La chef madrileña Cristina Oria: "Mi marido, que es ingeniero de montes, lo dejó todo y se vino conmigo"
- Dejó la consultoría para cocinar y ha creado su propio imperio, junto a Álvaro Corsini. Acaba de publicar 'Recetas para solucionarte la vida'.
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La chef y empresaria Cristina Oria, publica Recetas para solucionarte la vida (Espasa 2024), un libro diseñado para gente que no tiene mucho tiempo, pero que no quiere renunciar a comer bien, que sabe la importancia de cuidar el medioambiente y, no menos importante, del uso de productos de temporada y cercanía.
Junto con su marido, Álvaro Corsini, tiene tres restaurantes y tres tiendas gourmet y de menaje en Madrid. Un catering y una web desde donde envía a toda Europa los productos creados por ella misma, no solo de alimentación, también accesorios para la cocina, la mesa y la decoración de la casa.
¿Cómo has diseñado tu libro?
Está dedicado a gente como yo, que va a mil, que no le da la vida y que no quiere renunciar a comer bien, pero que no es capaz de salir de los cuatro platos que repetimos una y otra vez.
Así que decidí hacer la guía que a mí me hubiera gustado tener para que me solucionara la vida. Lo he dividido por estaciones del año, para que tomes conciencia de que contribuyes al medioambiente, además de que es más fácil encontrar los productos frescos en el mercado en función de cada temporada.
Cuenta, además, con un menú semanal, donde hay recetas para que te lo puedas llevar al trabajo y para cenar en familia. Y en los fines de semana, unas opciones más sofisticadas, o más contundentes.
Lo ideal es consumir productos de temporada, pero son los más caros, ¿no?
Sí, pero en el libro doy opciones para que elijas aquel que es más barato y que queda muy rico, o ir escalando productos en función de lo que puedas o tengas para una receta determinada.
Empezaste en 2009, cuéntame cómo fueron tus primeros momentos.
Estudié empresariales y luego trabajé en consultoría estratégica. Luego tuve problemas médicos y tuvieron que operarme tres veces del intestino; me llevó un año recuperarme. Me casé con Álvaro y nos fuimos a vivir a París. Para mí fue un año sabático en el que hice Le Cordon Bleu (formación en alta cocina) que me encantó.
Mi intención no era dedicarme a este mundo, pero una vez que empiezas a cocinar, te engancha y ya no hubo manera de volver ni a la consultoría estratégica, ni a otra cosa.
Empiezas a crecer y a crecer hasta llegar a tener tres restaurantes, tres tiendas, catering…
Sí, fue poco a poco. Se incorporó Álvaro, porque si quería ampliar el negocio, además del catering, el envío a domicilio, la web, un restaurante, etc., no podía abarcarlo todo, así que él, que es ingeniero de montes, lo dejó todo y se vino conmigo. Por supuesto, respaldados con un equipo muy bueno y necesario para crecer.
Tu marido es tu socio, ¿cómo se lleva trabajar y convivir con la misma persona?
Es verdad que no nos desconectamos nunca, pero, por otro lado, lo hemos hecho como una cosa familiar.
Además, yo le escogí porque me encantaba y quería estar mucho tiempo con él. El problema lo tiene la persona que cree que es un horror trabajar con su marido. Yo estoy feliz, a pesar de llevar mucha tarea a casa. Nos encanta.
Tienes 250 trabajadores, ¿también son parte de la familia?
Sí, yo siempre digo que es la familia CO, porque realmente lo creo así. Pasamos muchas horas juntos y o te mola trabajar o no llegas. Yo no quiero gente que si este negocio se quema les dé igual, yo quiero que se alegren cuando nos va bien y que se entristezcan cuando nos vaya mal, aunque espero que no pase. Quiero que les ilusione, les motive, y que no se tatúen CO, pero cerca.
¿Qué te demandan los más de 360.000 seguidores en las redes sociales?
Estoy superagradecida a las redes porque para mí es un termómetro muy bueno del cliente para saber qué es lo que quiere, qué es lo que le gusta, y qué es lo que no. Y luego tengo seguidores que son una gozada, me escriben por privado y me cuentan algo que puede haber fallado, y yo lo hago saber a mi equipo porque al final todo es importante.
Eres una de las mujeres más influyentes en el panorama gastronómico, ¿qué te hace sentir eso?
Pues nunca me lo he planteado la verdad, yo creo que hay que seguir día a día, luchar, hacer lo que te gusta y disfrutar con lo que haces- Porque si no, no tiene sentido, y por supuesto, insisto, rodearte de gente buena.
Has estado en Valencia, ayudando a los afectados por la DANA. ¿Qué te has traído de allí?
La sensación de que debería quedarme, sinceramente. Hay mucho que hacer y muchos abrazos que dar. Me ha sorprendido que íbamos con comida, piso por piso, para gente mayor que no podía bajar a por ella, con Pepa y Mila, que son maravillosas, y había veces que decían, que más que este pollo guisado, necesitaban un abrazo. Es importante para ellos contar lo que les ha pasado y que alguien les escuche. Y necesitan que no se les olvide porque esto va para largo.
Es una pena que esto haya pasado en España. Debe llegar alguna ayuda ya y trabajar a tope, 100% de financiación para arreglar estas casas, los garajes y todas las zonas industriales que son el motor de la economía.
Durante la pandemia, llevaste comida al IFEMA, además de poner a disposición del Ayuntamiento de Madrid, todos tus medios. ¿Qué vino contigo?
Visto desde la perspectiva del tiempo pasado, es algo que no nos creíamos que podía suceder. A raíz de eso aprendes a relativizar y a saber lo que de verdad importa en la vida.
Yo también tuve un hijo malito y aprendí que hay que darle importancia a lo que realmente lo tiene. Así que cuando te vas a enfadar por algo, hay que pensar si realmente merece la pena este disgusto. A mí me cuesta, lo reconozco, y si mi equipo estuviera escuchándome, estaría llorando de la risa, o diciendo que soy cínica, pero lo intento y estoy trabajando en ello. Al menos soy consciente...
Publicaste hace cuatro años: 'Mis recetas favoritas para hacer en casa', ¿qué te ha cambiado como persona?
Creo que este libro se ve más maduro. Ha pasado ese tiempo en el que nos hemos asentado, donde ya no vamos apagando fuegos por todos lados, y se van recogiendo los frutos del esfuerzo.
¿Cómo es tu día a día?
Ninguno es igual, imposible. Voy corriendo a todos lados.
Pero seguro que tienes un factor común: la prisa, por ejemplo.
Sí, y pegar gritos por la mañana a mis hijos de que llegamos tarde. Es que estoy en el barro: tengo uno de 10, otro de seis y otro de cuatro. Entonces el 'corre, corre' e intentar pasarme por todos lados, en cuanto a catering, tiendas, grabar una receta, ir al almacén... Lo procuro hacer, pero no puedo quedarme mucho tiempo en cada sitio.
¿Qué menú tomaríamos hoy para comer?
Me gusta la sopa de cebolla. La cocinas al horno, y luego le pones una yema, un queso y si tienes trufa, o si no unas setitas por encima, y está buenísima. Luego las carrilleras o las albóndigas. Y un flan de leche condensada que es el que más me recuerda a mi niñez, que elaboraba mi madrina, facilísimo de hacer el día anterior con tres ingredientes.