Ana Montes, la "mortífera espía" que ayudó a Cuba a matar yanquis, liberada 20 años después
Trabajó durante 16 años para la Inteligencia estadounidense mientras filtraba información "letal" al gobierno de La Habana.
8 enero, 2023 11:58La Oficina de Prisiones de Estados Unidos dio la orden el 6 de enero: libertad provisional para una mujer de 65 años que había pasado 20 años de cárcel. Tras dos décadas, la interna, hace unas horas, y según los registros de la Oficina Federal de Prisiones, ha puesto un pie fuera de una prisión de máxima seguridad, el Centro Penitenciario Carswell, en Fort Worth, Texas.
La noticia no tendría nada de particular si no fuera porque la mujer se llama Ana Belén Montes, en 1985 comenzó a trabajar para la Agencia de Inteligencia norteamericana, alcanzó enormes cuotas de poder... y se pasó 16 años espiando para el régimen cubano de Fidel Castro.
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La historia de Ana Montes bien podría haber salido de la imaginación de John Le Carré, y para saborearla, hay que rastrear en su pasado. De origen puertorriqueño, su padre ejercía de médico para el Ejército de Estados Unidos y por eso ella nació en Alemania Occidental, donde estaba destinado, en plena Guerra Fría, en 1957. Posteriormente la familia regresó a Estados Unidos, donde vivieron en distintos estados en función de los destinos de su padre.
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La joven Ana se graduó en Relaciones Internacionales en la Universidad de Virginia, y posteriormente cursó un máster en Estudios Internacionales Avanzados en la Universidad Johns Hopkins. En 1984 trabajaba ya como oficinista del Departamento de Justicia.
Los funcionarios del FBI, frente a una pila de documentos fruto de su investigación, llamarían luego a la historia de Montes un "cuento clásico de reclutamiento". Fue allí, en el Departamento de Justicia, cuando la visión crítica de Ana hacia las políticas estadounidenses con Centroamérica llamó la atención del Régimen Cubano. Tras reunirse con ella, la convencieron para que les ayudara.
Su primer paso fue lograr entrar en la Agencia de Inteligencia de Defensa (DIA), un productor clave de inteligencia para el Pentágono, en 1985. Tenía solo 28 años. "Desde el día que ingresó en la DIA, ya estaba reclutada completamente, solo fue a la DIA con el propósito de espiar para el servicio de inteligencia cubano", aseguró el exagente del FBI Peter Lapp, a la BBC. Lapp fue el investigador principal del 'caso Montes' que acabó con su condena a 25 años de prisión.
Su carrera en la Agencia fue brillante. Logró varios ascensos, así como 10 reconocimientos especiales por su trabajo, incluyendo un Certificado de Distinción de Inteligencia Nacional -el tercer galardón más importante en este campo- que le fue entregado en 1997 por el entonces director de la CIA George Tenet.
Con el tiempo, se convirtió en la mejor analista cubana de la DIA y era conocida en toda la comunidad de inteligencia estadounidense por su experiencia. Pero todo el tiempo que pasó en Inteligencia estuvo filtrando información militar estadounidense clasificada, e influyendo en las opiniones del gobierno sobre Cuba.
Pero ¿por qué lo hizo? "Su razón para espiar no era necesariamente procubana, no la describiría como socialista, comunista o marxista, creo que es más idealista y antiestadounidense", asegura Lapp.
Montes era hábil. Nunca eliminó ningún documento del trabajo, ni digital ni físico. Memorizaba los datos, y al llegar a casa los escribía en su ordenador portátil. Luego, pasaba la información a discos encriptados, según el FBI. En su casa también tenía una radio de onda corta. A través de ella recibía instrucciones de los cubanos, en código, se acordaba el punto de encuentro con su controlador y le entregaba la información.
Scott Carmichael fue el primer investigador de la DIA que sospechó que Montes podría ser una traidora. En una entrevista de 2007 a la BBC, dijo que Montes fue la espía perfecta durante 16 años, ascendiendo y ascendiendo de rango en la DIA como empleada modelo. "Era verdaderamente una espía profesional: se tomaba en serio el negocio", dijo Carmichael.
Mujer letal
El exinvestigador de Inteligencia Chris Simmons, ha asegurado a South Florida que Montes fue prolífica -y efectiva- al proporcionar datos de inteligencia estadounidense a los cubanos para dañar a Estados Unidos. Se sospechaba, además, que Cuba vendió esa información a otros enemigos de los EE. UU.
Entre los argumentos que le valieron la pena de 25 años se encuentra que, con sus acciones, favoreció la pérdida de vidas. Porque "históricamente, muchos espías han dado información, pero ella intentó repetidamente que los estadounidenses murieran en combate", sostiene Simmons. "Una mujer muy letal, mortífera, una mujer muy peligrosa".
Los investigadores creen que Montes proporcionó la información que condujo a la muerte de un boina verde estadounidense junto con soldados que estaba entrenando en El Salvador. La Fiscalía también adujo que estuvo involucrada en el derribo de los aviones -desarmados- de Hermanos al Rescate en 1996, cuando los pilotos de combate cubanos mataron a cuatro cubanoamericanos en aguas internacionales.
“Ese era su equipo, ella estaba trabajando con el gobierno cubano que asesinó a ciudadanos estadounidenses a sangre fría”, sostiene Lapp. "Ella no apretó el gatillo, pero fue cómplice del hecho".
La pista que ayudó a desenmascarar a Montes la dieron dos desertores cubanos. Con esa sospecha, Peter Lapp se amparó en la Ley FISA, que permite a la Agencia de Inteligencia espiar a sospechosos sin necesidad de orden judicial, y registró el domicilio de la mujer en Washington. Allí encontró la radio de onda corta y el ordenador, que tenía mensajes enviados y recibidos que evidenciaban su labor de espionaje.
La caída
También encontró detalles sobre un programa de defensa de alto secreto y la verdadera identidad de un espía estadounidense en Cuba que Montes reveló al Régimen. Los fiscales dijeron que finalmente reveló la identidad de cuatro espías estadounidenses en Cuba, entregándolos. También, que la mujer estaba dispuesta a revelar los planes de guerra estadounidenses en Afganistán justo antes de su arresto, pero fue detenida por el FBI el 21 de septiembre de 2001, solo 10 días después de los ataques del 11 de septiembre.
La historia de Ana Belén Montes, con un padre médico militar y con ella trabajando para el Gobierno de Estados Unidos tiene más recovecos. Porque dos de sus hermanos trabajan para el FBI, incluida una hermana que está en la unidad que busca espías cubanos. Por ello, Lapp no solo cree que "tiene sangre en las manos". También está convencido que "Ana realmente traicionó no solo a nuestro país y al gobierno, sino también a la familia Montes".
"El hecho de que pudiera engañar a su propia familia, dos de los cuales trabajan para la Oficina, muestra el tipo de camaleón que es, y sabemos que no siente ningún remordimiento", dijo Simmons.
En el juicio, y ante la contundencia de las pruebas, se declaró culpable. Ahora que tiene 65 años, deberá pasar otros cinco en libertad condicional y sin salir de Estados Unidos.