De las cifras que deja el fallido golpe de Estado en Turquía la más importante es la de muertos, sin duda. Cerca de dos centenares de víctimas han dejado los enfrentamientos de las últimas horas sumando militares, policías y civiles. Sin embargo, otro número resulta igualmente llamativo: el de los 2.839 miembros del Ejército que han sido detenidos y que se enfrentarán a una Justicia que, según Ankara, no va a tener piedad con esta "traición". La pena de muerte, pese a estar suprimida en el país, se otea en el horizonte como una opción real.
Así, al menos, lo confirmaba el primer ministro turco, Binali Yildirim. El líder político ha sido la cara visible del gabinete de Erdogan durante el suceso, toda vez que el presidente se encontraba de vacaciones fuera de la capital. Yildirim ya anticipaba a los culpables del levantamiento que pagarían "un alto precio, sin concesiones" por su rebelión.
Pero fue en una comparecencia posterior cuando dejó caer que la pena capital podría recuperarse para un caso tan excepcional como este: "La pena de muerte está suprimida en Turquía", dijo, "pero hoy habrá una reunión del Consejo Constitucional que debatirá sobre la conveniencia de recuperar esta forma de castigo".
"No se preocupen por los comandantes (retenidos); estarán pronto de servicio", aseguró poco después, jugando con una ambigüedad que quedó nuevamente olvidada al asegurar que "los miembros de esta banda están ahora en manos de la nación turca y van a recibir la pena que merecen"; al tiempo que dio por hecho que todos los soldados involucrados en el golpe perderán su rango como primera medida.
Erdogan, de vuelta a Estambul, tampoco presagiaba ninguna dosis de condescendencia con los implicados. "Los militares", dijo, "tendrán que pagar un precio muy alto por esta traición. Han levantado las armas contra el pueblo. El intento de golpe de Estado es una bendición de Allah que permitirá limpiar el Ejército”, aseguró.
2.475 jueces destituidos
La purga en las Fuerzas Armadas también se extendió al aparato judicial del país e igualmente con otra cifra igualmente elevada: la de los 2.745 jueces destituidos este sábado por la Junta Superior de Jueces y Fiscales del país, según informó la agencia de noticias Anadolu. A la vez, el Consejo presidido por el ministro de Justicia, Bekir Bozdag, destituyó a cinco de sus 22 miembros, mientras que una orden de detención fue emitida contra nueve jueces del Tribunal Supremo del país.
Además, la Policía ha detenido a 10 jueces del 'Danistay', uno de los organismos supremos de la Judicatura turca y máxima autoridad para contenciosos administrativos, informó esta misma agencia.
Otros 38 miembros de este cuerpo están en búsqueda y captura, agregó la cadena privada NTV. También se ha emitido orden de arresto contra 140 jueces del Tribunal Supremo (Yargitay), señaló la citada emisora. El presidente de esta institución, Ismail Rüstü Çirit, prometió en declaraciones a la cadena "castigar a todos los traidores".
Y sea por las nada halagüeñas perspectivas o por la incertidumbre que se supone, algunos han optado por huir. En la mañana de este sábado, un helicóptero militar turco ha aterrizado en el aeropuerto griego de Alexandrúpolis. Sus siete tripulantes -ocho según otras versiones- han solicitado asilo político, informan los medios locales.
El aparato entró en el espacio aéreo griego sin solicitar permiso y el piloto excusó esta circunstancia aludiendo un fallo mecánico. Según los medios helenos, la policía griega ha llevado a sus tripulantes a la jefatura de policía de Alexandrúpolis, en el noreste de Grecia, cerca de la frontera con Turquía.
Mensaje a los partidarios de Güllen
Desde el primer momento, la versión oficial del Gobierno sobre la facción del Ejército que ha traicionado al Gobierno apuntaba en una sola dirección, el 'movimiento Gulenista'. Se trata de una comunidad islámica dirigida por Fethullah Gülen, un viejo conocido y antiguo aliado del presidente turco en su primera etapa como primer ministro.
Juntos, Gülen y Erdogan se infiltraron en todos los estamentos del poder del país, desde la Justicia a la policía pasando por el Ejército, el mismo que este 15 de julio se ha revuelto contra el poder. Desde 2014, el presidente turco acusa a esta suerte de cofradía islámica de intentar derrocarle. El principal líder de este movimiento, Gülen, está exiliado en EEUU desde 1997.