Alicia Borrachero, en la serie El caso Asunta: “Vivimos en una sociedad que está muy loca, muy encendida”
Magas conversa con la actriz de la exitosa miniserie de Netflix, El caso Asunta, sobre la vorágine mediática, la polarización de opiniones y emociones que generó el caso.
26 mayo, 2024 02:38Alicia Borrachero (Madrid, 1968) interpreta en la ficción a Belén Hospido, la que fue abogada defensora de Alfonso Basterra, padre de la niña de 12 años, Asunta Basterra Porto, adoptada en China en 2001 y hallada muerta el día 22 de septiembre de 2013 en la localidad gallega de Teo, municipio de la provincia de A Coruña.
La exitosa serie El caso Asunta se ha posicionado como una de las más vistas en España desde su estreno en Netflix el 26 de abril. Coproducida por Bambú Producciones, ha sido creada por Ramón Campos, junto a Gema R. Neira, Jon de la Cuesta y David Orea. Está dirigida por Carlos Sedes y Jacobo Martínez.
Consta de seis capítulos protagonizados por Candela Peña como Rosario Porto, la madre de la niña, y Tristán Ulloa en el papel del padre, acompañados de un elenco de actores excepcionales en los papeles protagónicos: Javier Gutiérrez, María León, Alicia Borrachero, Carlos Blanco, Francesc Orella, Raúl Arévalo y Celso Bugallo, entre otros grandes.
Alicia Borrachero defiende apasionadamente la serie, especialmente porque no ofrece una versión definitiva de los hechos, sino que explora distintas hipótesis: “Estoy absolutamente honrada de haber formado parte de este proyecto que llegó a mí de la mano de Ramón Campos, que no solo ha hecho una serie sobre lo que ocurrió, suceso macabro y dolorosísimo, sino que nos hace reflexionar sobre nosotros mismos, como sociedad”.
La actriz entra con alma y carne, con sensibilidad emocional e inteligencia afilada, en el complejo papel de la abogada gallega, y defiende su papel con pasión y gran solidez, dotándolo de humanidad y cercanía, con una verosimilitud impecable y detallista.
El suceso, que en el año 2013 derivó en la investigación judicial denominada Operación Nenúfar en torno a la muerte de la pequeña, conmocionó y removió a la sociedad de Santiago y al resto de España. También polarizó opiniones, generó una impresionante tormenta mediática y, aunque en noviembre de 2016 el Tribunal Superior de Justicia de Galicia confirma la pena de 18 años de cárcel para Porto y Basterra, hoy permanece abierta la herida, ¿quizá por qué hay todavía incógnitas sin resolver?
¿Cuál es la pregunta inicial que te asalta, tus impresiones y emociones, al recibir el proyecto y los guiones de la miniserie El caso Asunta?
La primera cosa que me pasó cuando me lo ofrecieron fue que pensé: pero… ¿para qué? Luego, al leer los guiones, vi que no es una serie en la que simplemente se hace un retrato de los hechos ocurridos, terribles, sino que va mucho más allá, habla de lo que se generó alrededor del caso, tanto en la sociedad como en los medios, y en la propia justicia.
Eso es lo que interesó. Desde luego, el caso, al ser tan potente, es muy difícil de ver, de oír y de querer revisitar, pero la serie da un paso más y nos cuenta cosas de nosotros, como sociedad.
Tu personaje en la serie, Elena Garrido, está basado en un personaje real, Belén Hospido, que fue la abogada defensora de Alfonso Basterra, ¿desde dónde tratas de acercarte a esa mujer real?
Sí, casi todos los personajes de la serie están basados en personas reales; yo hice un trabajo lo más cercano posible a lo que ella fue. Todo el mundo reconoce, incluso físicamente, al padre y a la madre de Asunta, pero los abogados estuvieron ahí todo el tiempo. A raíz de la serie se han hecho muchas comparativas, ahora se puede ver la foto de la abogada real y de la mía en la ficción, por ejemplo.
El hecho de interpretar un personaje de ficción basado en alguien real, ¿te sitúa, como actriz, en una tesitura diferente? ¿Es distinto el modo de abordarlo o prepararlo y el proceso de búsqueda en ti, del personaje?
Sí y no. Hay una parte que está “a mano”, por decirlo de alguna forma, aunque, en concreto Hospido, en la vida real es una persona muy discreta, dedicada exclusivamente a la justicia, que no quiso nunca formar parte del circo mediático, en ninguna de sus formas posibles.
La productora Bambú hizo anteriormente, en 2017, un documental, Lo que la verdad esconde: El caso Asunta (Operación Nenúfar), y ella no quiso nunca hablar. Es alguien con fuertes principios, y a mí me gusta mucho contar la historia de alguien así, la verdad.
