Contemplar desde fuera las elecciones de un país extranjero puede ser un ejercicio político interesante pero sencillo, ya que resulta más fácil defender posturas que quizá en España no tendríamos tan claras. Estos últimos días en que las encuestas indican que Donald Trump realmente tiene posibilidades de llegar a la Casa Blanca, muchos en Europa han puesto el grito en el cielo. Sin embargo, no sólo los estadounidenses le dan su apoyo. Muchos españoles van a votar por el republicano. Algunos de ellos se han prestado a explicar a EL ESPAÑOL cómo ven al otro lado del Atlántico una situación que no siempre es comprendida en su madre patria.
Antes conviene aclarar que para votar en EEUU es necesario poseer la ciudadanía. En el pasado, adquirirla suponía perder la nacionalidad española, lo que inclinaba a muchos compatriotas a quedarse sólo como residentes sin dar el último paso. Sin embargo desde hace unos años es posible ser ciudadano español y estadounidense a la vez. Y por supuesto, con derecho a sufragio en ambas naciones.
María Luisa Villalba es un ejemplo. Con su perfecto acento castellano y tono jovial, esta señora accede a contarnos por qué ha votado -por adelantado- por Trump en Florida, estado donde reside desde hace 12 años. "Soy del Partido Republicano y ni en sueños votaría por alguien como Clinton. He votado al único candidato que ofrece una alternativa”, explica consciente de que en España puede resultar algo chocante. “Allí se han tragado toda la historia que han contado de él, aunque ahora creo que ya se están dando cuenta de cómo es Hillary, que lleva 40 años con escándalo a cuestas, y lo que te rondaré morena”.
Esta madrileña vino a EEUU tras casarse con un militar americano, aunque en su familia la rama castrense viene de largo. “Soy sobrina nieta de José Millán-Astray, fundador de la Legión”, dice orgullosa. “Soy familia por parte de su mujer. Estuvo casado con una tía abuela mía, que se llamaba Elvira Gutiérrez. Además, uno de los generales de mi familia fue director de la Academia Militar de Toledo cuando se graduaron Franco y Astray. Salieron de allí dos años antes, casi niños, porque la Guerra de África estaba en pleno apogeo”, rememora.
No desaprovecha la ocasión para tachar de “ridículo” que se quiera retirar la calle de su tío abuelo en Madrid. “La historia de España es la que es. Este hombre se dejó un brazo y un ojo defendiendo a su país. Cómo es posible que haya una calle para Carrillo y no para Astray. Es de locos. En EEUU esas cosas no pasan, aquí la historia es muy reciente, pero están orgullosos de ella, y cuando hay un héroe lo honran y no quieren olvidarlo”, lamenta desde su residencia en Jacksonville.
María Luisa cuelga en su casa la bandera estadounidense pero también la española, celebra el 4 de Julio y el 12 de Octubre, come roscón en Reyes y vuelve cada año a su país, “en ocasiones dos veces al año, si no no podría sobrevivir”. De hecho, esta profesora de Arte ya retirada no pidió la ciudadanía americana hasta que estuvo segura que no perdería su nacionalidad, “cuando el gobierno de Aznar cambió la ley”. De España echa de menos “todo, bueno, todo menos los políticos”.
“En las últimas elecciones no recibí las papeletas para participar, y en las anteriores me llegaron pero con poco tiempo para mandarlas de vuelta. Es una queja que le hago al consulado. Me hubiera gustado votar. Soy muy responsable, voto aquí y allí también”, asegura. “Lo que no entiendo del sistema español es cómo el partido más votado es el que termina siendo el que pierde, porque se unen todos en contra. En EEUU es más simple, hay dos partidos y uno independiente. Y cada uno elige”.
“¿HILLARY? ANTES ME CORTO LA MANO”
Apoya a Trump pese a considerarse hispana, al igual que muchos cubanos “que antes se cortan la mano que votar por Hillary”. Incluso a pesar de declaraciones polémicas como el anuncio de construir un muro con México. “Lo necesitamos pero ya. Date cuenta lo que pasa en Melilla y Ceuta. No podemos dejar un país sin frontera y asediado en todas partes, y menos con el problema del yihadismo”.
