Francisca Guarch, la mujer que se travistió para combatir en las guerras carlistas
Con tan solo 17 años se vistió de hombre y partió al frente para luchar por la causa carlista.
24 septiembre, 2020 00:49El siglo XIX español estuvo inmiscuido en una serie de guerras que tenían como fin último hacerse con la corona española. Por un lado, los cristinos -o isabelinos- pretendían defender un gobierno constitucional y liberal. Por otro lado, los carlistas apoyaban a la monarquía tradicional, los derechos de la Iglesia y los fueros.
En este ambiente de constantes alzamientos militares nació Francisca Guarch Folch en el municipio de Castellfort en 1857. Francisca era hija de un veterano carlista que había combatido en anteriores contiendas. Corría el año 1873 y los carlistas querían apartar del trono a Amadeo I de Saboya para nombrar rey de España a su propio pretendiente: Carlos VII de Borbón.
Tal y como escribe el historiador Eduardo González Calleja en su última publicación, Política y violencia en la España contemporánea (Akal), "hasta la expansión de la guerra hacia el norte en la primavera de 1873, el carlismo catalán llevó el peso de la iniciativa insurreccional". Francisca, que vivía relativamente cerca de Cataluña, no dudó en participar en el levantamiento. Con tan solo 17 años, se escapó de casa para defender sus ideales.
No obstante, en aquella época su condición de mujer no le permitía luchar. De esta forma, se rapó la cabeza y se cambió de nombre. Sus compañeros de filas la conocerían como Francisco aunque pronto se hizo con un seudónimo: El valencianet. Su primera batalla no fue tan gloriosa como esperaba, puesto que los carlistas terminaron retirándose. Francisca, mientras huía, fue alcanzada por las tropas enemigas y tuvo que refugiarse detrás de unos matorrales. Desde su escondite logró alcanzar a uno de los hombres que le buscaba e hirió a su compañero. Tras captar a los dos enemigos y hacerse con su caballo, regresó al campamento, donde fue recibida como un héroe.
Quizá lo más curioso de todo fue cómo una muchacha llamada Carme se enamoró de ella. Atraída por Francisco, quien realmente se había travestido para combatir en las guerras carlistas, terminaron enviándose cartas de amor. A la vez que cortejaba a la joven Carme, Francisca combatía valientemente por los valores tradicionales y llegó a ser condecorada con la Cruz del Mérito Militar de Plata de Primera Clase.
Vida en Francia
Su actividad en el frente, sin embargo, fue efímera. Desde que la joven se marchó de casa, su envejecido padre la buscó por todas partes. Él era consciente de la inferioridad de los carlistas, puesto que había luchado en la primera de ellas.
Tras visitar diversos campamentos y convencer a las tropas de que una mujer se encontraba entre sus filas, finalmente, Francisca fue descubierta. Al fin su padre respiraba tranquilo. Al no poder seguir luchando, la joven rebelde se marchó a Perpiñán, Francia.
En 1876, los últimos vascos carlistas que resistían al norte fueron derrotados. Francisca jamás abandonó sus ideales políticos y falleció en 1907 a los 46 años.