Beatriz Roger y Luiso Soldevila: "El secreto de confesión y la Iglesia van a generar en el lector frustración e impotencia"
"Autoras de palabra con Rosa" se ha citado con los escritores Beatriz Roger y Luiso Soldevila, madre e hijo, para hablar sobre su thriller escrito a cuatro manos Padrenuestro.
19 julio, 2024 01:41Beatriz Roger y Luiso Soldevila, son madre e hijo, una relación materno filial en la que comparten una misma pasión, hablar sobre crímenes y en este caso escribir sobre ello, por supuesto, a cuatro manos, como ya hicieran con Marismas (Planeta 2022). El inspector Nico Ros, vuelve aparecer como protagonista en un nuevo thriller impactante donde una granja lúgubre, una ermita escondida, mensaje esotéricos y un sádico modus operandi convergen en Padrenuestro (Planeta 2024), la nueva novela que acaban de publicar.
"Un hombre desnudo sentado en una vieja silla, muerto. En lugar de su cabeza tiene cosida al cuello con hilo de nylon y puntadas eficaces la de una cabra que le saca la lengua. Una flecha le atraviesa el tórax, muy cerca del corazón. En el suelo, a la izquierda, la cabra, decapitada, descansa para siempre. Un macabro crimen, y el comienzo de un caso en el que deberían hacer todo lo posible para evitar que el mal triunfe. El inspector Pàmies, a cargo de la investigación de tan macabro crimen, desaparece sin dejar rastro". Así arranca la novela.
"Podemos decir que esta escena—aclaran los autores—es la primera pieza de todo un mensaje oculto. Donde nada es gratuito".
El tándem madre e hijo, refleja en esta historia, asuntos como la venganza, los celos, la ambición, la lealtad, los desengaños amorosos, el maltrato, los secretos familiares, las motivaciones, también las menos loables. Padrenuestro provoca numerosas y profundas reflexiones, y de algunas de ellas hablamos en la entrevista:
¿El fin justifica los medios?
Beatriz: Esto que voy a decir es feo, pero creo que a veces sí, lo justifica. Si estamos hablando de la defensa de alguien, de vida y muerte, hemos de pensar que además de desaparecer un inspector, ha desaparecido un amigo, y quizás, el comisario, que lo tenemos como alguien recto, que nunca iría más allá de la ley en este caso haga la vista gorda.
¿El tiempo nos devuelve al lugar al que pertenecemos?
Beatriz: Estoy convencida de que evolucionamos y podemos cambiar y mejorar en la vida, que te da muchas sorpresas, pero creo que en la esencia "pertenecemos", entre comillas, porque no pertenecemos a nadie, pero sí a algunos lugares, algunas personas, vivencias que nos acompañan siempre. Por lo tanto, no regresamos, es que lo llevamos pegado un poco al cuerpo.
¿Hay pecados en los que no te absuelve ni siquiera un cura?
Beatriz: Sí, en esto creo que Luiso y yo nos parecemos. Yo soy poco creyente, por ejemplo, en la confesión, sin ofender a nadie, no lo soy. Cuando voy a dormir me gusta pedir y esto no quiere decir que comulgue con ninguna cosa así muy eclesiástica.
Además, creo que cuando algo nos duele lo suficiente, es cuando decimos 'basta'. Hay muchas cosas que las da la madurez. Hay gente que no tiene interés en mejorar. Pero yo confío bastante en el ser humano.
Luiso: También me gustaría decir que el título ya da pie a ello, pero el secreto de confesión y la Iglesia va a generar en el lector un poco de frustración e impotencia. Y habrá esa dualidad, esa duda, esa rabia, que da mucho juego.
¿De dónde viene la inspiración?
Luiso: En mi experiencia con estas dos novelas, me he alimentado mucho de mi madre, de todo lo que he leído, de todas las pelis y series que he visto, de mi esencia personal y de la imaginación.
Beatriz: Entre la imaginación desbordante que tenemos, series y pelis que hemos visto y hemos leído mucha novela negra, es como si ya te crearas tu propia historia, yo tengo la mía, él tiene la suya, ergo coincidimos bastante.
No he tenido en ningún momento la sensación de que fuera muy difícil hacer surgir las cosas. Sin tener que pelearme, ni que Luiso lo hiciera para tener ideas.
Otra cosa muy diferente es ordenar los diálogos, la trama, que todo tenga sentido…
Luiso: Estoy de acuerdo con mi madre que tenemos imaginación y se agradece, pero hay ocasiones que tanta imaginación también es peligrosa y hay que frenar y gestionarla porque en esta novela hemos tenido que encajar muchas piezas. Hay muchos personajes, hay muchos escenarios macabros podríamos decir. Ha sido todo un reto.