Con respecto a los casos de supuestos abusos a mujeres, cree que “no hay ninguno que sea creíble”. “Llevan más de un año tratando de buscarle algo y lo único que pueden sacar es una conversación entre hombres de hace años, muy grosera, eso sí. A mí lo que me ofende son las violaciones de Bill Clinton y cómo Hillary destruyó la reputación de aquellas mujeres. Y ahora va de líder de las mujeres”, se indigna.
Esta sobrina y nieta de Millán-Astray defiende abiertamente a Trump sabiendo que en EEUU “la gente suele ser más respetuosa que en España”. “Con algunos amigos no hablo de política porque son liberales y yo republicana, y nos respetamos. Pero la gente en general escucha, y, si no está de acuerdo, sigue su camino. En España nos habríamos tirado de los pelos. Quizá somos más apasionados y en cuanto nos incitamos con una idea empezamos a gritar. Si hasta mi marido, cuando me oye hablar con gente en español, se cree que me estoy peleando”.
Guillermo Recio tiene 58 años, nació en Sevilla y estudió Físicas en Madrid, aunque desde hace 30 años reside en EEUU, país del que tiene la ciudadanía porque su madre era americano. De hecho, se considera ya “de aquí, porque de allí sigo al Real Madrid y poco más”. “Vine por primera vez en 1976 y me mudé definitivamente en 1989". Vivía en California, aunque ahora se está trasladando a Florida, concretamente a Daytona.
Este sevillano sólo participará en las elecciones americanas. “No me parece correcto votar en España cuando llevo casi 30 años sin vivir allí”. Su papeleta irá a Donald Trump: “Soy conservador y creo que puede traer un cambio radical a la situación actual, porque la política de corrupción es insostenible”.
“Estoy al tanto de que en España llega muchísima desinformación y se tiene un conocimiento muy equivocado de lo que son los EEUU. Veo a Clinton una persona muy corrupta y con una ambición de poder desmedida”, arguye.
En cuanto al lado más controvertido del millonario, como el muro con México o sus declaraciones sobre los inmigrantes ilegales, recuerda que “la inmigración ilegal es un problema muy grave, y los que cometen crímenes deben de ser deportados”. “Las prisiones de California están llenas de delincuentes que son inmigrantes ilegales”, apunta.
Por seguir con las controversias, la grabación en la que el magnate alardeaba de hacer con las mujeres lo que quisiera le parece “una tontería”, y sobre las denuncias de abusos sexuales contra el empresario, saca a colación que “Bill Clinton las tuvo también y Hillary lo defendió atacando a las mujeres que las hicieron”.
Guillermo, un apasionado del mundo del caballo, tiene las ideas muy claras y trata de arrojar un poco de luz sobre la relativa relevancia del proceso. “El sistema americano está diseñado para que no haya concentración de poder. El presidente no puede hacer lo que quiera”. Dicho esto, agrega: “No creo que Trump es ni la décima de lo que se le acusa y lo veo capaz de ganarse a los demócratas si es presidente, más que Hillary a los republicanos”.
Pese a todo, comprende la visión que se tiene desde Europa de este proceso. “La mentalidad en España es muy diferente. Hay demasiada dependencia del Estado, lo que aquí rechazamos en beneficio de la iniciativa individual, sobre todo los conservadores. Hillary es más el modelo europeo, lo que a mí no me gusta”.
LOS DEMÓCRATAS ESPAÑOLES, MAYORÍA
Viajamos ahora hasta Maryland, en la costa este. Allí vive Ramón Ramírez-Liñán, un sevillano de 47 años, ingeniero informático, que trabaja en la vecina Washington D.C. para la NASA, y que tiene una empresa de nuevas tecnologías y realidad virtual, Navteca, junto a su esposa Shayna, una enamorada de España. Lleva más de 14 años en EEUU y es ciudadano americano desde hace seis.
“Voy a votar a Hillary porque estoy más de acuerdo en sus planteamientos en los temas sociales como los programas de asistencia sanitaria, la educación temprana para los niños o el apoyo a las mujeres, que los republicanos pretenden recortar”, detalla este emprendedor, que matiza que en España se considera un votante de centro derecha.
Su apoyo a los demócratas no se justifica sólo por Donald Trump. “Ese candidato hace que me den más ganas de ir a las urnas, pero tampoco creo que hubiera cogido la papeleta de ninguno de los aspirantes republicanos que compitieron con él en las primarias”.
