Laura Rojas, especialista en suelo pélvico: "No basta con un lubricante, hay que trabajar la musculatura con vibradores"
La fisioterapeuta Laura Rojas, cofundadora de la plataforma 'En suelo firme', nos da las claves para mantener el suelo pélvico en forma.
24 diciembre, 2023 21:17Hace 10 años, la fisioterapeuta especializada en suelo pélvico, Laura Rojas, decidió unirse a su socia María Lunz, para poner en marcha la plataforma En suelo firme. Como ocurre con casi todos los proyectos que triunfan en las redes, empezó siendo un blog en el que se ofrecía información veraz y contrastada sobre los problemas y soluciones del suelo pélvico.
Ahora, convertida en web de referencia, con más de un millón de consultas al año, siendo el 90% del público femenino, integra una tienda online, una escuela online y muchísima información que combinan con el trato a pacientes de manera presencial.
“Vimos la necesidad de aunar en un mismo lugar información para todas las personas que tienen problemas de suelo pélvico. Y también para acercar todos los dispositivos que existen y que apenas son conocidos por el público.”, asegura Rojas, fisioterapeuta especialista en suelo pélvico y cofundadora de En suelo firme.
Y añade: “El boom del satisfayer es de hace relativamente poco, y parece que puede utilizarse para mejorar la salud femenina. Pero hay muchísimas más cosas, que desde hace diez años hemos intentado acercar al público, para que conozcan qué alternativas hay cuando se sufre un problema de suelo pélvico”, asegura.
¿Por qué es tan importante cuidar el suelo pélvico?
Para empezar, porque tiene funciones prioritarias en nuestro día a día. La continencia de esfínteres, es decir, las heces, la orina y los gases son contenidos gracias a esa musculatura que es el suelo pélvico. Cuando falla, aparecen las temidas pérdidas de orina o los escapes de gas y heces de los que se habla muchísimo menos, pero es algo muy habitual también. Pero incluso tiene más funciones.
Dime alguna que el público desconozca.
Tiene una función también importante en las relaciones sexuales. Porque hay veces que las relaciones pueden doler y nadie piensa que tenga que ver con el suelo pélvico y puede estar relacionado con un exceso de tensión en estos músculos. Es lo que a veces se llama vaginismo. Muchas veces pensamos que el suelo pélvico solo da problemas cuando está blandito y es hipotónico y no al contrario, pero no es así. También la hipertonía puede dar problemas.
Y también tiene mucho que decir en la falta de sensibilidad en las relaciones. Cuando está muy blandita la musculatura después de un parto, o en menopausia, si no hemos ejercitado esta zona, que también los músculos queden más hipotónicos, con menos fuerza. Puede darse que en las relaciones sexuales apenas sintamos después de llegar al orgasmo o cuando lo alcanzamos, sea como un mini orgasmo muy poco satisfactorio. El suelo pélvico tiene una función que cumplir en las relaciones sexuales.
Cuando las mujeres llegan a la menopausia, ¿qué ocurre en ese momento con el suelo pélvico?
En ese momento hay un cambio hormonal que afecta a distintas zonas de nuestro cuerpo. Parece que ahora hemos tomado conciencia de que hay que hacer entrenamiento de fuerza en la menopausia. Hemos aprendido que tenemos que coger unas mancuernas y ejercitar. Pues lo mismo ocurre con el suelo pélvico.
Son músculos que dependen de estas hormonas que bajan en la menopausia, que son los estrógenos. Afecta tanto a la musculatura del suelo pélvico como a la del resto del cuerpo. Y luego también ese maravilloso tejido conectivo que es un rico en colágeno, que igual que en la carita empezamos a tener más arrugas, a nivel de suelo pélvico también ese tejido hace peor su función porque no sostiene igual de bien la vejiga, el útero y el recto.
Esta es otra de las funciones del suelo pélvico, la de sostener unos órganos que no flotan. La vejiga, el útero y el recto no están flotando, sino que es como una cama elástica formada por músculos y tejido conectivo. La cama elástica sostiene esos órganos y con la menopausia la musculatura, pierde fuerza, el tejido conectivo pierde firmeza. Lo bueno es que podemos corregirlo.
¿Qué podemos hacer para mejorar esta incontinencia?
Lo primero que hay que hacer es acudir a una fisioterapeuta especializada en suelo pélvico que valore como están los músculos, porque no es lo mismo la valoración ginecológica. Con esto hay mucha confusión. Una mujer tiene que hacer sus revisiones periódicas de ginecología para saber cómo está el aparato ginecológico. Su sistema reproductivo, su útero, sus ovarios.
Las fisioterapeutas nos encargamos de conocer cómo están los músculos. Y no solo los de suelo pélvico, sino, por ejemplo, cómo está el abdomen, cómo está el diafragma, otros músculos que trabajan en equipo con el suelo pélvico. El primer paso, si entro en menopausia, es hacer una valoración.
