La escritora Tania Martínez: "Cuando cumplimos los 50 llegamos a una etapa tabú"
La directora general de 'Semana' y madre de dos hijos adolescentes, defiende que cumplir 50 años puede suponer un momento para recuperar la ilusión.
3 mayo, 2022 03:29Noticias relacionadas
La economista Tania Martínez es la autora del libro 50 a mis espaldas y a mí me importa un bledo (HarperCollins, 2022) en el que explica, que a esa edad, muchas mujeres se encuentran en la mitad de un sándwich, con hijos que todavía requieren de sus cuidados y padres que las demandan. El libro pretende tender una mano a aquellas mujeres que se encuentran en esta situación, para para que vuelvan a cuidarse y recuperar sus sueños.
En un momento como el que estamos viviendo tras una pandemia, crisis y una guerra en Europa, no son pocas las personas que necesitan de ayuda psicológica.
Tania Martínez asegura que “cualquier ayuda que puedas tener es poca. Es verdad que la salud mental la estamos sacando del armario. Antes se procuraba que nadie supiera que ibas al psicólogo o al psiquiatra. Ahora intentas buscar lo que necesitas".
Y añade: "Además, no nos han enseñado a manejar las emociones. Nos decían: 'No llores, no lo muestres', y todo se comía en casa. No pasa nada por pedir ayuda, porque cuando quieras hacerlo puede ser demasiado tarde”, asegura la autora.
PREGUNTA: ¿Éste es un libro de autoayuda ?
RESPUESTA: Cualquier cosa que te pueda ayudar a sentirte mejor, podemos decir que es autoayuda. Pero es verdad, que en España los libros de autoayuda tienen un punto despectivo. El libro que he escrito si que tiene un carácter orientativo. Con él, he intentado darle una vuelta a lo que sentimos y nadie verbalizaba.
Las mujeres, cuando cumplimos los 50 parece que llegamos a una etapa tabú. Con 27 años tuve mellizos. Un poco pronto para la época, pero entonces te mandaban al hospital a dar a luz y se acabó. Ahora se le da mucha importancia a la maternidad. Y creo que con esto, pasará lo mismo.
Hasta ahora, hablamos de cincuentonas, de menopausia, de punto de decadencia, de engordar... Y creo que hoy no es muy real porque ha aumentado la esperanza de vida, porque estamos preparadas de otra manera y porque los 50 son un momento para decir: ¡Oye estoy aquí!
¿Para quién lo escribió?
Lo escribí para mí, porque nunca pensé en escribir un libro. A raíz de la muerte de mi padre con 60 años a causa del Alzheimer, y dado que me acerco a los 50, y no hay cura para esa enfermedad. Tomé consciencia y decidí ponerme las pilas, pensando que si me tiene que tocar, al menos por mi parte, habré cumplido. Luego que la vida y el destino dicten lo que sea.
Comencé a dibujar para mi, un patrón de estilo de vida y a tomar notas. Leí un montón de libros y estudios sobre todo, durante la pandemia, y fue maravilloso porque tuve tiempo para poner orden, me centré y al final ví que todo lo que había recogido tenía una estructura y un ritmo.
Durante los meses de confinamiento, mis hijos ya son mayores, y me dediqué básicamente a hacer deporte y a escribir. Yo soy economista y no había escrito desde los 11 años. Fue una sorpresa incluso para mi. Creo que sí, que puede ayudar a muchas mujeres.
En el libro, asegura que la base de nuestro bienestar está en cinco puntos: nutrición, actividad física, sueño, búsqueda de un propósito de vida, relación social y control del estrés.
Así es. El estilo de vida para mí siempre se basaba en la comida y en el ejercicio, pero cuando empiezas a cambiar hormonalmente, debido a la llegada de la menopausia o cuando estás estresada se requiere de otros métodos.
En mi caso, engordaba y me ponía a dieta y hacía ejercicio. Pero me encontraba mal y cansada. Era un círculo vicioso, y no he sido capaz de romper mis patrones de nutrición y ejercicio hasta que no empecé a hacer otras cosas. Mirando hacia mi interior, reconociendo que tenía estrés y accionando diferentes cambios por ejemplo, en la respiración. Esas otras palancas son las que me han servido para regularme.
