La primera vez que la ucraniana Natasha Ivzhenko apareció en nuestras pantallas a finales de febrero, el temor en su rostro y sus palabras de desesperanza nos daban una imagen fiel del horror que vivía desde su propia casa por los bombardeos y ataques rusos.
Era profesora de español en Kiev y tenía una vida normal, pero ésta se vio afectada por la guerra hasta verse obligada a abandonar su hogar y su país, llevando ella misma a sus hijos y a su suegra en coche para proteger sus vidas.
Así comenzó la historia del viaje que esta mujer ha ido compartiendo por las redes sociales y a través de diferentes programas de televisión, y que cientos de personas han estado siguiendo hasta que este domingo, por fin, llegó a su destino en España.
En el trayecto, ha tenido que atravesar corredores humanitarios, en condiciones delicadas y peligrosas, barricadas o controles en los que les pedían documentación, siempre con el miedo a las espaldas de alcanzar una zona atacada. Ha asegurado que elegía carreteras entre pueblos y zonas no muy conocidas y que pudieran ser descartadas como objetivo de las tropas rusas, para proteger a su familia y a sí misma lo máximo posible.
Su primera parada fue Polonia, donde unos periodistas de Telemundo les ayudaron a encontrar un hotel. Desde ahí, recorrió varios países más de Europa, pues su destino era España, en concreto Zaragoza. Allí les esperarían unos amigos que afortunadamente han encontrado un lugar en el que podrán quedarse los cuatro y empezar una vida mejor.
Lo que destaca de este relato, similar al de miles de mujeres que están en su situación, es que Natasha ha podido compartir cada tramo del viaje, gracias a su perfecto español y sus medios. De este modo, ha aparecido en programas como Espejo Público, La Hora de La 1, El Programa de Ana Rosa o Al rojo vivo, actualizando cómo se encontraban y en qué lugar, aunque procurando dar pocos detalles por el temor a la persecución de los rusos.
Más de 3.600 kilómetros en coche, desde donde también ha hablado en vídeos compartidos por su Instagram, de los problemas que se les iban presentando, del cansancio o de cómo estaban llevando esta vivencia sus hijos de 12 y 7 años.
"Lo que leo yo lo guardo, ellos creen que están de vacaciones en España. Yo no quiero traumatizarles", cuenta en una entrevista de Espejo Público. Aunque los pequeños tienen conocimiento de la invasión de Ucrania por parte de Rusia, Natasha prefiere no hablar de la guerra e intenta que mantengan la sonrisa.
También ha hablado sobre el resto de su familia, como su suegra, que perdió su casa en un bombardeo y ahora está a salvo con ellos en nuestro país, lejos del conflicto y protegida, como afirmaba Ivzhenko. La cara más amarga se ha dado al hablar de su marido, hermano y padres, con los que tiene una comunicación muy limitada. Intentan protegerse y ocultarse, pero en una de las últimas conversaciones que Natasha tuvo con su padre, este cortó de inmediato después de contarle que les estaban bombardeando.
Con su llegada a Zaragoza, más tarde de lo previsto debido a una avería en su coche que les retuvo en Francia, cuenta a Susana Griso que está dispuesta a ganarse la vida de lo que sea, pues tiene tres personas a su cargo y también le gustaría mandar dinero a su país. Por lo pronto, según se ha informado desde el mencionado programa, ya tiene varias ofertas de trabajo entre las que elegir para poder sobrellevar su situación de la mejor forma posible.