¿Cómo se valora?
Se realiza una historia clínica de la paciente basándonos en su sintomatología. Si tiene pérdidas, si hay dolor, si hay sequedad vaginal... Si ha habido partos, qué tipo de partos... Si se han necesitado fórceps…
Después de esto hacemos una exploración física, externa y postural. La mujer se coloca de pie, y valoramos cómo es su postura, su abdomen. Valoramos algunos puntos externamente. Luego empezamos a palpar el abdomen y el diafragma, hacemos la valoración externa, vemos los genitales y en esta valoración externa nos encontramos con cosas. Luego ya hacemos una valoración intracavitaria vía vaginal y o vía rectal.
No a todas nos ocurre lo mismo.
La verdad es que no a todas nos ocurre lo mismo, pero hay como mucha normalización en los síntomas. Entra en menopausia una mujer y dice ¡Ay, es que tengo dolor porque tengo sequedad y esa sequedad me lleva a no tener relaciones sexuales! Entonces hay mucha normalización en los síntomas de cosas que se deberían tratar para mejorar nuestra calidad de vida.
¿Quiere decir esto que el 100% de las mujeres tiene problemas de suelo pélvico? No, pero si es bastante frecuente. Y si no es una cosa, puede ser otra como estreñimiento o sangrado en la defecación. Todas podríamos mejorar mucho las cosas normales, fisiológicas que tiene el envejecimiento.
¿Cómo empeora la calidad de vida de una mujer con incontinencia?
Hay muchos estudios. Ahora mismo me viene a la memoria un estudio de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia y Ausonia, que dice que merma la calidad de vida a nivel social. Si tienes que ir pensando que tiene que haber un servicio público si sales a un evento o si ves que no hay servicio, no vas. También condiciona tu ropa, cómo te vistes, para que no se note si llevas una compresa o si se escapa algo de orina. Va a mermar también la intimidad en aquellas mujeres que dicen que sienten mucha vergüenza porque puede ocurrir el escape en cualquier momento y la zona va a oler, etc.
Incluso dejan de ir al gimnasio, dejan de hacer esa práctica deportiva que antes les reportaba gran satisfacción y encima merma también su condición física. En todas las esferas social, personal e incluso laboral, porque al final una afectación de la autoestima repercute en todas nuestras áreas.
En cuanto a las soluciones, ¿cuáles son tus propuestas?
Primero, valorar qué pasa desde el punto de vista de fisioterapia, y ver qué se puede hacer. Entonces podemos optar por realizar ejercicios y los más conocidos son los ejercicios de Kegel, con los que nos remontamos a 1940 ya cuando el doctor Arnold Kegel los diseñó, pero que siguen siendo efectivos, ya que tienen un respaldo y una evidencia científica muy fuerte, pero no son el único tipo de ejercicios. De hecho, en algún caso de incontinencia urinaria pueden empeorar.
Porque existen incontinencias urinarias no por hipotonía, sino por hipertonía. Y si ya tiene mucha tensión, le pones a hacer Kegel y empeorará. Por eso es importante la valoración, saber qué necesita tu suelo pélvico.
Luego, el cambio de hábitos, porque muchas mujeres empujan al hacer pipí, muchas mujeres llevan prendas de ropa que les aprietan en el abdomen. Muchas respiramos mal. Respiramos a veces muy superficialmente, no hinchamos bien nuestros pulmones y expandimos la caja torácica, e incluso, hay mujeres que tienen afonía o disfonía frecuentes.
También afecta la mandíbula. Hay muchas interconexiones y hay que valorar qué cosas del día a día puedes modificar porque van a mejorar esa incontinencia. El estreñimiento es otra. Por ejemplo, la gente empuja al defecar y debilita aún más suelo pélvico.
¿La mandíbula o lo que hacemos con ella tiene que ver con el suelo pélvico?
Sí, hay gente que se pasa el día tensando la mandíbula y tiene tensión en el suelo pélvico también.
También les afecta a ellos.
Sí, también afecta a los hombres, pero parten de una ventaja competitiva, que es la anatomía. Nosotras tenemos tres orificios perineales, la uretra, vagina y el ano. Y ellos no tienen vagina. y su suelo pélvico, por diseño está más reforzado. Y también otro hándicap para nosotras y es que ellos no atraviesan por embarazos y partos.
Entonces tienen menos factores de riesgo, pero luego ellos le suelen suceder que si tienen problemas de próstata y pasan por una prostatectomía, suelen tener incontinencia urinaria tras la cirugía.
A veces los ejercicios que hacemos porque una amiga nos ha recomendado hacer tal o cual ejercicio y eso es peor que no hacerlo...
Pues a veces sí, porque a veces hacemos el ejercicio de nuestra amiga creyendo que lo hacemos bien y lo hacemos mal. Primero puede ser porque no sea el que necesitemos. Segundo, porque puede que lo estemos necesitando, pero lo estamos haciendo mal. Y en vez de contraer, por ejemplo, al hacer el ejercicio estoy empujando.
