Un indígena de la etnia Guajajara fue asesinado cerca de una reserva del estado amazónico de Maranhao (noreste de Brasil), en el que ha sido el cuarto homicidio en el último mes y medio contra miembros de este pueblo originario, informaron este viernes fuentes oficiales.
Todavía no es segura la identidad de la víctima. Ha sido identificada como Dorivan Soares Guajajara, de 28 años, por la estatal Fundación Nacional del Indio (Funai) de Brasil. Sin embargo, según el Consejo Indigenista Misionero (Cimi), vinculado a la Iglesia católica, se trataría de Erisvan Soares Guajajara, un adolescente de 15 años.
Lo que sí que se sabe es que vivía en la reserva de Araribóia y en el momento del crimen estaba en compañía de una persona no indígena, que también fue asesinada. Por el momento, se desconocen las circunstancias en las que ha ocurrido este doble homicidio.
El pueblo Guajajara ha adquirido notoriedad internacional por la defensa que hacen, por cuenta propia, de la Amazonía, para lo que crearon grupos de "guardianes", encargados de fiscalizar y proteger el mayor bosque tropical del planeta.
Desde hace varios años, las reservas indígenas de Maranhao son objeto de ataques por parte de compradores ilegales de tierra ("grileiros") y madereros, según varios informes de organizaciones de derechos humanos, que también denuncian la impunidad de estos crímenes y la pasividad de las autoridades brasileñas.
La Policía descarta el crimen de odio
Este último episodio ocurrió en el municipio de Amarante y según la Policía "están descartadas todas las motivaciones por un delito de odio o una disputa por madera o tierras".
También desvinculan el suceso a los otros tres asesinatos contra miembros de la comunidad Guajajara; sospechan que, en este caso, las víctimas estaban implicadas en el "tráfico de drogas"; y no descartan incluso una pelea entre ellos.
Sin embargo, diversas ONG ponen en duda esa versión. Según el Cimi, líderes de la etnia y familiares de Soares Guajajara no comparten la tesis de la Policía y aseguraron que el joven era "tranquilo", vivía en la reserva y apenas se acercaba a la ciudad.
La Comisión Pastoral de la Tierra (CPT), también vinculada con Iglesia católica y que actúa activamente en la región, informó, por su parte, que los cuerpos de las dos víctimas encontrados este viernes presentan "señales de descuartizamiento". "Aún no se saben las circunstancias del crimen, pero aparentemente fueron asesinados a puñaladas", señaló el organismo.
Este es el cuarto asesinato contra un integrante de la etnia Guajajara en el último mes y medio. El pasado fin de semana, dos miembros de este pueblo fueron asesinados a tiros y otros dos resultaron heridos mientras viajaban en una carretera federal de Maranhao, en un ataque cometido por desconocidos desde un vehículo.
A principios de noviembre, Paulo Paulino Guajajara, de 26 años y miembro de los llamados "guardianes del bosque", murió en una emboscada perpetrada presuntamente por madereros ilegales.
Tras estos episodios violentos, el Gobierno de Brasil anunció el pasado lunes el envío de un contingente de la Fuerza Nacional, un grupo de élite de la Policía, para reforzar la seguridad y evitar más asesinatos en la región.
De acuerdo con la CPT, al menos 20 indígenas Guajajara han muerto en su territorio o en las inmediaciones del mismo desde 1992.
La líder Guajajara culpa a los políticos
La líder indígena Sonia Guajajara, una de las referencias más reconocidas a nivel internacional en defensa de la Amazonía y sus pueblos ancestrales, lamentó el doble homicidio en sus redes sociales.
"No sólo estamos ante un escenario de guerra, estamos en un campo de batalla donde el odio propagado por las fuerzas políticas conservadoras, autoritarias y racistas es alimentado por el fascismo, que ya superó todos sus límites", afirmó.
"Este es ya el cuarto asesinato registrado contra el pueblo Guajajara en las últimas semanas. Necesitamos un 'Ya basta' urgente. Se están eliminando vidas y otras están en riesgo en nombre de la codicia", completó.
Según el Cimi, las invasiones ilegales de tierras indígenas en todo Brasil han aumentado un 44 % entre enero y septiembre, coincidiendo con la llegada al poder del ultraderechista Jair Bolsonaro, quien está a favor de la explotación de los recursos naturales de la Amazonía.