Este sábado, el primer ministro británico, David Cameron, ha cumplido su promesa electoral de convocar un referéndum sobre la permanencia de Reino Unido en la Unión Europea antes del final de 2017. Será el próximo 23 de junio cuando sus conciudadanos acudan a las urnas para decidir si quieren seguir formando parte de una institución de la que se han vuelto escépticos.
“No amo a Bruselas, amo al Reino Unido. Soy el primero que dice que aún queda mucho por mejorar en Europa”, ha afirmado el dirigente conservador desde el exterior de su residencia en el número 10 de Downing Street en Londres. “[Pero] esa no es la cuestión en este referéndum. La cuestión es si vamos a ser más fuertes y estar más seguros en una Europa reformada o solos por nuestra cuenta”, ha señalado para luego añadir: “Permítanme ser claro, abandonar Europa amenazaría nuestra seguridad nacional y económica”.
En la noche del viernes, tras largas negociaciones, los jefes de Estado y Gobierno de los países de la UE aprobaron un paquete de concesiones a Cameron para reajustar el encaje de Reino Unido en la Unión y evitar su salida. Las concesiones engloban salvaguardas al centro financiero de la City de Londres, el reconocimiento de que Reino Unido no está sujeto al principio de “cada vez más unión” y la creación de un mecanismo de emergencia para frenar el acceso de ciudadanos comunitarios a beneficios sociales en el país.
Aunque la negociación del acuerdo ha subrayado las fracturas entre los países de la UE, los líderes europeos han felicitado al premier británico por lograr lo que él denomina un “estatus especial” en la UE. “Cameron peleó duro por Reino Unido. Un buen acuerdo para Reino Unido y la UE. ¡Felicidades!”, escribió el primer ministro danés, Lars Lokke Rassmusen, en Twitter.
“Mi postura es que el acuerdo alcanzado en Bruselas nos ofrece lo mejor de los dos mundos”, asegura Cameron, quien espera que las concesiones disuadan a los euroescépticos moderados. Sin embargo, de vuelta en casa no todos comparten su opinión y el camino al 23 de junio se anticipa pedregoso para el líder británico.
El promedio de sondeos de The Telegraph muestra que un 49% de los británicos quiere dejar la UE, frente a un 51% que aboga por quedarse.
Varios miembros del gabinete de Cameron han roto filas para anunciar su oposición a la Unión Europea. “Me duele tener que estar en desacuerdo con el primer ministro”, ha dicho el ministro de Justicia, Michael Gove. “[Pero] creo que nuestro país estaría mejor y sería más libre y más igualitario fuera de la UE (…) No quiero restar mérito a los esfuerzos del primer ministro por lograr un acuerdo mejor para Reino Unido. Ha negociado con valor y tenacidad. Pero creo que Gran Bretaña sería más fuerte fuera de la UE”.
Los otros miembros de su equipo que se han pasado al bando rupturista son Iain Duncan Smith, ministro de Trabajo y Pensiones; John Whittingdale, ministro de Cultura; Chris Grayling, líder de la Cámara de los Comunes; Priti Patel, titular de Empleo; y Theresa Villiers, ministra para Irlanda del Norte.
Por su parte, el dirigente del Partido Laborista y líder de la oposición, Jeremy Corbyn, ha criticado el acuerdo acordado por Cameron con sus socios europeos, pero ha defendido la permanencia de Reino Unido en la UE. “No ha hecho nada para promover empleo estable, proteger nuestra industria metalúrgica, o frenar la expansión de los sueldos bajos y los recortes salariares en Reino Unido”, ha afirmado. “Haremos campaña para mantener a Reino Unido en Europa de cara al reférendum, independientemente del jugueteo de Cameron, porque trae inversión, empleos y protección para los trabajadores y consumidores británicos”.
El debate sobre el 'Brexit' ha resucitado incluso el fantasma de la independencia escocesa. “Si llegamos a una situación en que Escocia vota por quedarse y el resto del Reino Unido vota por marcharse, la gente de Escocia querrá considerar de nuevo si Escocia debe ser independiente”.