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En el universo de la fotografía, donde la luz es capturada no solo en imágenes, sino también en emociones, Karin Kaufmann (Freiburg, 1957) ha tejido un puente entre el arte y la humanidad. La familia Kaufmann es el accionista principal de Leica Camera, una de las firmas más emblemáticas del mundo de la fotografía.

Su visión va más allá del simple acto de disparar una cámara fotográfica. Para Kaufmann, la fotografía es una forma de filosofía en acción, un ejercicio de curiosidad perpetua, donde cada imagen revela fragmentos de la verdad y la belleza que subyacen en lo cotidiano.

Nacida en una Alemania de contrastes, Kaufmann creció entre paisajes industriales y de naturaleza, una dicotomía que formaría su percepción sobre el mundo. Desde sus primeros años, la creatividad fue su refugio y su motor, impulsándole a preguntarse no solo qué era bello, sino el porqué. En su juventud, la fotografía se convirtió en su manera de narrar el mundo, de transformar lo efímero en eterno.

A través de Leica, Kaufmann ha liderado un renacimiento del valor de la fotografía como lenguaje universal. Según ella, "una imagen puede cambiar el mundo". Es precisamente esa convicción la que subyace en su trabajo, que busca no solo preservar el arte de la imagen analógica, sino también fomentar un diálogo global sobre la autenticidad en la era digital.

Kaufmann reflexiona sobre su trayectoria, su filosofía y el papel crucial que la fotografía sigue desempeñando en un mundo cada vez más desconectado de lo humano.

¿Cómo influyeron tus primeras experiencias y tu infancia en tu pasión por la fotografía?

Bueno, toda mi vida se ha tratado de ser curiosa y de aprender más. Es un proceso continuo, algo maravilloso del ser humano, el nunca dejar de aprender, estar abierto, hacer preguntas. Como mencionó Herlinde Koelbl (premio Leica Hall of Fame 2024), es importante mantener una actitud como la de un niño, estar abiertos a todo lo que el mundo nos ofrece, a las maravillas y los problemas que enfrentamos, pero siempre con gratitud.

Karin Rehn-Kaufmann posa ante EL ESPAÑOL frente a la revista de Leica (LFI). Fotografía realizada con Q3.

Karin Rehn-Kaufmann posa ante EL ESPAÑOL frente a la revista de Leica (LFI). Fotografía realizada con Q3. Javier Carbajal Leitz-Park (Alemania)

Freiburg es conocida por sus paisajes impresionantes. ¿De alguna manera tu apreciación de la belleza y el arte se vio influenciada por el lugar donde creciste?

De hecho, solo viví en Freiburg hasta los cinco años. Luego nos mudamos a una zona rural en el área de Völklingen, que no era bonita en absoluto. Era una zona industrial donde producían carbón, así que el aire estaba negro. Fue un contraste total con Freiburg. A pesar de eso, las personas eran muy amables y el ambiente en la casa era siempre acogedor.

Más adelante, pasé tiempo en Stuttgart, lo que fue otro contraste. Pero la belleza es algo universal, y la fotografía tiene esa capacidad de ser un lenguaje universal. Es un lenguaje de paz, pero también puede serlo de guerra. Creo que una imagen tiene el poder de cambiar las cosas, y por eso es importante que existan premios como el Oscar Barnack (LOBA) y academias que den a los fotógrafos la oportunidad de contar historias a través de sus imágenes.

Karin Rehn-Kaufmann posa ante EL ESPAÑOL. Fotografía realizada con Leica Q3.

Karin Rehn-Kaufmann posa ante EL ESPAÑOL. Fotografía realizada con Leica Q3. Javier Carbajal Leitz-Park (Alemania)

En un mundo donde todos tienen acceso a cámaras, ¿cuál crees que es el papel de la fotografía hoy en día para reflejar el espíritu humano?

La fotografía está en una encrucijada entre la tecnología, como la inteligencia artificial, y el ser humano. Los fotógrafos tienen que decidir si seguirán confiando en la autenticidad de su propio ser para hacer fotografía o si se dejarán llevar por el uso de los ordenadores que no tienen corazón ni alma.

Muchos fotógrafos ya han perdido su empleo porque en la publicidad, por ejemplo, se está utilizando la IA. Para mí, lo más importante es que los fotógrafos sigan siendo auténticos, y esto es especialmente importante para los fotoperiodistas y fotógrafos documentales.

Creo fuertemente que uno debe agarrarse a la autenticidad de su trabajo. Es más importante que nunca preservar la esencia y los valores del ser humano que está detrás de la cámara.

