Itziar Lazkano, nominada a los Goya: “Los niños trans tienen muy claro lo que son, el tránsito lo tiene que hacer la sociedad”
Magas habla con la actriz sobre su papel en la película '20.000 especies de abejas', que trata sobre una niña trans en su entorno familiar y social.
5 febrero, 2024 02:49Desprende ilusión en cada frase y en cada silencio, habla apasionadamente de la profesión que practica y defiende sobre escenarios y en platós desde hace más de cuatro décadas. Se emociona al recordar el rodaje de la película, 20.000 especies de abejas (Estíbaliz Urresola, 2023), por la que ha recibido su primera nominación a los premios Goya, en la categoría de Mejor Actriz de Reparto, en su 38.ª edición.
Y se muestra orgullosísima de la trayectoria que ha recorrido la cinta desde su estreno, tanto en Festivales como en cines y en galas de premios cinematográficos del mundo entero. Itziar Lazkano (Portugalete, Vizcaya, 1957) es actriz, docente y directora de teatro. Actualmente vive en Bilbao, cerquita de la ría, fundamentalmente dedicada al teatro, pero abierta a propuestas grandes y pequeñas siempre que sean dignas. Está en un momento pleno de su carrera y vive el presente sin nervios, disfrutando al máximo.
La cinta en la que Lazkano interpreta a Lita, la abuela de la niña protagonista, 20.000 especies de abejas, cuenta la historia de una niña transexual y de su entorno familiar durante un verano esencial que cambiará su vida y las vidas de las mujeres, de diferentes generaciones, de su familia.
Llega a los Goya como favorita, con 15 nominaciones, atesorando premios internacionales y nacionales. Su protagonista, Sofía Otero, con solamente ocho años, gana en Berlín el Oso de Plata a la Mejor Interpretación Principal. La cinta, premiada como Mejor largometraje de ficción en la 29.ª edición de los premios Forqué, es una de las grandes ganadoras de los Premios Feroz 2024, anteriormente Biznaga de Oro en el Festival de Málaga 2023, y obtiene nueve galardones en los XVI Premios Gaudí, entre otros muchos reconocimientos.
¿Cómo recuerda el momento en el que se hace pública su nominación al Goya?
Fue de la manera más inesperada, viendo en la televisión las nominaciones en directo; estaba con mucha expectación, haciendo la lista de los nominados y nominadas a las que tenía que felicitar y, de repente, nombraron a las actrices de reparto, suena el nombre de Ane Gabarain, después oigo mi nombre y me quedé en shock. ¡Un regalo de la vida y de la profesión! Recibí tantas muestras de cariño en ese momento que me hizo muy feliz. Ya me siento más que premiada.
¿Un regalo inesperado?
Sí, muy inesperado, porque yo he trabajado antes en el cine, pero mi escenario habitual y en el que estoy más curtida es el teatro, así que solamente el hecho de haber caído en esta película con Estíbaliz Urresola, una directora con una sensibilidad increíble, ya ha sido un regalo.
¿Cómo llega a formar parte del reparto de 20.000 especies de abejas?
Me llega la propuesta a través de mi representante; después de hacer un self tape me citaron para un casting presencial con Estíbaliz y posteriormente hice otra prueba con la actriz Patricia López Arnáiz. Fueron pruebas largas en el buen sentido, tuve oportunidad de entender lo que me pedían, de mostrar mis habilidades y de desarrollar el trabajo. Ese tiempo para poder trabajar y repetir, a mí me pareció un lujo, un casting buenísimo.
¿Qué recuerdos, emociones o sensaciones, atesora del rodaje?
El trabajo previo y en rodaje, al inicio, me resultó un poco diferente, yo antes había abordado los trabajos a través de un texto, pero aquí trabajábamos mucho a través de la improvisación, íbamos haciendo “familia”, creando vínculos muy fuertes, con lo cual, cuando llegabas al rodaje, la frescura aparecía y se lograba un nivel de verdad grande.
Para mí, trabajar así fue todo un descubrimiento, porque además había que improvisar con los niños actores de la película, y había sorpresas maravillosas. Ha sido un rodaje en el que he aprendido mucho.
¿Cómo fue su descubrimiento y relación con la niña protagonista de la cinta?
Sofía Otero es una niña lista, inteligente, extrovertida, cariñosa, lleva el veneno de la interpretación en las venas, - ¡es muy buena! – Tiene una capacidad de improvisación increíble, se desenvolvía con una naturalidad extraordinaria, tiene esa capacidad de juego que los actores perdemos un poco con la experiencia. A mí me asombraba.
Respecto a la problemática que aborda y muestra la película, la diversidad y el apoyo o rechazo de la familia hacia las personas transgénero, ¿cuál es su relación con el tema y cómo percibe el momento en el que está la sociedad española?
Me he hecho preguntas a mí misma sobre cómo miro yo este universo diferente, cómo acepto, si doy espacio a la diversidad. Para mí ha sido un trabajo emocionante en el que he aprendido mucho. Porque, aunque yo tenía ya tolerancia absoluta y aceptación, esta película me ha servido y nos sirve a todos y todas para crear una herramienta de comprensión, para provocar empatía y conocimiento de los procesos, tan dolorosos, de estas personas, cuando no encuentran el reconocimiento en la mirada del otro.
Me parece que, tanto los niños como las niñas trans, tienen muy claro lo que son, realmente el tránsito lo tiene que hacer la sociedad, para que su sufrimiento se atenúe un poco. Ellos y ellas son así y ya está, pero a veces los juzgamos y nos creamos ideas falsas y verdades sacadas de contexto. Creo que es un tema complejo, es un camino es muy difícil que nadie toma por capricho.
