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Ni café ni cáscara de huevo: el truco de los viveros en España para que tus plantas crezcan y no salgan amarillas

4 octubre, 2024 13:54

Cuando hablamos del cuidado de las plantas, hay elementos que no pueden faltar, como el abono. Ese fertilizante que contiene nutrientes para mantener la calidad del suelo, estimular el crecimiento vegetativo de las plantas, incrementar la calidad del suelo y brindar aquello que necesiten a los cultivos y las plantaciones.

A pesar de la excelente función del abono, es cierto que hay ocasiones en las que parece que no es suficiente. Las plantas se ven desgastadas, sin vida, están empezando a ponerse amarillas y la única solución que se nos pasa por la cabeza es cambiarlas de lugar o regarlas más a menudo.

Según los expertos de jardinería online, los cuidados de las plantas van más allá del riego y la luz y, tal y como indican, en ocasiones la fórmula mágica es algo que tenemos en nuestros armarios de la cocina. En este caso, un abono líquido con medio litro de agua, dos cucharadas de azúcar, dos cucharadas de levadura y un pequeño toque de vino blanco.

El abono casero recomendado por los jardineros

Regar las plantas es fundamental para su vida. Para muchas de interior y jardín, el tiempo que pueden pasar sin agua depende en gran medida de factores como la especie de planta, el tamaño de la planta, la temperatura ambiente y la humedad relativa.

A pesar del tiempo que puedan aguantar, sin un suministro adecuado de agua, las plantas no realizan la fotosíntesis de manera eficiente, lo que afecta a su crecimiento y a su aspecto; sin embargo, según los expertos, el agua no siempre es suficiente para garantizar un aspecto y crecimiento óptimo.

El abono líquido realizado con medio litro de agua, azúcar, levadura y un pequeño toque de vino blanco es el secreto de los viveristas para proporcionar nutrientes esenciales a las plantas de forma natural.

Este abono casero combina ingredientes que promueven el crecimiento saludable de las plantas, mejoran la calidad del suelo y fomentan un entorno biológicamente activo, sin necesidad de recurrir a productos químicos artificiales.

Uno de los componentes clave de esta mezcla es la levadura, un hongo unicelular que se utiliza comúnmente en la fermentación y en la panadería, pero en el contexto del abono, cuenta con un potencial excelente, debido a sus efectos positivos sobre el crecimiento y la salud de las plantas. 

Uno de los principales beneficios de la levadura en las plantas es su capacidad para enriquecer el suelo con nutrientes esenciales. Estos fermentos contienen altos niveles de vitaminas del complejo B, proteínas, minerales como el hierro y el zinc, y otros compuestos orgánicos que, al descomponerse, se liberan en el suelo y se convierten en nutrientes disponibles para las plantas.

Estos nutrientes fortalecen el sistema radicular, permitiendo que las raíces absorban mejor el agua y los minerales necesarios para su crecimiento. En su proceso de descomposición, la levadura también libera dióxido de carbono (CO₂), lo que puede fomentar la fotosíntesis, ya que las plantas utilizan este gas para producir energía.

Otro beneficio clave de la levadura es su capacidad para estimular el crecimiento de microorganismos beneficiosos en el suelo. Cuando se introduce levadura en la tierra, esta puede servir como fuente de alimento para bacterias y hongos que son cruciales para el equilibrio microbiológico del suelo.

El azúcar, por su parte, sirve como fuente de energía tanto para las plantas como para los microorganismos beneficiosos que habitan el suelo. Aunque las plantas normalmente obtienen su energía a través de la fotosíntesis, el azúcar añadido en el abono proporciona un impulso adicional, especialmente en épocas en que las plantas están estresadas, ya sea por falta de luz, trasplante o condiciones adversas.

Al alimentar a los microorganismos del suelo con azúcar, se potencia su actividad, lo que acelera la descomposición de la materia orgánica y la liberación de nutrientes esenciales como el nitrógeno, fósforo y potasio.

El toque de vino blanco tiene un doble efecto. En primer lugar, contiene una pequeña cantidad de alcohol y antioxidantes que pueden actuar como un estimulante leve para las plantas.

Aunque el alcohol en grandes cantidades puede ser dañino, en dosis moderadas como la que usan los viveristas, puede mejorar la absorción de ciertos nutrientes y ayudar a la desinfección del suelo.

Además, los antioxidantes presentes en el vino blanco pueden contribuir a la protección de las raíces contra el estrés oxidativo, especialmente en plantas que están expuestas a condiciones climáticas adversas o contaminantes.

Cómo aplicar el abono líquido

Además de las ventajas que tiene esta solución para nuestras plantas, también es una opción excelente para nuestros bolsillos, ya que se realiza con ingredientes que seguramente tengamos en casa. 

Lo primero que tenemos que hacer es calentar medio litro de agua, al cual le tenemos que añadir dos cucharadas de azúcar morena y dos cucharadas de levadura en polvo. Por último, añadimos un toque de vino blanco, que potenciará los efectos de los ingredientes anteriores.

Es fundamental mezclar bien todos los ingredientes para que se integren adecuadamente y el abono sea más efectivo. Una vez preparada la mezcla, tenemos que dejarlo reposar durante toda la noche en un lugar fresco y oscuro, asegurándonos de que el recipiente esté bien sellado.

Para notar diferencias, los viveristas recomiendan regar con la solución cada diez días. El agua, que forma la base del abono líquido, actúa como un vehículo que transporta los azúcares, la levadura y el vino blanco directamente a las raíces de las plantas, permitiendo una distribución uniforme de los nutrientes en el suelo.