Berlín asistió hoy a una nueva movilización de colectivos contra las restricciones por la pandemia, entre ellos grupos de la ultraderecha, marcada por la desobediencia desafiante y generalizada al uso de la mascarilla y algunas escaramuzas entre fuerzas policiales y radicales.
La Policía de Berlín optó por ordenar la disolución de la primera marcha, sobre las 11.00, unas dos horas de arrancar hacia el punto fijado para la concentración final y cuando unas 18.000 personas desfilaban por el corazón de la capital alemana.
Dos condiciones esenciales impuestas para su autorización -distancia social y uso de la mascarillas- estaban siendo ignoradas por la mayoría de los asistentes a una marcha cuyo aglutinante era negar la necesidad de tales restricciones.
Justo tras la disolución, la policía de Berlín detuvo a unos 200 ultraderechistas que protagonizaron acciones violentas ante la embajada de Rusia. Según el responsable de Interior del gobierno regional de la ciudad-estado y capital alemana, Andreas Geisel, en dichos altercados participaron unos 2.000 radicales.
Horas después se reagruparon ante la Columna de la Victoria unas 30.000 personas, según estimaciones policiales, en un ambiente mayoritariamente festivo. Mientras, en las cercanías del Reichstag, sede del Parlament, y de la embajada rusa se producían encontronazos entre agentes antidisturbios y ultras, que portaban símbolos y banderas anticonstitucionales.
La marcha de este sábado, jornada para la que hay convocadas decenas de otras manifestaciones de distinto signo, se produce en medio de la alarma por el aumento de los nuevos contagios registrados en estas semanas pasadas.
Como ocurrió en una anterior marcha con 30.000 personas, el 1 de agosto, agrupó tanto a defensores de teorías de la conspiración o antivacunas como a ciudadanos que consideran vulnerada su libertad de movimientos, mezclados con grupos ultraderechistas, líderes de los llamados "Identitarios" y reconocidos negacionistas del Holocausto.
Recursos en contra
Que la manifestación llegara a ponerse en marcha se debió a una decisión, ya de madrugada, de la Audiencia Territorial Administrativa de Berlín, que rechazó el último recurso presentado por la Policía contra la convocatoria.
Fue el último obstáculo administrativo para los convocantes. Otra instancia judicial había levantado dos días antes la prohibición a la marcha del Senado (gobierno regional) berlinés.
El Senado berlinés había justificado su veto en el argumento de que derecho a la manifestación no significa el derecho a infringir la legalidad o a desobedecer las normas de higiene vigentes. La canciller alemana, Angela Merkel, había expresado su comprensión al veto, pese a reconocer el derecho a la manifestación y también el de los convocantes a recurrirlo.
Permitir o no la marcha colocó a las autoridades ante el dilema de garantizar ese derecho fundamental o hacer prevalecer el interés por la salud pública en la lucha contra la pandemia.
Ya la víspera quedó claro que no se respetarían las medidas de higiene pactadas. Unos 1.500 manifestantes, mayoritariamente sin mascarilla, se concentraron el viernes ante la emblemática Puerta de Brandeburgo, a modo de acción previa.
Ruidosos y minoritarios
Las manifestaciones contra las restricciones se han sucedido en Alemania desde julio. Para la movilización de este sábado se habían desplazado a la capital grupos de ciudadanos de todo el país.
Pese a la vistosidad de las marchas, la opinión mayoritaria alemana respalda las restricciones, en un país en que ni en los momentos más álgidos se confinó a la población.
Un 60% de los ciudadanos las defienden, según el último 'Politbarometer' de la televisión pública ZDF, mientras que un 28% cree que deberían reforzarse y un 10% las considera exageradas.
La única formación parlamentaria que respalda esas convocatorias es la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD), líder de la oposición en el Bundestag (cámara baja) desde 2017, pero que ha perdido fuelle y tiene ahora una intención de voto del 9 % según los sondeos.
Repunte de contagios
La manifestación de este sábado se produce en un momento en que el Gobierno de Merkel ha endurecido las restricciones para los viajes -especialmente a zonas de riesgo, entre las que hay destinos turísticos preferenciales para los alemanes, como España y Turquía-. La vuelta a la actividad escolar se desarrolla de forma gradual en Alemania, pero sin grandes problemas, y preocupan los repuntes generados principalmente en encuentros familiares o tras las vacaciones.
El cómputo de nuevas infecciones se ha estabilizado en Alemania y desde hace días se sitúa en la franja de los 1.500, según las cifras del Robert Koch Institut (RKI), competente en la materia. Hoy se reportaron 1.479 casos, después de que el sábado anterior se llegara a los 2.034 contagios, la marca máxima desde finales de abril.
Entre marzo y abril, el peor momento de la pandemia en Alemania, las cifras de contagios se habían situado en los 6.000 diarios. El cómputo acumulado de infecciones llegó este sábado a los 240.986, de las cuales 214.200 son pacientes recuperados, mientras la cifra de muertos está en 9.289.