Caracas

La oposición venezolana se ha anotado una importante victoria moral en su lucha contra el Gobierno de Nicolás Maduro. Al menos 7.186.170 de venezolanos participaron en la consulta popular impulsada por la Mesa de la Unidad Democrática en la que se rechazó la convocatoria oficialista de una Asamblea Nacional Constituyente, se demandó a la Fuerza Armada “obedecer y defender” la Constitución vigente y la realización de elecciones “libres y transparentes”. Según los datos recogidos, al menos el 98% votaron en contra de la iniciativa del presidente venezolano.

La cifra, que corresponde al 95% de los votos escrutados, fue anunciada por la rectora de la Universidad Central de Venezuela, Cecilia García Arocha, y representa en 36,3% del padrón electoral. El resultado fue conseguido en unas 14.000 mesas de votación, apenas una fracción de las 45.000 mesas habilitadas en los procesos convocados por el Consejo Nacional Electoral.

Participación masiva en la consulta convocada por los opositores en Venezuela

Pero el chavismo, en voz de Jorge Rodríguez, alcalde de Caracas y principal responsable del comando de campaña oficialista, ha puesto en duda no solo la legalidad del proceso, sino la transparencia del mismo al asegurar que durante la consulta personas votaron varias veces. También han dicho que la oposición, al quemar los cuadernos de votación, donde se registraron las firmas y huellas dactilares de los participantes, imposibilita cualquier auditoría al proceso.

“Negar la alta participación en la consulta popular de hoy es no vivir en Venezuela”, replicó García Arocha.

Desde la MUD han dicho que la información de las actas de votación es sensible y puede ser utilizada por el Gobierno para perseguir a los disidentes, como ya sucedió en 2004 con la “lista Tascón”, que contenía los nombres de los opositores que solicitaron un referendo revocatorio contra Hugo Chávez y que luego resultó en despidos de firmantes que trabajaban en la administración pública y decenas de denuncias de marginación de algunos servicios públicos.

Muestra de fuerza opositora

El 16J es un hito que se consiguió en unas circunstancias que pueden fortalecer aún más la causa que adversa al madurismo: se planificó en apenas un par de semanas, con pocos recursos, casi de manera artesanal, sin la participación de los poderes públicos, en un acto inédito de rebeldía ciudadana que ni siquiera contó con el resguardo de los militares, como es la norma en los comicios que se realizan en Venezuela.

Líderes populares, estudiantes y vecinos fueron los encargados de poner en marcha una jornada que se convirtió en una fotografía impresionante de la capacidad de maniobra opositora y que puede generar un cisma a lo interno del oficialismo, ya fracturado por las denuncias hechas por la fiscal general de la República, Luisa Ortega Díaz, en contra del Tribunal Supremo de Justicia, comandantes militares y altos funcionarios.

Durante todo el día los venezolanos participaron masivamente en un evento que fue empañado por el ataque de paramilitares contra unos votantes congregados en Catia, al oeste de Caracas. Una mujer fue asesinada y tres personas resultaron heridas.

La masiva votación da inicio a una nueva etapa de la lucha entre la disidencia y el madurismo. La oposición dio muestras de su fuerza y de manera pacífica ha alzado su voz.

Nicolás Maduro, por su parte, no participó del simulacro electoral impulsado por el Partido Socialista Unido de Venezuela, que, en paralelo a la consulta popular opositora, fue planificado para aceitar la maquinaria electoral del chavismo antes de la elección para la ANC, prevista para el 30 de julio. Pero sí habló antes de que la MUD anunciara las cifras de participación: “Ellos tuvieron una consulta interna, tranquilos, con la protección del Estado. Yo les digo que no se vuelvan locos”.

El día después

Pero el reto de la oposición está en cómo digerir el mensaje que ha dado la gente. La gran duda que se genera tras conocerse los resultados está en cuál es el papel que jugará el Parlamento, de mayoría opositora, y cuáles serán las siguientes acciones después de tres meses de protestas y una brutal represión que se ha traducido en decenas de muertos.

Leopoldo López, el líder opositor mejor valorado por las encuestas, ha escrito desde su cautiverio que es un deber “histórico, político, constitucional y moral” hacer cumplir el mandato popular y ha pedido a la comunidad internacional respaldar “la decisión soberana”. “Renovación legítima de los poderes públicos y convocatoria a elecciones libres es el mandato”, se lee en su perfil de Twitter.

Julio Borges, presidente del Parlamento, también ha dicho que van a trazar una ruta para cumplir con la voluntad popular de “tener un país democrático” y que se dará a conocer en las próximas horas. “Ojalá que quienes tienen el poder tengan la humildad de entender el grito que dijo Venezuela: No queremos una Constituyente fraudulenta e impuesta… Le toca al Gobierno entender eso y nos toca hacerles entender eso”.

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