La vacunación contra la Covid-19 ya se ha iniciado en 190 de los 194 países miembro de la Organización Mundial de Salud (OMS). A pesar de ello (y en parte por ello), las dosis de la vacuna de la Covid-19 escasean, sobre todo tras los diversos problemas de abastecimiento que han demostrado farmacéuticas como AstraZeneca en la Unión Europea. Ello ha provocado que el antígeno contra la Covid se haya convertido en un activo que ha redefinido la geopolítica mundial. Países como Rusia y China, que fabrican 'sus' propias vacunas, están usando las dosis para reforzar sus alianzas y proyectos en determinados territorios, ganarse aliados de cara al futuro o sembrar desavenencias entre sus enemigos.
Las vacunas que está fabricando China (hay tres, la más común Sinovac) ya están llegando a unos 41 países, muchos de ellos del continente africano. Estados como Namibia, Gabón, Mauritania y Guinea solo reciben vacunas de origen oriental, y no es casualidad: la economía china tiene una gran influencia en estos territorios y en sus grandes proyectos de obras públicas.
Entre ellos el puerto de Libreville que se está construyendo y otras grandes infraestructuras portuarias de la costa oeste de la costa del oeste africana. "Para un número creciente de países en vías de desarrollo, China se había convertido ya en el primer socio comercial, en un tenedor de deuda y en un inversor en proyectos estratégicos de conectividad", explica Eduard Soler i Lecha, investigador del Barcelona Centre for International Affairs (Cidob) en un artículo proporcionado por este 'think tank'. "Ahora también aparece como el socio dispuesto a proporcionar las vacunas que no pueden comprar en el mercado internacional y que los mecanismos multilaterales todavía no han proporcionado".
Un papel clave en el reparto de vacunas chinas lo está jugando también la 'nueva' Ruta de la seda China. La iniciativa, llamada 'One Belt, One Road Initiative', es uno de los grandes proyectos de Pekín para afianzar su dominio de la economía mundial y que se está construyendo a través de alianzas con países de hasta tres continentes. España fue invitada a ello en 2018, pero Pedro Sánchez, que ya era presidente del Gobierno, rechazó la propuesta para sumarse al proyecto paralelo que tiene en marcha la Unión Europea.
Egipto, con su canal de Suez, tiene un papel clave en el entramado marítimo que afianza la ruta. La única vacuna que recibe este país es la china Sinopharm, junto a unas pocas dosis de AstraZeneca mediante la alianza Covax
También Turquía cumple un papel clave para China en el Mediterráneo, tanto por mar como por tierra. Así, la mayoría de las vacunas que está inoculando Turquía son también de origen chino.
La ruta incluye todo tipo de fórmulas de transporte, tanto ferrocarriles como oleoductos. Aquí tienen un papel capital determinados aliados de Pekín como Irak y Pakistán, que también está recibiendo vacunas de manufactura china.
En estos casos, el Gobierno de Xi Jin Ping no se fija solo en la posición de los países y su influencia económica. Según explican fuentes diplomáticas, la estrategia vacunal de China busca también ampliar y reforzar sus alianzas y dominios sobre territorios que controlen recursos energéticos (como los hidrocarburos) u otras materias primas.
Así, las fuentes consultadas indican que no es casualidad que Pekín esté desplegando su alianza vacunal a determinados países de Latinoamérica. En estos momentos, las vacunas chinas son la principal baza contra la pandemia de Covid de Chile y Perú, dos países que controlan 40% de la producción mundial de cobre y que serán muy necesarios en las políticas de movilidad eléctrica a escala global que se están poniendo en marcha.
Cómo no, las vacunas también sirven para hacer negocios. Antes de que la pandemia colapsara los hospitales de Brasil, su presidente, Jair Bolsonaro, se había negado a que la multinacional china Huawei participara en la milmillonaria subasta de redes 5G brasileña, que se espera que se celebre este verano.
Aquí la relación de Bolsonaro con la Casablanca, cuando Donald Trump era su residente, era clave. Sin embargo, la llegada del demócrata Joe Biden a la presidencia de Estados Unidos y la necesidad de vacunas ha llevado al presidente brasileño a cambiar de idea. Huawei podrá tener un trozo de tarta de una de las redes móviles más beneficiosas de Latinoamérica.
