El Gobierno chino asesinó al menos a doce fuentes de la CIA, según NYT
El organismo estadounidense notó en 2011 que sus espías estaban desapareciendo. También se habrían producido cerca de 20 detenciones.
20 mayo, 2017 20:58El Gobierno chino asesinó al menos a una docena de informantes de la CIA en el país asiático entre 2010 y 2012 para desestabilizar la red de los servicios de inteligencia estadounidenses, según informó este sábado The New York Times.
El diario, que cita a exfuncionarios estadounidenses, revela que otros informantes fueron arrestados durante ese período en China y que, en total, fueron entre 18 y 20 las fuentes asesinadas o apresadas, "lo que deshizo de forma efectiva una red que había llevado años construir".
Según manifestaron tres de los funcionarios, a uno de los asesinados le dispararon frente a sus compañeros en el patio de un edificio gubernamental, lo que representaba "un mensaje para otros que podrían haber estado trabajando para la CIA".
Una de las "peores brechas"
Funcionarios actuales y retirados del Gobierno estadounidense consideraron esta brecha abierta en los servicios de inteligencia en 2010 como "una de las peores en décadas" ya que la explicación de su causa, todavía no aclarada, divide a los investigadores.
Asimismo, los funcionarios compararon el número de "recursos perdidos" en China con los de la Unión Soviética y Rusia durante las "traiciones" de los exagentes de la CIA y el FBI Aldrich Ames y Robert Hanssen, que informaron de operaciones de inteligencia a Moscú durante años.
Según cuatro exfuncionarios, los informantes estaban integrados en la burocracia de Pekín y algunos de ellos eran ciudadanos chinos que la CIA consideraba "desilusionados con la corrupción" de su Gobierno.
No obstante, a finales de ese año empezó a escasear la información y en 2011 los altos funcionarios de la agencia de inteligencia se dieron cuenta de que sus espías en China estaban desapareciendo.
Investigación oculta
Comenzó así una investigación conjunta entre el FBI y la CIA, en la que altos funcionarios de contrainteligencia analizaron desde una oficina secreta en el norte de Virginia (EE.UU.) cada operación que se llevaba a cabo en Pekín, según describieron al periódico diez funcionarios actuales y retirados bajo condición de anonimato.
Algunos investigadores creían que los chinos habían descifrado los métodos encriptados que la CIA utilizaba para comunicarse con sus espías y otros sospechaban de un traidor, según la información del NYT.
La investigación llevó a los funcionarios a cuestionar en Estados Unidos a un supuesto topo, un chinoestadounidense que había dejado la CIA y se había quedado con su familia desarrollando un negocio en Asia, donde volvió tras justificar su elección y negar irregularidades.