Sobre el magnate, tiene una opinión bastante crítica. “Me parece ridículo que haya podido llegar hasta aquí y que la gente lo acepte por respaldar a un partido. Si yo fuera republicano por tradición o forma de pensar, me hubiese costado mucho votar a alguien como él. Me parece un charlatán. Quizá los españoles estamos acostumbrados a los charlatanes y por por eso los identificamos pronto”.
Entre la comunidad española que reside en Washington y Maryland, Ramón conoce a muchos españoles, científicos sobre todo, y ninguno va a votar al empresario. “De los que yo sé, todos apoyan a Clinton, porque se identifican como hispanos o conocen a muchos latinos y los ataques de Trump a esta comunidad han sido enormes”.
Este ingeniero, que ya ha formado su familia en EEUU, no entiende cómo un español puede votar al aspirante conservador. “No lo llego a comprender. Sinceramente me cuesta. Yo he vivido en España hasta los 28 años, yendo y viniendo, y he disfrutado de la tranquilidad de tener un sistema de sanidad pública, por ejemplo. No me cabe en la cabeza que alguien de Europa pueda votar a una persona tan radical y charlatana”.
“LOS ESPAÑOLES SON MÁS DE IZQUIDERDAS”
Volvemos al bando republicano. Susi Henri es una madrileña que se trasladó a vivir a EEUU con su chico, militar de la ‘Army’, en 2006. Su apellido de soltera era Carmena, aunque como manda la tradición aquí, adoptó el de su esposo.
“De momento soy residente, pero quiero sacarme la ciudadanía. Si no lo he hecho antes ha sido por dejadez”, reconoce. “Estoy al tanto de la política en España y voto cuando puedo, pero no siempre llega la documentación a tiempo”, cuenta.
A su juicio, “la situación política en EEUU es muy preocupante”. “Ninguno de los candidatos me parece estar a la altura, pero si pudiera votar, lo haría por Trump. Me parece menos grave hacer comentarios poco afortunados que estar investigada por el FBI. Además, como mujer de militar, la política de los demócratas no ayudan mucho, ni a los militares ni a sus familias”.
Susi reconoce que “es muy difícil encontrar a españoles apoyando al republicano, por varios motivos, uno por el tema migratorio, ya que como inmigrantes se ven afectados en cierta manera, otra, porque casi todos los españoles, y digo casi, que he conocido, han tenido que dejar el país por temas laborales. Otros son reflejo de lo que sus mayores les han contado respecto a la derecha en España, la mayoría, por unas razones u otras, defienden ideologías de izquierda, y se sienten mucho más cerca de Hillary. Y por último, las mujeres están muy ofendidas por algunas declaraciones del candidato”.
“SÓLO ME GUSTA INÉS ARRIMADAS”
El último caso es el de David Alfonso Migaj, de 43 años, madrileño de nacimiento pero criado entre Valladolid y Rota (Cádiz). La madre de este profesor universitario de español se casó un militar americano y con sólo diez años se vino a vivir EEUU, donde tras pasar por ciudades como Norfolk o Dallas, se instaló definitivamente en Chicago desde los 18 años.
El próximo martes David se quedará en casa. “Ninguno me convence. Trump es una vergüenza, pero a la otra no la puedo ni ver. Quiero otra casilla”, reclama.
En su opinión, en España la imagen que llega de Clinton no es completa. “Hay muchos escándalos de años anteriores”. “Siempre he sido más de izquierdas, y apoyé a Obama las dos últimas veces. Quizá debería ir con Hillary, pero este año me quedo en casa, estoy harto de votar por el mal menor”. El tercer partido tampoco le parece una opción. “No va a ganar y esto no es como en España. Aquí no tienen que pactar”.
David conoce a algunos republicanos, entre otros, su suegro. “Él va con Trump porque es el único que dice lo que otros blancos no se atreven porque los llamarían racistas. Procuramos no hablar mucho de política y ya está”, zanja.
“Tengo las dos nacionalidades, desde 2008, que me saqué la ciudadanía porque estaba cansado de renovarme la green card y porque subieron las tasas muchísimo. Puedo votar en los dos países. En España, en diciembre no pude porque los papeles me llegaron muy tarde, y en junio no lo intenté, y eso que me interesa lo que pasa y me veo el Telediario cada día”. No obstante, no le convence ningún político, “excepto Inés Arrimadas, que está muy buena”, bromea.