Hay material grabado al que tuve acceso, pero yo no quería hacer una “cáscara” de esa persona, o ponerme una peluca e imitar a esta señora, yo quería tratar de comprender qué es lo que hubo ahí, qué la mueve a ella y qué parte tuvo ella en todo esto.
He hecho mi trabajo con el mayor de los respetos hacia Belén Hospido porque me parece admirable la actitud que ella decidió tomar, envuelta en toda esa vorágine que fue este caso.
Con lo cual, hay una parte en la que he podido inspirarme bastante, pero luego, obviamente, uno le pone su corazón, su cerebro y su cuerpo, porque se trata de una creación.
Es muy interesante ver las dudas que tiene tu personaje respecto al caso, y que, lógicamente, no puede mostrar públicamente. ¿Son, en cierta medida, las dudas que tenemos todos?
Efectivamente el personaje está dudando todo el tiempo, como lo está, tal y como tú has dicho, el espectador. Los dos abogados eran muy conscientes de la complejidad, las lagunas, las cosas que no cuadraban, y también de toda la manipulación y la dificultad de poder defender a dos personas que fueron juzgadas antes del juicio, por la gente, la sociedad.
Yo, simplemente he tratado de darle la mayor humanidad y sentido al personaje de Elena Garrido, con sus dudas, pero también mostrando su lucha por poder hacer un juicio justo, por tener ese derecho.
"Es indudable que ahora mismo vivimos en una sociedad que está muy encendida, polarizada, muy disparada, a eso me refiero con loca, y eso se muestra en la serie. "
¿Qué repercusión está teniendo la serie? ¿Qué plantea esta revisitación del Caso Asunta, o qué reflexiones trata de provocarnos?
Lo cierto es que estos casos generan una cosa muy loca, la locura de hacerlos tan mediáticos, el sacar rédito de una cosa tan espantosa…
La serie está teniendo muchísima repercusión, pero no solo por el caso en sí o el morbo, sino porque hay un abordaje de la historia desde algo que va más allá del caso.
Es indudable que ahora mismo vivimos en una sociedad que está muy encendida, polarizada, muy disparada, a eso me refiero con loca, y eso se muestra en la serie.
¿Cómo vives el rodaje y qué ves o sientes a tu alrededor, sobre lo que aún genera o mueve el caso Asunta, especialmente allí dónde ocurrió?
Yo misma pude presenciar, rodando la serie, que todavía está abierta la herida enorme que ha dejado este caso, y eso es normal, sí, pero además comprobé la posición tan firme de unos y otros, la gente que tiene clarísimo lo que fue aquello y cómo fue, porque conocían a la madre o por esto o por lo otro….
Me conmovió el impacto que este caso ha tenido en Santiago, un impacto real, y el dolor verdadero de la gente me conmovió… lo digo como algo bueno.
Pero, al mismo tiempo me sorprendió mucho ver que, precisamente por tanto dolor, quizá por ese desconcierto o incomprensión, los ánimos están todavía muy encendidos, ¿cómo ver todo esto objetivamente? Es muy difícil
¿Cómo preparas el último capítulo del juicio, en el que tu intervención es protagónica, brillante, dura emocionalmente y complicada en términos jurídicos?
Para mí fue un placer el trabajo, porque tuve tiempo para prepararme y porque tuve mucha ayuda; desde la producción se nos facilitó todo tipo de material grabado y escrito, y teníamos una coach increíble para el acento gallego, de meses de trabajo diario y al detalle.
En las grabaciones todo el mundo estaba muy concentrado y entregado, cosa que no siempre es así, pero aquí eso se generó. Creo que esta manera de trabajar tiene que ver, y se refleja, en el impacto que está teniendo ahora la serie, porque hay profundidad.
La serie no queda solo como un producto bien hecho, hay algo que pasa, que ocurre, que llega, y tiene mucho que ver con que todos nos preparamos durante tiempo largo, por separados y justos, y cuando llegamos al rodaje, la primera hasta la última persona del equipo, tenía esa concentración, respeto, silencio.
Si yo no hubiera tenido a mi alrededor ese entorno tan favorable, no sé si mi preparación habría dado los frutos que creo que ha dado.
Hay algo sutil e incómodo que transmite la serie: aunque la justicia haya emitido su veredicto sigue siendo un caso sin resolver, lo sobrevuela un secreto, cierto misterio, algo nunca dicho o revelado que seguimos sin conocer… y que muestra la complejidad del ser humano.
Efectivamente, no se sabe, tampoco se sabe cómo era realmente la relación entre los padres, nadie tiene, que yo sepa, una respuesta probada. Indicios sí, muchos y de muchas cosas posibles.
Lo que sí se sabe es que esa pobre niña murió, y es algo terrible.