Y luego también hay dispositivos que se recomiendan con mucha alegría. ¡Cómprate unas bolas chinas! Pero no son válidas para todas. De hecho, muchas mujeres en el postparto las compran, se la colocan y según entran se les salen. Y es el bajón más grande que le puede llevar a una mujer que ya está teniendo un problema de suelo pélvico.
Por eso es muy importante la prescripción profesional. Antes me preguntabas por la cirugía y a veces sí es necesaria. Pero muchas mujeres piensan que es la panacea. Si me opero, ya está. Muchas veces se operan, pero siguen con su mismo estilo de vida con estreñimiento, con sobrepeso, y con otros hábitos como cargar peso de manera inadecuada, malas posturas en el trabajo durante ocho horas acaban teniendo de nuevo síntomas aunque se hayan operado. La verdad es que hay que acompañar la operación con ejercicios de cambio de hábitos.
Cuáles son las innovaciones y la tecnología que hay en este terreno
Hay muchas. Un biofeedback es un dispositivo que lo que te hace es que entiendas cómo se comporta tu suelo pélvico, ya que es una zona difícil de ver. No es como mirar la palma de la mano.
Es una sonda que se introduce o bien en la vagina o bien en el ano. Realizas los ejercicios con esa sonda y en la pantalla tu puedes observar que el suelo pélvico se está activando, se está contrayendo y con qué intensidad y cómo se relaja. Entonces existen opciones para consulta que solo las pueden los fisios o incluso para casa. Pues es una forma muy clara de tomar conciencia de tus músculos, de llevar un registro de tus entrenamientos y seguir los progresos.
Alguno más a destacar…
Últimamente estamos dándole bastante importancia a los vibradores, a los masajeadores, pero no a lo succionadores, que parece que es el único mundo que existe hoy, sino al uso terapéutico de la vibración.
La vibración tiene un efecto en la musculatura, que o bien ayuda a relajarla o bien ayuda a activarla según el patrón de vibración que utilices. Entonces si soy una mujer en menopausia que siento dolor por baja lubricación y porque tengo tensión en mi vagina, puedo utilizar un masajeador delgadito con una vibración constante y voy a mejorar el estado de mis tejidos. Muchas veces pensamos que usar un lubricante y ya está, pero hay que trabajar la musculatura.
También existen electrodos vaginales para aplicar corriente eléctrica no dolorosa y generar una contracción muscular.
¿Qué problemas te encuentras en la consulta?
El mayor problema que yo me encuentro cada día es la desinformación. Vienen muy desinformadas pensando que lo que les pasa es normal. Y luego también hay una cosa que nos pasa con el suelo pélvico y es que nos gustaría que existiera una pastilla, ya sabes, que lo solucionara rápido. No nos damos cuenta de que el suelo pélvico se tiene que entrenar de por vida.
¿Hay algún ejercicio, Laura, que debería saber hacer todo el mundo?
Lo primero sería cuidar la postura con ejercicios que mantengan la elongación de la columna vertebral, porque con esto ya estás protegiendo tu suelo pélvico.
Digamos que más que un ejercicio, es una prevención o un ejercicio preventivo. Y luego hay un método con el que yo trabajo mucho y muchas compañeras fisios también, que se llama el método del tronco de propiocepción.
Esto suena muy raro. Es una una maderita, medio tronco cortado por la mitad y nos subimos en él para beneficiarnos del desequilibrio. Cuando tú te subes a esa plataforma inestable, tu cuerpo tiende a caerse, entonces va a poner en marcha una serie de mecanismos de enderezamiento para que no te caigas, que incluyen el suelo pélvico y el abdomen profundo, que son dos elementos clave para frenar pérdidas de orina, para mejorar los prolapsos,ya que una de cada dos mujeres que ha tenido un mal parto vaginal tiene prolapso. Es un descenso de órgano pélvico, de vejiga, de útero o de recto.
El ejercicio del tronco de propiocepción es maravilloso, tanto a nivel preventivo para quienes no tengan ningún problema y quieran mantener su salud pélvica como para quien ya tiene una patología.
¿Y los hipopresivos?
Tienen mucha fama porque hay varias famosas que cuentan que son maravillosos. El problema es que no tienen la evidencia científica que tienen los Kegel, pero sí que tienen evidencia clínica. Lo que vemos en consulta es que pueden tener efectos beneficiosos porque mejoran la postura, porque pueden quitar un poquito de presión sobre el suelo pélvico. Pero tienen un inconveniente que son ejercicios complejos de aprender y de ejecutar por tu cuenta.
Es imprescindible que cuentes con un fisio para aprenderlos y ejecutarlos. Y como otras muchas cosas tienen contraindicaciones, por ejemplo, las personas con hipertensión arterial no deberían hacerlos sin supervisión, y en el embarazo también están desaconsejados.