La última vez que fui al médico me dijo: “tu cuerpo ya no acepta más dietas, tienes que volver a comer de forma normal. Deja el brócoli y el pollo y toma más proteínas”. Además, yo me premiaba con vino y carne el fin de semana. No era consciente de que el problema era algo emocional, y no era consciente de que una onza de chocolate es un momento determinado, puede ser suficiente para obtener ese pico de cortisol que te pide el cuerpo, y no pasa nada por tomarlo.
No soy médico y por supuesto, para quienes tienen un problema mayor del que no pueden salir solos, necesitan de otro tipo de ayuda. Pero si digo, que mirando por ti, dedicándote un poquito más, intentando salir un poco más al sol para conseguir esa vitamina D que necesitamos, creo que son palancas que no hemos considerado, y que pueden hacer mucho por tu ánimo.
Ha aumentado la esperanza de vida, estamos preparadas de otra manera y ahora los 50 son un momento para decir: ¡Oye estoy aquí!
Dos de los aspectos en los que incide en el libro es el autocuidado y la autoaceptación.
Vivimos en un mundo en el que estamos hiperconectados, cosa que se agudizó durante la pandemia y nos vino muy bien. Pero ahora, ya es todo redes sociales, en las que todo el mundo es feliz, maravilloso, todos tan delgados… que hay a quien le genera mucha ansiedad. Los parámetros asimilados son los de una persona que tiene éxito y que es delgada. Lo basamos todo en esta parte material de cara al exterior y nos dejamos llevar.
Además, vamos muy deprisa y no hemos reflexionado qué queremos en la vida. Leí el libro El camino del artista de Julia Cameron.
En el libro, la escritora decía que cuando quiso coger las riendas de su vida, le había venido muy bien la rutina de las páginas matutinas, es decir, escribir cuando te levantas por la mañana.
Yo que hacía lo contrario, me quedaba hasta tarde por la noche y por la mañana me levantaba tarde y mal. Así que comencé escribiendo tres páginas por las mañanas, fuera de lo que fuese…
Mis primeras páginas las llenaba con la frase “no sé que escribir”, pero al cabo de los días fueron saliendo cosas. El subconsciente empieza a funcionar y esto sirve y mucho.
También hay otras cosas, por ejemplo, dar un paseo para que te dé la luz del sol, ir al gimnasio, meditar o tomar un café tu sola, pero siempre tiene que estar agendado, porque sino, lo acabas sustituyendo por algo que te pidan tus hijos, tu marido o tu trabajo. Es ese punto de “me lo merezco”.
La autoaceptación funciona cuando ya tienes un poco de autocuidado, entonces ya te empiezas a aceptar.
Y también hay que trabajar la autocompasión, porque nos exigimos mucho. Somos indulgentes con todo el mundo menos con nosotras mismas.
¿Cómo ha conseguido parar para autocuidarse y dedicarse a si misma el tiempo que se merece?
A mi me costó mucho porque estaba todo el día conectada, y cuando sales del trabajo… a niños mayores, problemas mayores, pero hay cosas que tienen que ser innegociables. Yo me levantaba tarde y empecé a irme antes a la cama. Me levanto a las 7 y hasta las 7.30 desarrollo mi rutina haciendo meditación y escribiendo cada día. Tengo entrenador deportivo, voy a la peluquería… Tengo unas horas a la semana sólo para mi. Tu cuerpo te lo va agradeciendo poco a poco.
¿Qué recomienda hacer para acabar con el estrés y la ansiedad?
La única manera de acabar con el estrés es cuidándote. Hay rutinas muy sencillas que pueden ayudar. A mi me sorprendieron mucho los ejercicios de lavarte la cara con agua fría o abrazarte a ti misma y pasarte las manos por la espalda, o incluso hacer el movimiento de un corazón en la cara con las dos manos.
Todos estos gestos forman parte de la filosofía china y relajan el nervio vago, que hace que el estrés y el cortisol se empiecen a regular. Cuando te levantas, la ducha fría hace que tu organismo se ponga a cero. Respirar por la nariz, y no con la boca, serena el estrés. Hay muchas maneras, pero tienes que poner de tu parte. Eso sí, quienes tengan problemas importantes tienen que acudir a su especialista.
