El verano de Salvini indigna a Italia: gogós, DJs y mojitos
El viceprimer ministro italiano traslada a las playas su propaganda y se divierte con su hijo una moto acuática de la Policía italiana.
6 agosto, 2019 01:51Para muchos italianos quedan ya demasiado lejos los tiempos en los que el expresidente del Gobierno italiano Aldo Moro, a principios de los '70, llevaba a su familia a la playa vestido con traje y corbata. "Papá, ¿por qué te vistes siempre así?", le preguntaba en aquellos entonces su hija Agnese. "Soy un representante del pueblo italiano, tengo que ser digno y presentable siempre", le decía. Era su forma de "respetar a las instituciones", tal como él mismo decía. Incluso durante las vacaciones.
Cincuenta años después, el ministro del Interior italiano y líder de la soberanista Liga, Matteo Salvini, va exactamente en la dirección contraria causando indignación en una buena parte de la opinión pública de su país: bañador, torso desnudo, copa en mano, moto de agua, fiestas, DJs y gogós. En los últimos días, aprovechándose de la época estival, el vicepresidente del Ejecutivo transalpino está causando mucho revuelo debido a su comportamiento que, según muchos, sería impropio para el cargo que ocupa.
Al final y al cabo, no sólo se trata del ministro italiano más conocido de su país –mucho más que su descafeinado primer ministro, Giuseppe Conte–, sino muy probablemente del próximo jefe del Gobierno italiano.
Salvini en la mesa de mezcla cual DJ y fiestas con gogós en la playa que cantan en himno italiano. Ésta es la imagen de estos días de un ministro del Interior italiano que disfruta del verano en el local Papeete Beach en Milano Marittima –una de las playas más conocidas del norte de Italia– dispuesto a mezclar campaña electoral con desinhibición personal. "El secreto de este sitio", ha explicado Massimo Casanova, dueño del Papeete, a algunos medios italianos, "es que aquí no hay VIPs, todos son iguales. Vamos, ¡igual que Berlusconi en la Costa Esmeralda!", explica. Y añade: "Aquí si que hay gente guapa, no como en Estrasburgo". Casanova, gran amigo personal de Salvini, acaba de entrar en el Parlamento Europeo como representante de la Liga.
Hace unos días, el hijo de Matteo Salvini, de 16 años, fue pillado en una moto de agua de la Policía de Estado italiana con un agente encargado de llevar el vehículo, lo cual ha despertado una gran indignación entre los medios de comunicación. Se trata del hijo del ministro del Interior, subido a un vehículo oficial, con un agente policial en una actividad no oficial: en resumidas cuentas, uso impropio de recursos de la Administración Pública italiana. Sin embargo, Salvini, suele recordar en público que los policías escoltas "no son los chóferes de nadie".
Las grabaciones de lo ocurrido, realizadas por un reportero gráfico del periódico italiano La Repubblica, han supuesto un verdadero problema para su autor en los últimos días. Rozando lo grotesco, dos hombres, que en ningún momento se identificaron con su verdadera profesión con el reportero, aseguraron ser dos policías para convencer al cámara de dejar de grabar las imágenes. Aunque el periodista de La Repubblica se encontrara en un lugar público. Salvini, quien admitió lo del hijo en la moto de agua como "un error de padre" provocó al reportero más tarde: "Usted que es un especialista, vaya a tomar más imágenes de menores, ya que le gusta tanto".
Las reacciones de la oposición no han tardado en llegar. "Como si fuera un juguete, así trata Matteo Salvini las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado", apuntan desde el socialista Partido Democrático (PD): "Primero usa los uniformes de la Policía a modo de sudaderas y ahora esto [en referencia a la moto de agua]". Desde las filas del partido hoy capitaneado por Nicola Zingaretti, se apunta al hecho de que si el que se hubiera subido a la moto de agua "hubiera sido el hijo de uno del PD", los del Movimiento 5 Estrellas "la hubieran liado parda".
Propaganda estival
El actual Gobierno italiano, presidido por el primer ministro Giuseppe Conte, es el resultado de la extraña coalición cristalizada hace algo más de un año entre el Movimiento 5 Estrellas de Luigi Di Maio y la Liga de Matteo Salvini. Así pues, Conte no es más que el testaferro, intermediario y árbitro entre Salvini y Di Maio, dos líderes que difieren en casi todo y por eso, desde la creación del actual Gobierno italiano, ambas formaciones no hacen más que pelearse entre sí amenazando de abandonar el Ejecutivo en cualquier momento.
En las elecciones generales de 2018, el M5E obtuvo el 33% de los consensos y la Liga el 17%. Pero tras un año de campaña permanente en la calle y en las redes por parte de Salvini, las últimas elecciones europeas de mayo ha provocado que los dos socios de Gobierno se hayan intercambiado los porcentajes. Así pues, actualmente la Liga es el primer partido de Italia y su popularidad va en ascenso, como la de su líder, que no pierde ocasión para hacerse fotos a diario con sus seguidores. En este contexto, Salvini está tomando las playas italianas como escenarios para sus mítines estivales y seguir en su propaganda permanente. Desde La Repubblica, se habla de una auténtico beach tour de Salvini por el sur de Italia a lo largo del mes de agosto para arañar aún más votos a su socio del Movimiento 5 Estrellas".
Que los políticos italianos sean fotografiados durante sus vacaciones de verano no es algo inédito, en el pasado ha ocurrido en numerosas ocasiones con figuras como De Gasperi, Pertini, Napolitano, Berlinguer, Craxi, D'Alema, Ciampi, Berlusconi y Renzi. La diferencia, en relación a Matteo Salvini, es que hasta hoy, de alguna manera –lo cual es difícil, pensando por ejemplo a Berlusconi– había un cierto decoro personal y por tanto institucional. Sin embargo Matteo Salvini, intérprete extraordinario de las nuevas tecnologías aplicada a la política de su país, sabe que el decoro no es algo propio de la política líquida e inmediata del siglo XXI basada en las redes sociales. Así pues, el actual ministro del Interior transalpino recorrerá una buena parte del país con forma de bota para demostrar que el soberanismo no entiende de vacaciones. Ni de playas.