La estrategia oriental está reforzada por su capacidad de fabricación de vacunas, a pesar de que la vacunación dentro de las fronteras chinas no se encuentra precisamente entre las más elevadas. Ha inoculado solo 11 dosis por cada cien habitantes, por debajo de cualquier país de la UE, según la información de Our World In Data.
Sin embargo, aunque Rusia ha inoculado todavía menos y tiene menos capacidad de producción, también ha apostado por una diplomacia vacunal como la china, aunque menos extendida. Sputnik V se emplea en 23 países del Globo, en varios de ellos en exclusiva.
Este es el caso de Venezuela, Argelia o Irán. Todos ellos países con fuerte relación con Moscú, importantes recursos energéticos y que solo usan Sputnik V.
"A través de la vacuna, Rusia también se está reivindicando como potencia global. Esto explica, por ejemplo, por qué es especialmente activa en América Latina, un continente alejado geográficamente y que Estados Unidos ha considerado como su patio trasero", indica José Soler i Lecha.
"De nuevo, se ahonda en una tendencia previa, puesto que antes de la pandemia, Rusia ya se había convertido en un apoyo decisivo de Nicolás Maduro en Venezuela. Y también resulta familiar el intento de dividir a los socios europeos. Antes era el gas, hoy son las vacunas. Los viejos nuevos amigos que para Moscú –Hungría, por ejemplo– pueden ser de gran utilidad cuando toque hablar de sanciones".
De hecho, la vacuna rusa y las constantes ofertas de sus representantes en todos los países de la Unión Europea están acelerando las tensiones dentro de la Unión. Ya Alemania ha avisado de que, a pesar de que la Comisión descarte incluirla en la central de compras comunitaria, si la Agencia Europea del Medicamento (EMA) la aprueba optará a comprarla.
Ya Hungría y Eslovaquia han dado el paso para comprarla a pesar de no contar con este requisito. España no lo hará al menos antes que el antígeno cuente con el aval de la EMA. Aunque el presidente ha asegurado que España optará por la unidad, fuentes cercanas al Ministerio de Sanidad dejan abierta la puerta a adquirir Sputnik V si se aprueba.
Sin embargo, la diplomacia vacunal de Rusia se ha encontrado con un obstáculo: La capacidad de fabricación. Moscú carece de tantas instalaciones para fabricar antígenos como llevar a cabo una estrategia como la China.
De hecho, según las cifras recopiladas por la consultora Airfinity, las previsiones de los fabricantes son alcanzar una producción de hasta 14.000 millones de dosis este año, y prácticamente todas ya están comprometidas con diferentes fines o países.
Por ello, Moscú está buscando por todo el continente europeos distintos fabricantes. Entre ellos, el español Grupo Zendal, que es la única farmacéutica de nuestro país con capacidad para fabricar el antígeno de las vacunas. Y por lo pronto se lo está pensando.
Mientras, también India está jugando a la diplomacia vacunal, aunque de una manera más discreta. El país, que alberga algunas de las mayores fábricas de medicamentos y vacunas del mundo, está donando dosis a países vecinos y otros pequeños estados.
Su fin es lograr suficientes aliados para la batalla que se está librando dentro de la Organización Mundial del Comercio (OMC) por la liberación temporal de patentes de vacunas que puede abrir un peligroso precedente para el sector farmacéutico innovador, según denuncian fuentes cercanas este ámbito.
Mientras, Occidente se está dedicando a hacer la guerra por su cuenta. Por lo pronto, Reino Unido y Estados Unidos hacen acopio de dosis mientras en la Unión Europea faltan, debido a los problemas de abastecimiento de AstraZeneca para este primer semestre del año.
El único gesto de diplomacia vacunal (aunque se manejan otras posibilidades) ha sido la iniciativa Covax, una herramienta activada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) con organizaciones como la Alianza para la Vacunación (GAVI) para proporcionar vacunas a países en vías de desarrollo y con escasos recursos para adquirir sus propias dosis. Unos cien países en estas condiciones han recibido ya unos 38 millones de dosis contra la Covid, y la expectativa es poder entregar al menos 2.000 millones antes de que acabe 2021.
Queda conocer si el 'nuevo mundo' que quede tras la mayor campaña de inmunización de la historia de la humanidad estará marcado por la diplomacia vacunal. Esperemos que a partir de 2022, como tarde, se pueda responder a esta pregunta, sobre todo porque significará que la pandemia habrá quedado atrás.