papeles más famosos fue el de Sugar Kane en Con faldas y a lo loco, la enamoradiza y risueña integrante de la banda de música en la que se colaban unos travestidos Jack Lemmon y Tony Curtis.
En una de las secuencias de la primera mitad de la película, a bordo de un tren junto al resto de "compañeras" de viaje, Monroe preparaba en una bolsa una de las bebidas favoritas de quienes adoran la coctelería: el Manhattan. Sabores amargos y dulces se dan cita en una bebida que mezcla vermut dulce, whisky y angostura con una rodaja de naranja y que todo el mundo asocia ya a Norma Jeane.
7. El Cosmopolitan de Sarah Jessica Parker
Hubo una serie que convirtió Nueva York en el epicentro internacional del Cosmopolitan: Sexo en Nueva York. Carrie Bradshaw, la archiconocida escritora protagonista a la que da vida Sarah Jessica Parker, adoraba esta elegante y sutil bebida que mezcla jugo de arándano con licor de Cointreau, vodka y jugo de lima. Es difícil disociar el Cosmopolitan de uno de los personajes femeninos más libres, independientes y referenciales de la televisión.
8. El tequila de Melanie Griffith
Las copas de tequila fueron las causantes de que Tess McGill y el magnate Jack Trainer concluyeran una noche de fiesta y engaños refugiados entre las sábanas de un apartamento. Ocurrió, por supuesto, en Armas de mujer, uno de los grandes alegatos feministas del cine de los ochenta. Entre copa y copa de tequila y hasta llegar a una intensa (y divertidísima) borrachera, Melanie Griffith consiguió seducir a Harrison Ford mientras regalaba al público una de las escenas más memorables de este clásico ochentero.
9. El Scotch Mist de Lauren Bacall
Lauren Bacall y, de nuevo, Humphrey Bogart, protagonizaron uno de los tragos más famosos de la historia del cine en El sueño eterno. Howard Hawks les puso entre manos un vaso de whisky escocés con hielo y los sentó en un sillón para protagonizar sus duelos de ingenio, en los que ella generalmente ganaba siempre. La descomunal Lauren Bacall, auténtica estrella de la película, desarmaba al detective Philippe Marlowe de Bogart con un Scotch Mist en una mano y un humeante cigarrillo en la otra.
10. El Chardonnay de Reneé Zellweger
Otra de las bebidas más conocidas de la gran pantalla fue la que eligió Bridget Jones para ahogar sus penas cuando los estereotipos impustos por la sociedad no la permitían sentirse cómoda consigo misma. Al contrario de lo que dice la lógica popular, la fama de la película provocó, según varios análisis de 2008, que la gente dejara de consumir considerablamente esta variedad de vino blanco.
¿El motivo? La gente lo asociaba a la depresión y a la tristeza del personaje de Zellweger. Las ventas de otro tipo de vinos, por el contrario, se dispararon. Es difícil discernir si fue casualidad o efecto rebote, pero lo que está claro es que El diario de Bridget Jones ayudó a largo plazo a dar publicidad al Chardonnay, ya que en 2018 fue considerada la bebida más popular de Estados Unidos.