Antaño mentor y protegido, Jeb Bush y Marco Rubio, ambos provenientes del estratégico estado de Florida, estaban destinados a tener un momento cara a cara en la puja del Partido Republicano por la nominación presidencial. Ese momento llegó anoche, y Rubio ha salido victorioso.
El joven senador, quien llegó al Capitolio en 2010 con un fuerte respaldo del movimiento ultraconservador Tea Party, se ha erigido como uno de los grandes triunfadores del tercer debate presidencial de los republicanos, que ha dejado los choques más directos, crudos y determinantes de las primarias. Varios de los 10 candidatos han sacado las garras para intentar sacar ventaja.
Rubio, quien comienza a ascender en la pelea por la Casa Blanca, ha tenido uno de sus momento cuando Bush, cuya campaña ha tenido dificultades para arrancar, lo atacó por sus recientes ausencias en el Senado debido a la agenda electoral.
“El Senado, ¿qué es, cómo una semana de trabajo francesa? ¿Tienes como tres días en los que debes presentarte? Puedes hacer campaña, o sólo renuncia y deja que alguien más haga el trabajo”, le ha espetado Bush.
Rubio no se ha dejado amedrentar. Tras recordar que otros senadores, como el republicano John McCain o el demócrata John Kerry, también optaron por ausentarse en su momento para hacer campaña, ha asestado su golpe: “No recuerdo que jamás te hayas quejado sobre el registro de votos de John McCain, y la única razón por la que estás quejándote sobre el mío es estás compitiendo por el mismo puesto y porque alguien te ha convencido de que atacarme va a ayudarte”.
La escena ha inundado en las redes sociales, donde no han faltado los memes, bromas y videos que han inmortalizado el momento para los anales políticos. “Rubio 1000 Jeb 0”, bromeó en Twitter Chris Cillizza, comentarista político del periódico The Washington Post.
Rubio no ha sido el único político que ha tenido una gran noche. Otra figura nueva en la política estadounidense vinculada al Tea Party, el senador por Texas, Ted Cruz, quien también desciende de cubanos como Rubio, ha tenido también un destacado desempeño en una noche en la cual los candidatos han elegido una y otra vez dos blancos: los medios –sólo el 27% de los republicanos confía en la prensa, según una encuesta de Gallup del año anterior– y el “gobierno grande”.
El debate, organizado por la cadena CNBC en Boulder, Colorado, ha tocado sobre todo temas económicos y ha dejado muy bien posicionado a Rubio para tomar la bandera de candidato del “establishment”, sobre todo por el muy mal desempeño que ha tenido otra vez Jeb Bush, sobre quien pesan ya fuertes dudas acerca de si está a la altura de la carrera presidencial.
Bush, heredero de la dinastía política que ya ha puesto a dos hombre en la Casa Blanca, y quien arrancó la interna republicana como el gran favorito, ha quedado mal parado tras el fallido ataque a Rubio, y con la de anoche ha acumulado ya tres actuaciones por debajo de las expectativas en los debates presidenciales. Un dato: anoche, de los diez candidatos en escena, sólo Rand Paul ha hablado menos tiempo que él. Carly Fiorina, la ex CEO de Hewllet Packard, ha sido la que más tiempo habló (10.32 minutos) seguida de Rubio (10.10).
El debate ha dejado otra novedad: los dos líderes en las encuestas, el médico neurocirujano, Ben Carson, y el magnate inmobiliario, Donald Trump, no han sido los actores centrales de la noche, en la cual dos políticos “novatos” y latinos, Rubio y Cruz, lograron posicionarse por encima del resto.
Anoche, tras el debate, la sensación reinante era que entre ambos podría llegar a definirse la pelea por la nominación presidencial del Partido Republicano para el año próximo.