Angelica Francesca Rimini
Publicada

Adolfo Domínguez solía decir a sus hijas que su madre hacía del acto de vestirse un acto de poesía, otorgando a la moda el poder de transformar algo cotidiano y funcional en una forma de expresión artística y emocional. Esta frase marcó profundamente la educación de Tiziana Domínguez González (Ourense, 1985), la más joven de las tres hijas del diseñador, y definió su manera de ver y percibir el mundo.

Diseñadora, artista y empresaria, Tiziana se ha forjado un nombre como directora creativa de Adolfo Domínguez, la emblemática marca española que lleva el apellido familiar. Parece haber estado predestinada al arte desde la cuna: creció rodeada de diseños, trazos y tejidos, en una familia donde la creatividad y la empresa iban de la mano. "Mi familia siempre ha tenido un gran respeto por el diseño", recuerda.

Su adolescencia transcurrió entre desfiles, opinando sobre colecciones y modelando para la línea Uno desde los 13 años. Aprendió que vestirse con calidad y originalidad embellece el mundo y que, aunque la moda pueda parecer superficial, es un equilibrio entre funcionalidad y belleza. Pero su historia, como sus cuadros, está llena de matices y texturas que trascienden el diseño de moda.

Su carrera profesional en la moda nunca separó a Tiziana de su verdadera pasión: el arte

Su carrera profesional en la moda nunca separó a Tiziana de su verdadera pasión: el arte Alexandra Rzepka Pinto

A pesar de su evidente conexión con la industria familiar, Tiziana nunca perdió su vínculo con el dibujo y la pintura, su verdadera pasión. Después de varios años trabajando en la industria de la moda, ahora embellece hogares con sus cuadros.

Esos trazos que alguna vez fueron bocetos en papel se han convertido en obras que forman parte de colecciones privadas en España, Portugal y Estados Unidos. Su mirada apasionada refleja el compromiso con su trabajo; sus ojos brillan mientras comparte sus proyectos y su forma de ver el mundo.

De Ourense al mundo

La vida de Tiziana está marcada por un espíritu nómada. "Cuando era pequeña, mis padres decidieron que el mundo era muy amplio y que había que aprender idiomas", cuenta. A los siete años se mudó a Inglaterra, luego a Austria y más tarde a Francia, absorbiendo culturas y lenguas que moldearon su carácter.

A los 13 años ya no hablaba castellano. Sus padres la enviaron de vuelta a España para reconectar con el idioma antes de retomar su camino internacional en la Universidad de Leeds, donde inició estudios en Bellas Artes. Sin embargo, la experiencia no cumplió sus expectativas, y decidió cambiar de rumbo, estudiando Economía en Estados Unidos. "Esa carrera me ayudó a comprender el mundo y a querer cambiarlo", reflexiona.

Cuando terminó sus estudios en 2009, en plena crisis financiera, regresó a Ourense para ayudar a sus padres en la empresa. Comenzó diseñando la línea Uno de Adolfo Domínguez y, más tarde, asumió el rol de directora creativa de varias líneas. Lideraba un equipo de 20 personas y manejaba una facturación anual de más de 30 millones de euros.

Tras varios años en la compañía, decidió dar un giro a su carrera completando un máster en diseño de moda en Nueva York, una experiencia que redefinió su enfoque creativo. A su regreso, asumió la dirección creativa de Adolfo Domínguez al completo hasta 2022.

Búsqueda de su voz

Tiziana Domínguez en su estudio

Tiziana Domínguez en su estudio Alexandra Rzepka Pinto

En los últimos dos años, Tiziana Domínguez ha decidido entregarse por completo a su carrera artística, justo antes de alcanzar los 40. Durante este tiempo ha estado buscando su propia voz creativa, un viaje que ya ha dado frutos: una exposición en Sevilla, un proyecto en marcha en el norte y tres más previstos para el próximo año.

Mientras avanza en su faceta de pintora, también mantiene su conexión con la moda, colaborando como diseñadora para otras marcas y desarrollando su propia línea. Durante la entrevista, Tiziana luce un prototipo de una marca masculina en la que trabaja junto a un emprendedor sudafricano.

Con una sonrisa explica su equilibrio entre dos mundos: "Hoy me pongo el gorro de diseñadora para corregir una prenda o mejorar la colección, y mañana me encierro en mi estudio a pintar todo el día". Aunque durante su tiempo en la moda solo dibujaba proyectos creativos, hoy sus cuadros adornan las casas de la familia Domínguez.

Conexión profunda con el arte

Ese vínculo con el arte comenzó desde niña, cuando ella y sus hermanas tenían una hora diaria de dibujo obligatorio bajo la supervisión de tutores. Su padre recuerda cómo, de manera natural, Tiziana comprendía la perspectiva y las formas. Sin embargo, fue Elisa, una mentora en el equipo de Adolfo Domínguez, quien le mostró que la moda también podía ser arte, enseñándole a construir piezas que narraran historias.