Me parece que la película, en ese sentido, tiene mucha sensibilidad, entra dentro de una familia y muestra que también dentro de la familia hay diversidad, cada uno ama de una forma distinta y tiene sus creencias, y no por eso somos mejores ni peores.
¿Cómo ha sido el acercamiento y la comprensión hacia Lita, la abuela de la niña trans, a quien usted interpreta en la cinta? ¿Ha tenido que retrotraerse o recurrir a mujeres de generaciones anteriores a la suya?
Me han servido mucho para inspirarme y encontrar el camino del personaje mujeres como mi madre y mis tías, que me han dado referentes sobre el miedo al que dirán, la vergüenza, el tener que esconderlo todo, el ser conservadora, religiosa, o tener creencias que, a veces, les han venido impuestas; mujeres que encontraban su confort en el día a día y el hecho de sacarlas de ahí producía una hecatombe en sus vidas.
Creo que Lita, que quiere a su nieto con locura, si se hiciera una segunda parte de esta película, acabaría aceptando a su nieta, aunque para ella sea una situación muy fuerte. Porque, además, está en un pueblo, es una mujer que ha sufrido mucho con su marido, y tuvo que tapar y aguantar mucho.
Dando un gran salto hacia sus inicios, usted comienza su carrera en el año 1979 de la mano del actor, autor y director Ramón Barea, formando parte de Teatro Karraka…
Sí, fundamos el colectivo Karraka junto a otras personas, pero el promotor fue Ramón. Hemos seguido un montón de años trabajando juntos y, a día de hoy, seguimos colaborando, aunque también hemos ido por caminos diferentes. Ramón, para mí, es como volver a casa, y tener cerca el centro de creación Pabellón nº6, donde se genera tanto teatro y que es un importante punto de encuentro de jóvenes y mayores, es fundamental.
Tiene a sus espaldas 43 años de carrera como actriz. ¿Cómo ha conseguido, antes y ahora, mantenerse y seguir adelante en la profesión?
A base de constancia, trabajando con rigor, amando todo lo que me ha ido llegando, desde lo más pequeño a lo más grande. Y he trabajado mucho en la docencia, cosa que he podido compaginar y me ha dado vida ayudándome a no despegarme nunca de la profesión.
Sigo aprendiendo mucho de y con los jóvenes. Acabo de terminar la dirección de un espectáculo con Gazte Kompainia o Joven Compañía de Pabellón nº 6 de Bilbao, con un texto de Alfredo Sanzol, Días estupendos, que hemos estrenado en euskera con versión de Patxo Tellería, estoy muy contenta del resultado. Y sobre todo manteniendo la ilusión, no esperando nada y recibiéndolo todo con mucho cariño siempre que se tratara de un trabajo digno.
Volviendo a 20.000 especies de abejas, ¿cómo ha vivido este largo viaje, desde que la película se estrena en 2023 en Berlinale, hasta ahora, con su nominación al Goya? ¿Se imaginaba el impacto social o la avalancha de premios y reconocimientos que el largo ha recibido y que previsoramente seguirá ganado?
No, para nada, esto ha ido llegando poco a poco, nos ha ido sorprendiendo y lo hemos ido disfrutando. Yo estuve en el estreno en Berlín por los pelos porque estaba trabajando en el teatro Arriaga, y fue increíble, diez minutos de aplausos, emocionantísimo, luego han ido viniendo más de 24 premios y reconocimientos internacionales, ha sido muy bonito.
Es importante decir que Estíbaliz Urresola llevaba trabajando en el proyecto más de cinco años, inmersa en familias con niños y niñas trans y colaborando en una asociación que ayuda a estas familias. Y una de las cosas más emotivas por las que surge esta película, fue el suicidio de un niño trans aquí, en Euskadi.
Todo lo que ha ido llegando es apabullante, en Hong Kong International Film Festival nos dieron el Premio Mejor Reparto Femenino Conjunto, o ahora estas 15 nominaciones a los Premios Goya. ¡Algún cabezón caerá! Las nominaciones a los Goya se suman a todo lo que ya tiene esta película, hay que darles importancia, desde luego que sí, pero lo realmente relevante es la trayectoria recorrida por la película.
Y, usted personalmente, ¿cómo vive y siente su nominación?
Me siento muy agradecida, estoy muy contenta, feliz, y no estoy nerviosa por ahora, cuando llegue el día ya veremos. Mi hijo, que es gran cinéfilo desde los ochos años, está más nervioso que yo. Quiero disfrutar del momento y del evento, porque no he estado nunca en la gala de los Goya.
Es reseñable el hecho de que, últimamente, estén destacándose trabajos de actrices que pasan de los 50, de 60 y 70 años o incluso más. ¿Cree que dar sitio y visibilidad a mujeres maduras va de la mano de la nueva ornada de realizadoras y guionistas que están aportando una mirada contemporánea y diversa al cine español?
Sí, por supuesto, creo que es muy importante que se genere trabajo para actrices y actores mayores y es cierto que, desde que han entrado más mujeres en la dirección, se cuentan otro tipo de historias.
Es importante que se visualice a personas mayores de 65 años, porque tenemos muchísimas cosas que contar, historias maravillosas y emocionantes, aunque sólo sea por la experiencia de vida que tenemos. Como decía Petra Martínez, “todos y todas tenemos la misma edad, pero en diferente momento”.
Lo importante es que se sigan escribiendo historias que nos incluyan, y que sean historias valientes.