¿Crees que la emoción y la conexión humana se están perdiendo en esta era de redes sociales, tecnología e inteligencia artificial?

No, porque nosotros, por ejemplo, nunca dejamos de producir cámaras analógicas, y ahora la fotografía analógica está volviendo a estar de moda. Pero no es solo producir cámaras, también se trata de crear espacios donde las personas se reúnan y hablen.

Tenemos eventos como el Celebration of Photography donde invitamos a personas de todo el mundo para conectarse y conversar, para estar cerca unos de los otros, algo que va más allá de las redes sociales. Creo que la fotografía tiene ese poder de reunir a las personas y, al final, se trata de construir una red, una especie de familia, la familia Leica.

Por ello, creemos tanto en las galerías Leica. Para estar cerca, para poder tocar la fotografía y no siempre estar agarrados a las redes sociales. Puedes terminar siendo adicto a las redes sociales y perder la cualidad de hablar, de escribir y de ver, y perderte en ello, quedándote solo.

En una era donde la inteligencia artificial lo está marcando todo. ¿Cómo de importante es para Leica seguir promocionando la autenticidad de las imágenes?

Es la mayor tarea para mí de alguna manera… También fuimos los primeros que produjeron una cámara donde puedes verificar si alguien está usando IA o no. Y también para el premio Leica Oscar Barnack (LOBA), por supuesto, firman un documento donde se comprometen que no han utilizado IA en sus imágenes.

Así que para mí, la fotografía está fuertemente conectada con el ser humano. De lo contrario, no tiene nada que ver con lo humano, es un ordenador. Es algo sin vida, alma, amor y pasión.

Karin Rehn-Kaufmann posa ante EL ESPAÑOL durante la entrevista en la mañana de los premios Leica Oscar Barnack (LOBA). Fotografía realizada con Leica Q3.

Karin Rehn-Kaufmann posa ante EL ESPAÑOL durante la entrevista en la mañana de los premios Leica Oscar Barnack (LOBA). Fotografía realizada con Leica Q3. Javier Carbajal Leitz-Park (Alemania)

Este año celebráis 20 años de la familia Kaufmann con Leica. ¿Qué nos puedes contar sobre este hito y qué ha cambiado en la compañía?

Ha sido un viaje muy intenso y lleno de cambios. En los premios LOBA haremos un repaso de todo lo que ha supuesto. Centrándonos en cuatro pasos. El primero, la construcción de los edificios donde nos encontramos, veremos el antes y el después. 

Por supuesto, la continuación de las cámaras Leica, nuestra mayor motivación y el centro de todo el alma de Leica. En un tercer paso, cuando empezamos en 2004, no teníamos nuestras propias tiendas, pero decidimos que si queríamos controlar la influencia de la marca, teníamos que tener nuestros propios puntos de venta.

La cuarta parte fue que luego, a partir de 2008, empezamos a involucrarnos más en el mundo cultural, creando galerías Leica para mostrar el trabajo de fotógrafos de todo el mundo. Todo comenzó con la apertura de la galería de Salzburgo junto a mi marido. Ese fue el comienzo de las 29 galerías que tenemos abiertas hoy.

Hablando de las galerías Leica, ¿cómo ves su impacto en la sociedad, qué papel juegan?

Las galerías son muy importantes porque no solo se trata de vender cámaras. Son un espacio para reunir a la gente y crear la familia Leica que antes mencionaba. En Salzburgo, por ejemplo, tenemos una jornada de puertas abiertas una vez al mes donde cualquier persona puede venir con su portafolio, tomar un café y hablar sobre fotografía.

Es una manera de crear una red de personas apasionadas por este arte. También es importante destacar que no solo mostramos trabajos de fotógrafos que usan cámaras Leica. Queremos ser aceptados en el mundo del arte por la calidad de los fotógrafos que exhibimos, y eso es algo que seguimos trabajando.

Leica ha sido pionera en el mundo de la fotografía. ¿Cómo ves la evolución de la marca hacia el futuro, especialmente con los desafíos actuales?

Para mí, la fotografía está profundamente conectada con el ser humano. Si quitamos al humano de la ecuación, lo que nos queda es una fotografía sin vida, sin alma, creada por computadoras. Creo firmemente que los fotógrafos que se mantengan fieles a su arte, que continúen fotografiando con autenticidad, sobrevivirán. Somos seres humanos y necesitamos conectarnos los unos con los otros.

Para ti, ¿qué es lo que define a Leica en una sola idea?

En una sola idea, es muy difícil, pero diría que calidad e innovación, pero siempre con un toque humano.