"Me he pasado toda la vida dibujando caballos", confiesa, recordando cómo, desde niña, sentía una conexión especial con estos animales. Desde los tres años, estos animales han sido su obsesión y fuente de conexión emocional. Su interés por ellos no se ha limitado al arte; ha estudiado la doma natural para entenderlos y comunicarse con ellos.

Tiziana retomó su pasión por la pintura y abandonó la dirección creativa de Adolfo Domínguez

Tiziana retomó su pasión por la pintura y abandonó la dirección creativa de Adolfo Domínguez Alexandra Rzepka Pinto

Esa relación álmica se refleja en su obra reciente, especialmente en su proyecto Ánima, una exploración sobre nuestra naturaleza instintiva y emocional. Tiziana explora ese vínculo, pero va más allá. Los cuadros no solo reflejan sus lazos con los caballos, sino que invitan a reflexionar sobre nuestra naturaleza más íntima, nuestros instintos y la búsqueda de significado.

La belleza de lo imperfecto

Su pintura, un equilibrio entre lo figurativo y lo abstracto, surge de un proceso controlado, pero abierto a la sorpresa. "Trabajo con el control suficiente para orientar mi pintura, pero no tanto como para saber exactamente cómo quedará", confiesa. Se dejó inspirar por el Wabi sabi, un concepto japonés que celebra la belleza de lo imperfecto.

En Ánima, experimentó con materiales como acrílico, látex y café, dejando que los elementos lucharan entre sí para encontrar su lugar. Cuenta que, cuando no quedan bien, los deja en la terraza para que la lluvia los trabaje un poco, aceptando la intervención del azar como parte del proceso creativo.

Tiziana: Cuando no quedan bien, los dejo en la terraza para que la lluvia los trabaje un poco

Tiziana: "Cuando no quedan bien, los dejo en la terraza para que la lluvia los trabaje un poco" Alexandra Rzepka Pinto

Esta misma apertura a la imprevisibilidad se refleja en su trabajo como diseñadora, donde el maniquí siempre guarda sorpresas, aunque la moda debe encontrar un equilibrio entre funcionalidad y estética. Cuenta que hay un porcentaje de prendas diseñadas desde la creatividad pura, para emocionar, aunque "al final el cliente se lleve el jersey de cuello vuelto en diez colores".

Romper los estándares

Esta filosofía ha guiado todos sus proyectos, recordándole que lo inesperado tiene su propia poesía. En la moda, buscó romper los cánones tradicionales, promoviendo la diversidad y la autenticidad en un sector históricamente rígido.

Su paso por Adolfo Domínguez estuvo marcado por una visión distinta a la de muchos diseñadores: no perseguía tendencias, sino un impacto positivo que combinara ética, sostenibilidad y creatividad.

Tiziana Domínguez: Alterno las dos carreras: hoy me pongo el gorro de diseñadora de moda y mañana me encierro en mi estudio

Tiziana Domínguez: "Alterno las dos carreras: hoy me pongo el gorro de diseñadora de moda y mañana me encierro en mi estudio" Alexandra Rzepka Pinto

A pesar de su apellido, Tiziana asegura que su posición privilegiada no derivaba del linaje familiar, sino de una cultura empresarial que nunca permitió que su experiencia como mujer fuera un obstáculo en una industria tradicionalmente dominada por hombres. Prueba de ello es que, en Adolfo Domínguez, el 82% de la plantilla son mujeres, el consejo de administración es un 50% femenino y el comité de dirección, un 65%.

Consciente de las desigualdades que aún persisten en el sector, trabajó activamente para desafiar los estándares impuestos a las mujeres. "La construcción de la feminidad requiere un esfuerzo mucho mayor que el de la masculinidad", reflexiona, citando como inspiración El mito de la belleza, de Naomi Wolf.

Durante su etapa en la empresa, implementó cambios disruptivos. Contrató modelos mayores de 50 años, eliminó el maquillaje de las campañas y buscó diversidad corporal en los castings, desafiando la homogeneización de la belleza. Según ella, las empresas de moda tienen la responsabilidad de generar las aspiraciones de belleza. En sus desfiles, evitó trabajar con modelos profesionales, apostando por castings abiertos que ofrecieran una representación más real y auténtica.

Tiziana Domínguez: La construcción de la feminidad requiere un esfuerzo mayor que el de la masculinidad

Tiziana Domínguez: "La construcción de la feminidad requiere un esfuerzo mayor que el de la masculinidad" Alexandra Rzepka Pinto

Hoy, Tiziana Domínguez sigue explorando su identidad artística y profesional, alternando entre su estudio y proyectos de diseño. Para ella, el arte y la moda no son disciplinas aisladas, sino formas de embellecer el mundo con significado. Cada pincelada y cada prenda son un recordatorio de que la creatividad puede transformar lo cotidiano en algo extraordinario.