Me sorprendieron mucho ejercicios como lavarte la cara con agua fría o abrazarte a ti misma y pasarte las manos por la espalda, o incluso hacer el movimiento de un corazón en la cara con las dos manos.
Propone que nos demos menos recompensas rápidas como una falda o unos zapatos y más compensación a largo plazo, ¿cómo lo hacemos?
Si porque nuestro propio cerebro está pidiendo siempre lo mismo. Yo por ejemplo, acababa en Zara comprando después de trabajar o si era fin de semana, con mi cervecita, porque me lo merezco. Es un círculo.
El cerebro es vago y vuelve a seguir pidiendo lo mismo. Son satisfacciones inmediatas pero no a largo plazo.
Ahora valoro más aquellas cosas que yo elijo por ejemplo, estar con mis amigas. Yo digo que ahora colecciono momentos. Tengo la sensación de que tengo más control sobre mis recompensas.
Es un libro muy entretenido con páginas de ejercicios para realizar. Algunos de ellos proponen pensar en los sueños y las motivaciones que tenías de joven…
Efectivamente. De lo que te das cuenta es que has dejado de hacer cosas que te gustaban mucho. Es curioso como las mujeres estamos preparadas para cuidar ya sea a los hijos a los padres, a la pareja, y hasta a los amigos. Estás en esa etapa hormonal desde que tienes la regla hasta que llegas a la menopausia.
De repente, cuando llegas a la etapa en la que comienzan a bajar los estrógenos tu cuerpo vuelve a ser quien eras antes. Y tu vuelves a querer escribir, bailar o tocar el piano. Tu cabeza vuelve a esa etapa en la que dejaste todo para empezar a cuidar.
Y si quieres darle sentido a lo que te está pasando, puedes volver a preguntarte quién era esa niña cuando tenías 9 o 10 años, y cuando no había empezado la vorágine de la vida. No se trata de que rompas con todo, sino conseguir una conexión con quien eras y con lo que quieras ser a partir de ahí.
Al comenzar el libro hablas de tu padre y de su fallecimiento víctima del Alzheimer, ¿Aún hoy sientes que también puede tocarte a ti?
Siempre pienso que mi padre me salvó. El Alzheimer no lo he olvidado y en parte quiero dedicarme a esas personas que reciben ese diagnóstico que es muy duro, porque no sabes cómo gestionarlo. Te dan una palmadita en la espalda y te dicen: ¡Esto es lo que hay! Es incurable. Y yo creo que si que se puede hacer algo, aunque sea dignificar la enfermedad.
También tengo la sensación de que yo estoy poniendo de mi parte y si me toca, me tocará. Pero mis deberes los he hecho…
Hace especial hincampié en el hecho de respirar bien, ¿cómo deberíamos hacerlo?
Eso es. Debemos respirar siempre por la nariz y no por la boca.
Yo me di cuenta de que respiraba por la boca cuando dormía, y noté un gran cambio poniéndome un esparadrapo en la boca en la mitad de los labios. Si lo aguantas 10 o 15 dias, ya lo has conseguido.
Háblenos del modelo de plato de Harvard, ¿cómo es esta técnica para comer de forma saludable?
Es la dieta mediterránea de toda la vida. Es decir, incluir más verduras, el 30% de proteínas y volver a poner en el plato las grasas. Que hubo una epoca, que las hemos retirado totalmente, y son necesarias para que tu organismo funcione.
¿Cuáles son sus próximos proyectos?
Estoy intentando reajustar mis propósitos. En el mismo día que publicaba el libro, mi marido me comunicaba que por trabajo tenía que irse a vivir a México dos años, y mis hijos se van a estudiar a Boston y a Bruselas. Necesito reajustar, voy a volver a mis páginas matutinas... Todo es para bien, así que tengo que agradecer el momento en el que estoy tanto a nivel familiar como personal, pero tengo que organizarme...
Esa profesora que yo quería ser desde pequeña, me veo con ganas ahora para ayudar a la gente. Por ahí irán quizás mis derroteros.