“Si un musulmán no cree en Jesús como profeta de Dios y no le guarda el respeto y el amor que se merece, deja de ser musulmán”, subraya Abdelaziz Hammaoui, profesor de la Cátedra de las Tres Religiones en la Universidad de Valencia, además de imán y presidente del Centro Cultural Islámico de Valencia. “No puede ser musulmán quien no ama a Jesús porque estaría chocando con un pilar importante de la creencia islámica”.
Jesús es uno de los cinco profetas más importantes para el islam y su nacimiento es un momento importante también para los musulmanes. La Navidad no forma parte de las festividades musulmanas “oficiales”, pero sí supone “la conmemoración del nacimiento de un profeta estimado por los musulmanes”, explica Dolors Bramon, profesora emérita de la Universidad de Barcelona experta en el islam.
No son pocos los musulmanes que celebran esta fiesta reuniendo a sus seres queridos tanto en el mundo occidental como en algunos países de mayoría musulmana. Pero Bramon subraya que es “por influencia de una celebración que sale en todos los televisores y periódicos, igual que la entrada del Año Nuevo, que en el año musulmán no lo es”.
“Hay ocasiones que, aunque no sean reconocidas en los textos islámicos como 'fiestas oficiales', suelen celebrarse, tales como: el nacimiento del profeta Mohammed, el inicio del año islámico… Y en este grupo podemos incluir cualquier celebración que homenajee a una gran personalidad histórica como son los profetas de Dios o que conmemore un hecho importante en la vida humana”, detalla Hammaoui.
“Los musulmanes pueden celebrar el día del nacimiento de Jesús, que es un gran e importante profeta de Dios”, añade. ¿Cómo? Puede ser con encuentros en las mezquitas, lectura del Corán y recuerdo a Dios en grupos, comidas familiares o sociales, ayuno, limosna, cánticos religiosos...”
Pero no todos los musulmanes están de acuerdo. Tampoco lo están con la celebración a lo grande del nacimiento del profeta Mahoma o Mohammed que sí festejan numerosos musulmanes. El Mawlid es algo que supone una discusión en el islam porque no todos consideran que pertenezca a su tradición, sino que parece que pudo ser influencia del cristianismo en territorio andalusí o en zonas históricamente cristianas de Irak; algunos países prohíben el Mawlid, indica Bramon.
Hammaoui aclara que el hecho de que ni el nacimiento ni la muerte del profeta Mohammed sea una fiesta “oficial” es porque “el mensaje es más importante que el mensajero en el islam, y hay que venerar las enseñanzas y no tanto al maestro [sin] atribuirles características divinas”.
Casualmente este año coinciden las fechas del nacimiento de Jesús en el calendario gregoriano (24 de diciembre de 2015) y del profeta Mohammed (12 de Rabii Al Anwal, el tercer mes del calendario islámico, un calendario lunar y no solar), "algo que puede darse poquísimas veces en la historia", destaca Hammaoui.
La virgen María
"He ahí, que los ángeles dijeron: "¡Oh María! En verdad, Dios te anuncia la buena nueva, mediante una palabra procedente de Él, [de un hijo] que será conocido como el Ungido Jesús, hijo de María; de gran eminencia en este mundo y en la Otra Vida, y [será] de los allegados a Dios. Y hablará a la gente desde la cuna y de adulto, y será de los Justos. Dijo: "¡Oh Sustentador mío! ¿Cómo podré tener un hijo, si ningún hombre me ha tocado?" Respondió [el ángel]: "Así ha de ser: Dios crea lo que Él quiere: cuando dispone un asunto, le dice tan sólo: “Sé” --y es. Y Él enseñará a tu hijo la revelación y la sabiduría, la Tora y el Evangelio" (Corán, Sura 3, versos 44-48).
Otra Sura (capítulo coránico) habla del nacimiento de la virgen María y una de las más importantes del Corán según Hammaoui se titula sencillamente “Mariam” (María en árabe). “Sin embargo, no existe ninguna Sura que lleve el nombre de la madre o la esposa o la hija de Mohammed”, señala el estudioso del islam clarificando la importancia que el islam concede a la madre de Jesús.
Para el islam, María también era -pues- virgen cuando dio a luz a Jesús por mediación de un Dios todopoderoso. La diferencia importante con respecto a esta creencia frente a los cristianos, es que los musulmanes no lo consideran hijo de Dios.
Otras figuras del Corán comunes a la Biblia
María, el ángel Gabriel, Abraham, Noé, Salomón… “Todo el pasado bíblico (Antiguo Testamento) con alguna matización aparece también en el Corán”, comenta Bramon. Con respecto al Nuevo Testamento, hay mayores discrepancias, pues los musulmanes hablan de un único evangelio (en lugar de los cuatro del cristianismo) con el que “Dios hizo bajar la revelación”.
