Mujer preocupada.

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Salud y Bienestar

Ni sofocos ni cambios de humor: el síntoma ignorado de la menopausia que afecta a muchas mujeres en España

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El Instituto Nacional del Cáncer (NCI) define la menstruación como la época en la vida de la mujer en la que los ovarios dejan de producir hormonas y se detienen los periodos menstruales. Es decir, uno de los puntos de inflexión más importante de la vida de millones de personas, que pone punto final a los años reproductivos.

La causa principal del paso de la etapa fértil a la menopausia radica en el envejecimiento ovárico, es decir, la pérdida de óvulos con la edad y la disminución de su calidad. Esta etapa se clasifica como tal cuando la mujer no ha tenido menstruación durante 12 meses seguidos no derivado de una condición médica previa.

Aunque en la gran mayoría de los casos, la menopausia no requiera de visita médica, nuestro cuerpo comienza a vivir una serie de cambios nuevos, así como a una serie de síntomas bastante molestos en algunos casos. Mientras que los sofocos, escalofríos o los cambios de humor sean fáciles de identificar, existen otros que también indican la llegada de esta etapa, como la parestesia.

Qué es parestesia 

La parestesia es una sensación de ardor u hormigueo en la piel que no tiene causa objetiva. Es un síntoma poco conocido, pero que puede aparecer durante la menopausia debida los profundos cambios hormonales que experimenta el cuerpo femenino en esta etapa de la vida. También puede aparecer en forma de pinchazos, picazón o incluso entumecimiento.

Estas sensaciones suelen manifestarse sin un estímulo aparente y pueden aparecer en distintas partes del cuerpo, como las extremidades (manos, pies, brazos y piernas), aunque también es posible que afecten áreas más generales.

El origen de la parestesia en la menopausia está relacionado con la disminución de los niveles de estrógeno, una hormona que no solo regula la función reproductiva, sino que también desempeña un papel esencial en la salud del sistema nervioso. El estrógeno contribuye al mantenimiento y reparación de las células nerviosas y regula la comunicación entre los nervios.

Cuando los niveles de esta hormona disminuyen durante la transición hacia la menopausia, se producen alteraciones que pueden afectar los nervios periféricos. Esto da lugar a sensaciones anómalas que, aunque no son dolorosas en la mayoría de los casos, pueden resultar molestas.

La parestesia puede presentarse de manera intermitente o constante. En algunos casos, las mujeres la describen como una sensación de "alfileres y agujas", mientras que otras experimentan una sensación de ardor o piel reseca. Es común que estos episodios ocurran sin ningún desencadenante claro, lo que puede aumentar la preocupación si no se está familiarizado con el síntoma.

En muchos casos, la parestesia puede aliviarse con estrategias que aborden tanto el desequilibrio hormonal como los factores generales de salud. Terapias hormonales sustitutivas (THS) pueden ayudar a regular los niveles de estrógeno, lo que podría reducir los síntomas neurológicos.

Mujer rascándose la piel.

Mujer rascándose la piel. IStock.

Además, mantener un estilo de vida saludable es crucial: una dieta rica en vitaminas del grupo B, como la B6 y la B12, puede contribuir a la salud nerviosa, mientras que la práctica regular de ejercicio mejora la circulación sanguínea y reduce el estrés, otro factor que puede exacerbar los síntomas. Técnicas de relajación como la meditación o el yoga también pueden ser útiles para controlar la incomodidad y la ansiedad asociada.

Es importante tener en cuenta que, aunque la parestesia es un síntoma común en la menopausia, no debe asumirse automáticamente que se debe a esta etapa. Si los episodios son persistentes, dolorosos o se acompañan de otros síntomas, es fundamental consultar a un médico para descartar otras posibles causas.