Mujer aplicándose colorete.

Mujer aplicándose colorete.

Belleza

El sencillo truco de las japonesas para rejuvenecer el rostro con colorete que triunfa en España

Una técnica creada por la maquilladora Igari Shinobu, quien buscaba una forma de resaltar la frescura y dulzura del rostro con un aire de timidez.

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Japón es conocido como uno de los países con los estereotipos de belleza más altos dentro de su sociedad. Cuando se trata de la apariencia, los estándares en el país son tan elevados que hombres y mujeres están constantemente buscando la receta milagrosa para un rostro perfecto, sin arrugas, libre de impurezas y con el brillo natural que tanto les caracteriza.

Al igual que otras culturas orientales como la coreana, la belleza japonesa se enfoca primero que nada en la salud de la piel. Uno de los principales objetivos de las mujeres japonesas es lucir una piel firme, radiante y libre de imperfecciones e impurezas. Por ello, no solo dedican una gran cantidad de su tiempo a la rutina de cuidado facial, sino que el maquillaje es un punto clave.

El Ministerio de Relaciones Exteriores de Japón reconoce la enorme importancia de los cosméticos en la cultura de su país. Con ellos, logran la apariencia tan deseada: un rostro blanco, ojos grandes, nariz pequeña… enfatizando la importancia en productos como la base o, incluso, el colorete, con el que logran su técnica por excelencia: el Igari.

En qué consiste el maquillaje Igari 

El maquillaje Igari es una técnica japonesa que ha ganado popularidad por su apariencia juvenil. Se originó en Japón y fue creado por la maquilladora Igari Shinobu, quien buscaba una forma de resaltar la frescura y dulzura del rostro con un aire de timidez, "como si la persona acabara de beber un poco de alcohol", de ahí que también se le conozca como "hangover makeup" o "maquillaje de resaca" en español.

Este estilo se caracteriza principalmente por un colorete aplicado de manera estratégica en las mejillas, que se extiende más alto de lo habitual y se funde con la parte baja de los ojos, creando un efecto de enrojecimiento natural.

A diferencia de otros estilos de maquillaje donde el colorete se coloca en las manzanas de las mejillas o en los pómulos, el maquillaje Igari deposita el color casi debajo del contorno ocular, logrando una apariencia de juventud y suavidad que armoniza con el resto del rostro. Generalmente, se usan tonos rosas, melocotón o rojizos difuminados para conseguir el efecto.

Su aplicación estratégica debajo de los ojos y en la parte alta de las mejillas crea un efecto de frescura, dulzura y vitalidad, simulando un sonrojo natural como el que aparece después de hacer ejercicio o al pasar tiempo al aire libre. Además, puede suavizar los rasgos y atenuar la apariencia de fatiga o palidez.

Al colocarse más arriba de lo usual, el colorete levanta visualmente el rostro, logrando un sutil efecto de lifting sin necesidad de contornos pesados. A diferencia de la aplicación tradicional en los pómulos, que puede enfatizar la estructura ósea y endurecer la expresión, el colorete Igari da una apariencia más redonda y tersa, asociada con la juventud.

El colorete también ayuda a disimular signos de envejecimiento, como la falta de luminosidad o la pérdida de volumen en las mejillas. Suaviza líneas de expresión al crear una transición de color difuminada que desvía la atención de arrugas o sombras en la piel. Además, su aplicación difusa alrededor del área de los ojos puede minimizar la apariencia de ojeras y aportar un efecto de descanso.

Otro beneficio clave es su capacidad para aportar un brillo saludable sin necesidad de iluminadores intensos. Al elegir tonos rosas, melocotón o rojizos con acabados satinados, se logra un efecto de piel jugosa y llena de vida. Incluso los tonos mate bien difuminados pueden dar ese efecto de "piel despierta", evitando que el rostro luzca apagado o sin dimensión.

Cómo aplicar el colorete basándonos en la técnica Igari

La técnica Igari se adapta a diferentes tipos de piel y edades, ya que su técnica se basa en el difuminado suave y la integración con la base de maquillaje para que luzca lo más natural posible. Su versatilidad permite ajustar la intensidad para conseguir desde un look sutil hasta un efecto más marcado.

Para aplicarlo, simplemente tenemos que hacer nuestra piel como habitualmente y, una vez lleguemos al colorete, aplicarlo justo en la zona de las manzanas y debajo de los ojos. Sin expandirlo hacia el pómulo. Para enfatizar el efecto, también podemos aplicarnos color en la nariz.

En cuanto al resto del rostro, las japonesas también siguen una serie de pasos. El acabado de la piel suele ser jugoso, logrando un efecto de hidratación y frescura, lo que puede conseguirse mediante bases ligeras, BB creams o incluso el uso de aceites faciales que aporten un brillo sutil y natural.

Para mantener la esencia de inocencia característica de este estilo, se evitan contornos marcados y técnicas de esculpido, priorizando un look más suave y desenfadado.

En cuanto a los ojos, el maquillaje suele ser minimalista. Las sombras utilizadas son en tonos neutros o suaves, con ligeros destellos o acabados satinados que aportan luz a la mirada. En muchos casos, se utiliza un delineado muy fino y sutil, que puede ser con lápiz o delineador líquido, buscando alargar sutilmente la forma del ojo sin perder la naturalidad. 

Los labios en el maquillaje Igari suelen llevar un efecto de degradado, con los bordes más difuminados y el centro con un toque de color más intenso, evocando la apariencia de labios mordidos o ligeramente sonrojados. Para esto, se utilizan tintes labiales o bálsamos con color, que aportan un acabado ligero y natural.