En el caso de Abraham, por ejemplo, según el Corán él estaba dispuesto a sacrificar a Ismael, su único hijo, concebido con una esclava. El premio a su fe en Dios por estar dispuesto a sacrificarlo fue darle otro hijo, Isaac (el hijo que según la Biblia estuvo a punto de sacrificar Abraham). Finalmente en ambos casos sacrificó un cordero, lo que entre los musulmanes da lugar a una de las dos grandes celebraciones de los musulmanes: la Fiesta del Sacrificio (la otra, es el fin del mes del Ramadán).
“Esta historia nos enseña que la voluntad de Dios tiene que estar siempre por encima de nuestros deseos y que Dios nunca nos va a pedir algo que nos perjudique”, asegura Hammaoui.
Ayuno como purificación del alma
El Ramadán es todo un mes en el que los musulmanes no deben ingerir ningún alimento ni líquido desde que sale el sol hasta que se pone. El islam lo establece como uno de sus cinco pilares. No sólo implica ayuno, sino también abstención de relaciones sexuales, de fumar... Al final del mes de Ramadán los niños, que no deben guardar el ayuno hasta la edad que decida la familia, reciben regalos. También los mayores se intercambian obsequios y se realiza una de las celebraciones familiares más importantes del islam.
En el caso de los católicos, por ejemplo, el Derecho Canónico establece que deben prescindir de comer carne u otro alimento determinado por la Conferencia Episcopal todos los viernes del año, aunque se practica especialmente en la época de Cuaresma, los 40 días previos a la conmemoración para la crucifixión y resurrección de Jesús en la que creen los católicos y que se conmemora en Semana Santa. Además el miércoles de ceniza y el viernes santo también se debe guardar ayuno -es decir con una sola comida fuerte al día- como preparación. El ayuno católico deben guardarlo los mayores de 18 años; la abstinencia de comer carne, a partir de los 14, explica la agencia de noticias católica Aciprensa.
“Para cristianos y judíos y algunas [otras] religiones el ayuno, es un sacrificio del cuerpo que se enfoca como medida para purgar los pecados cometidos. En el islam no: es haberse esforzado para priorizar las necesidades del alma y dejar en segundo lugar las necesidades del cuerpo”, resume Bramon, también autora de Una introducción al islam (Editorial Crítica).
Pero sí tiene un objetivo común, pues para los musulmanes -al igual que para los cristianos- “consiste en reprimir de forma temporal lo físico y fortalecer el lado espiritual. Enseña a liberarse de las pasiones y a ser dueño de sus acciones e ideas, fortalece habilidades como la paciencia y el acercamiento a los pobres de forma práctica, también es un periodo de autoreflexión y autoevaluación, arrepentimiento de los errores y cambio personal”, valora Hammaoui.
Dinero para ayudar al prójimo
El tercero de los cinco “pilares del islam” es el llamado “impuesto coránico” o “azaque”, una aportación calificada por la Real Academia Española como “tributo que los musulmanes están obligados a pagar de sus bienes y consagrar a Dios”. Las personas con medios económicos están obligadas a entregar una proporción de sus bienes a los necesitados una vez al año.
Hammaoui explica que se considera a una persona o familia apta para ello al que ahorre más de 1.000 euros al año después de cubrir sus gastos y pagar sus deudas. Deberá pagar el 2,5% de su dinero ahorrado a las personas necesitadas y se recomienda empezar por el círculo más cercano de seres queridos.
Recuerda a la colecta de las misas que sirve para financiar a la parroquia o para fines caritativos y a otras obras o donaciones caritativas del cristianismo, el islam establece aparte del impuesto obligatorio la limosna voluntaria o sadaqa, que puede o no ser monetaria y se asemeja al concepto cristiano.
Los mandamientos y el cielo
Los mandamientos del Sinaí (conocidos como “los diez mandamientos” entre los cristianos) son comunes al cristianismo y al islam (también al judaísmo, al igual que otros elementos son similares en las tres religiones, que comparten el “pasado bíblico” que indica Bramon). Principios como no matar o robar también se denominan la “ley natural”.
La teología en general, añade Bramon, establece que el premio para quienes hayan obrado correctamente durante su vida consistirá en la 'visión' eterna de Dios, y el castigo de la 'no visión', tanto para judíos como cristianos y musulmanes. El Corán dice que “quien haya hecho como un átomo de bien lo verá, y quien haya hecho como un átomo de mal lo verá”. Además, el islam también cree en el día del juicio final y en el paraíso.