Municiones en racimo, atrapado en el suelo después de un ataque militar, en medio del ataque de Rusia a Ucrania, en las afueras de Járkov, Ucrania.

Municiones en racimo, atrapado en el suelo después de un ataque militar, en medio del ataque de Rusia a Ucrania, en las afueras de Járkov, Ucrania. Reuters

Mundo

Munición de racimo, pero no F-16: por qué ni EEUU ni Ucrania tienen mucha prisa por acabar la guerra

Zelenski preferiría un final rápido pero eso no va a pasar mientras Washington siga negándole los misiles de larga distancia.

8 julio, 2023 02:39

Una paz duradera. Ese es el principal objetivo de Ucrania, de Estados Unidos y de la OTAN en general como resolución de la guerra. Ni acuerdos forzados que se incumplan a los siete años, ni negociaciones que no lleguen a ningún lado, ni una derrota tan clara de Rusia que les obligue a la rendición… pero mantenga en pie buena parte de su ejército. Aunque los costes son enormes, tanto en vidas como en armas como en ayudas financieras puras y duras, existe el convencimiento entre las fuerzas occidentales de que Rusia debe quedar seriamente mermada para no meterse en más aventuras de este tipo. Para ello, necesitan que la guerra se alargue.

No es un plan que quede muy lejos del de las fuerzas armadas de Ucrania. Por supuesto, Zelenski no solo preferiría un final rápido y favorable a su ejército, sino que, si por él fuera, ni siquiera se habría iniciado la guerra. Ahora bien, eso no va a pasar. Y desde luego no va a pasar mientras Estados Unidos siga negándole los misiles de larga distancia y mientras la formación de pilotos para los cazas F16 siga retrasando todo el proceso para consolidar una fuerza aérea digna que pueda proteger a la artillería en las ofensivas.

Con esto en mente, la idea de un final lento y doloroso para el ejército ruso tampoco le viene mal a Kiev. Incluso tras una victoria definitiva, no pueden vivir con la incógnita de cuándo vendrá el vecino de nuevo a tirar la puerta. Ucrania necesita una Rusia sin recursos. Por eso, en vez de lanzarse sin más a recuperar kilómetros cuadrados y sacrificar hombres por flechas en los mapas, lleva semanas golpeando una y otra vez la retaguardia rusa. Sus depósitos de armas. Sus cuarteles. Sus reservas de combustible.

Las polémicas municiones de racimo

No se trata de sacar músculo ni de meterse en impactantes batallas frente a frente. No. Ucrania busca el colapso del enemigo, que es exactamente lo que también quiere la OTAN. Quiere una derrota que sea ejemplar y zanje todas las cuestiones imperialistas. Que haga retroceder a las tropas de Putin a niveles muy anteriores a los de febrero de 2022, que ya hemos visto que tampoco eran gran cosa. Todo lo que se ha desplegado en Ucrania es susceptible de ser destruido y en eso está el ejército de Valeri Zaluzhnyi.

En ese sentido hay que interpretar no solo los retrasos estadounidenses -puede que en las próximas semanas sepamos algo por fin del envío de misiles ATACMS de larga distancia, pero en cualquier caso llegan tardísimo- sino la elección del armamento que sí se despacha en tiempo y forma. Este viernes, por ejemplo, se anunció el envío de munición de racimo, una decisión polémica por tratarse de un arma prohibida en muchos acuerdos internacionales. Su letalidad es enorme. Incluso Alemania y Francia, socios de Estados Unidos en la OTAN, han expresado públicamente sus dudas al respecto.

Una bomba de racimo desactivada de un misil MSLR, entre una exhibición de piezas de cohetes utilizados por el ejército ruso, en la región de Járkov, Ucrania.

Una bomba de racimo desactivada de un misil MSLR, entre una exhibición de piezas de cohetes utilizados por el ejército ruso, en la región de Járkov, Ucrania.

Este tipo de munición puede ayudar a Ucrania a "limpiar" las trincheras rusas, lo cual no es poca cosa. Es complicado buscarle una pega moral a su uso cuando el enemigo ruso lleva utilizándolas desde principios de la guerra. Al fin y al cabo, la guerra de Ucrania es, por supuesto, una guerra de valores y convicciones… pero no por ello deja de ser una guerra. Dentro de unos límites, es aconsejable que ambos bandos jueguen con las mismas cartas.

Por supuesto, el envío de este nuevo armamento ha provocado el escándalo en la propaganda rusa y en breve oiremos a destacados miembros del Kremlin amenazar con misiles nucleares si se confirma la venta. No pasa nada. Nos vamos acostumbrando poco a poco al proceso. Lo importante es que será de utilidad para un ejército que está avanzando con bastante buen ritmo tanto en el frente sur como en el este pero que, como decíamos, no está dispuesto a cometer locuras. Toda nueva conquista debe llegar bajo la premisa del menor número posible de bajas. Para ello, es necesario minar la moral y las líneas de suministro del enemigo. Fue la táctica que triunfó en Sumy, Járkov y Jersón, de donde el ejército ruso tuvo que salir corriendo.

[EEUU entregará a Ucrania bombas de racimo en su nuevo paquete de ayuda militar]

¿El problema de esta táctica? De entrada, obviamente, que los ucranianos también mueren, que también su ejército se ve dañado y que la reconstrucción será costosísima, aunque todo eso merecerá hasta cierto punto la pena si la victoria es sólida y disuasoria. Aparte, está por ver si el Partido Republicano y, en concreto, su máximo aspirante a candidato para las próximas presidenciales, Donald Trump, coincide con el diagnóstico. De momento, parece haberse mostrado más cercano a su amigo Putin que a una OTAN que dejó completamente de lado bajo su mandato. En cualquier caso, primero, tendría que ganar las elecciones de 2024… y no descartemos que para entonces ya haya vuelto a cambiar de opinión.

Mientras tanto, como decíamos, los éxitos de Ucrania en el frente no se miden en colores en los mapas, sino en daños en las infraestructuras. El pasado martes, algo explotó en Makiivka, justo al este de Donetsk capital, que provocó una nube de humo visible desde kilómetros a la redonda. El objetivo es seguir avanzando hacia el sur para que los puertos de Berdiansk y Mariúpol, donde ahora mismo se concentra casi toda la artillería rusa y adonde llegan constantes transportes desde Crimea y la Rusia continental, sean más fáciles de atacar con misiles. 

Explosiones y calderos

En cuanto a Bakhmut, cuyo interés mediático viene ya de lejos, los ucranianos siguen peleando por el control de la ciudad clave de Klishchiivka, que abriría el camino a la T0513 y permitiría cerrar el caldero sobre las tropas rusas que defienden el enclave. La tercera brigada de asalto AZOV es la que se está encargando de avanzar a través del bosque que protege la ciudad. Como siempre, sin prisa, pero sin pausa. Esa, ya decimos, es la idea.