Habiendo empezado semanas atrás las campañas por el ‘sí’ y por el ‘no’ para el plebiscito que refrendará los acuerdos firmados este miércoles en La Habana entre el Gobierno colombiano y las FARC, el presidente Juan Manuel Santos decidió jugar el todo por el todo y pisar a fondo el acelerador, con el objetivo de lograr el acuerdo final que se ha anunciado esta noche y ha cerrado las negociaciones.
Hace cerca de dos semanas, el presidente dio orden irrestricta de acelerar el proceso. Para ello, y con el tiempo en contra (la intención del Gobierno es poder realizar el plebiscito en octubre), buscó refrescar el equipo negociador para poder destrabar algunos puntos que tenían enredado el fin de la negociación.
Según destaca una fuente del Palacio de Nariño, además de reforzar el equipo, buscó que los nuevos integrantes trabajaran en comisiones en una especie de cónclave fuera de La Habana, bajo coordinación de los jefes negociadores del gobierno, Humberto de la Calle y Sergio Jaramillo.
Fue así como se comenzaron a resolver rápidamente varios temas de alta sensibilidad como el de la ley de amnistía para participantes en el conflicto. Y es que tan sólo la semana pasada, uno de los negociadores de las FARC había frenado las negociaciones, por este tema. “Si no hay amnistía, las FARC no entrarán a zonas de ubicación”, había dicho.
Las alarmas del Gobierno hicieron que este tema se tratara rápidamente y que las bases de esta ley fueran acordadas por el abogado español Enrique Santiago, que asesora a las FARC, y Manuel José Cepeda, que hace lo propio con el Gobierno. Aunque aún se desconocen los detalles del acuerdo final, se ha filtrado en algunos medios colombianos que se logró que la guerrilla aceptara que esta ley se tramite después del plebiscito.
Otro de los puntos clave que fueron discutidos fue el relacionado con los escaños que las FARC ocuparían en el Congreso. El Gobierno había hecho una oferta inicial de tres cupos para el Senado, pero no de manera directa. “La sugerencia era que las FARC los disputaran en elecciones y se les garantizaran en caso de no obtener los votos suficientes”, señaló un miembro del equipo negociador.
Sin embargo, la guerrilla buscaba inicialmente más cupos no sólo en Senado, sino en concejos municipales y asambleas departamentales. El Senador Roy Barreras, el ministro del Interior Juan Fernando Cristo y el mismo Enrique Santiago trabajaron por lograr cerrar este intríngulis.
Finalmente hubo varias discusiones relacionadas con la reintegración de los guerrilleros desmovilizados, y cuyas posiciones entre Gobierno y FARC eran muy dispares. Para ello, Rafael Pardo, alto consejero para el posconflicto viajó de manera urgente a finales de la semana pasada a La Habana, con el fin de apoyar en este punto. Pardo ha tenido experiencia en negociaciones con otros grupos guerrilleros como el M-19 que llegaron a feliz término.
El ambiente fue muy positivo todo el tiempo, destacaron varios miembros negociadores presentes en esta última etapa. Reflejo de ello, las conversaciones que desde hace una semana comenzaron a registrarse por las redes sociales, por parte de los protagonistas en La Habana.
“El día se acerca”, publicó la cuenta de Twitter de las FARC. "Estamos a las puertas de importantes anuncios que nos acercan al acuerdo final #VamosPorLaPaz", trinó el líder de la guerrilla, conocido como Timochenko. "Seguimos avanzando hacia la paz de Colombia con viento a favor", publicó por su parte otro de los jefes negociadores de los guerrilleros, Iván Márquez. "Vísteme despacio que estoy de prisa", había escrito el Senador Barreras.
A pesar del hermetismo que ha caracterizado el proceso, se conoció que varios altos miembros del Gobierno tuvieron un papel relevante en la etapa final de las negociaciones, como la misma canciller, quien en el tema de reintegración colaboró con un portafolio de ofertas de la comunidad internacional.
Tras acordar los puntos, el fin de semana estuvo dedicado a su redacción y revisión, cuyo punto final se dio el martes en la noche. La jornada del miércoles estuvo dedicada a una última revisión tanto por parte de los comandantes de la guerrilla como por miembros del Gobierno, antes de ser anunciado. Una vez hecho público el anuncio todo está acordado, las negociaciones en Cuba terminadas, y en tres semanas llegará en Colombia la firma oficial de la paz.