Bernardo Arévalo este domingo, junto a dos guardaespaldas, tras conocer los resultados electorales.

Bernardo Arévalo este domingo, junto a dos guardaespaldas, tras conocer los resultados electorales. Reuters

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Guatemala: la izquierda de Bernardo Arévalo arrasa en unas elecciones con una alta abstención

El candidato del Movimiento Semilla se impone a la derecha en la segunda vuelta de las presidenciales con casi el 60% de los votos. 

21 agosto, 2023 07:31
Ciudad de Guatemala

La izquierda volverá a gobernar en Guatemala después de que Bernardo Arévalo, del Movimiento Semilla, se impusiera este domingo a la derecha encarnada en la Unidad Nacional de la Esperanza, de Sandra Torres. El candidato presidencial, que tomará posesión de gobierno el próximo 14 de enero de 2024, obtuvo dos millones y medio de votos, lo que es igual a casi el 60% de los emitidos.

No obstante, la baja participación ha protagonizado también esta segunda vuelta de las elecciones presidenciales; marcadas por el descontento general de la población de Guatemala, uno de los países más desiguales y también inseguros de toda América Latina.

Era la tercera vez que la candidata de la UNE, Sandra Torres, trataba de convertirse en la primera presidenta de la historia de Guatemala. Sin embargo, la población ha asignado la responsabilidad de sustituir a Alejandro Giammattei —un político conservador que durante su Gobierno ha sido vinculado a docenas de casos de sobornos y corrupción— a Bernardo Arévalo.

Guatemala: la izquierda de Bernardo Arévalo arrasa en unas elecciones con una alta abstención

El próximo presidente de Guatemala durante el periodo de 2024 a 2028 no era, sin embargo, uno de los favoritos en las encuestas. En la primera vuelta ningún sondeo lo posicionaba en este balotaje y sin embargo fue el ganador en sitios tan importantes como la Ciudad de Guatemala.

La búsqueda del cambio

El país centroamericano se encuentra inmerso en varias crisis internas. La desigualdad estructural convierte a Guatemala en el segundo país más pobre de Latinoamérica a pesar de ser la economía más grande la zona central del continente. Arévalo ha basado su campaña electoral en prometer una férrea lucha contra la corrupción que, a su criterio, solucionará los grandes problemas económicos que arrastra el país: “Las medidas más urgentes van a ser sobre todo relacionadas con la lucha contra la corrupción, porque sin esa lucha no vamos a poder rescatar las instituciones que necesitamos para generar el desarrollo nacional”, declaró el líder electo hace unos días tras finalizar un mitin.

[La Justicia de Guatemala suspende a Movimiento Semilla, segundo en las elecciones, por corrupción]

Una urna en Ciudad de Guatemala.

Una urna en Ciudad de Guatemala. Reuters

El sentido del voto se ha movido en esa línea, la del cambio, penalizando las políticas que se llevan realizando en Guatemala desde hace muchas décadas. Es, de hecho, la primera vez que el país ve un gobierno de izquierdas desde 1954, cuando los movimientos progresistas tuvieron relevancia durante una década. En Movimiento Semilla se halla ahora la responsabilidad de luchar por velar por una democracia que se encuentra muy debilitada y que ha garantizado impunidad a la mayoría de los políticos tradicionales que han gobernado durante las últimas décadas.

Altos niveles de abstención

Durante las primeras horas de la mañana, EL ESPAÑOL estuvo en varios centros de votación de la capital, entre ellos el Instituto Nacional Central para Varones, uno de los más importantes del Centro Histórico de la Ciudad de Guatemala. A escasos 400 metros de la Plaza de la Constitución, se consolidó esta jornada como paso de muchas familias que acudían a ejercer el derecho al voto.

Bernardo Arévalo junto a la que será su vicepresidenta, Karin Herrera.

Bernardo Arévalo junto a la que será su vicepresidenta, Karin Herrera. Reuters

Sin embargo, los responsables de las 23 mesas electorales ya advertían de la baja participación que ahora se confirma: con solo un 45% de participación, estamos ante uno de los porcentajes más bajos de la historia del país. Por ejemplo, en la primera vuelta de estas elecciones presidenciales, que se celebraron el pasado 25 de junio, se registraron más de cuatro millones de votos y un porcentaje de participación de casi el 60%.

Como en un muchos países de América Latina, el último día del fin de semana se convierte aquí en un día muy importante para las familias. Los guatemaltecos comen helados y elotes asados, se sientan a hablar en plazas atiborradas y lucen también zapatos y camisas de botones. A pesar de ello, fueron pocos los que acudieron a los centros de votación: “Ninguno de los dos candidatos me convence lo suficiente”, respondía Rolando David al ser preguntado, mientras daba la mano a sus dos hijas pequeñas. Justo debajo de sus pies, en el aparcamiento subterráneo de la Plaza de la Constitución, se improvisaba un centro de votación que podría actuar como refugio de un domingo caluroso. Sin embargo, a él llegaron muchas menos personas de las censadas.

Las elecciones más controversiales

Bernardo Arévalo y su equipo empezaron a celebrar la victoria a horas tempranas de la noche en el hotel Las Américas de Ciudad de Guatemala. Gritos de “sí se pudo” se comenzaron a escuchar a esperas de su primera rueda de prensa como futuro presidente, y la posible celebración que ya se cocina en la Plaza del Obelisco de la capital. En la otra cara de la moneda, la candidata presidencial Sandra Torres suspendió la conferencia que tenía prevista ofrecer al conocer los resultados definitivos.

En una rueda de prensa celebrada a las 20 horas en el Grand Tikal Futura Hotel, el magistrado del Tribunal Supremo Electoral (TSE), Gabriel Vladimir Aguilera, hacía un llamamiento a ambos partidos políticos a “aceptar con madurez política los resultados de la elección de los guatemaltecos”.

Al término de la declaración también se añadió que “Guatemala es una democracia que se sigue consolidando”. De esta manera, finaliza uno de los procesos electorales más controversiales que se han generado en el país centroamericano desde la implementación de su democracia en 1986. El protagonismo del Ministerio Público con su intento de impedir la participación del Movimiento Semilla termina, precisamente, con Bernardo Arévalo como nuevo presidente de la República.