En la capital del exilio cubano no todo es alegría por el fallecimiento del exgobernante Fidel Castro. Un pequeño grupo llora, casi en silencio, la pérdida de alguien a quien admiraron, pese a las diferencias, al tiempo que sienten indignación por las muestras de alegría de la inmensa mayoría de sus compatriotas en el sur de Florida.
“En estos últimos dos días el mundo ha podido ver el rostro mas atroz, intolerante e irrespetuoso de la extrema derecha cubana de Miami”, explica a EL ESPAÑOL, Max Lesnik, un antiguo compañero de armas de Castro que dirige en la capital del exilio la organización ‘Alianza Martiana’, favorable al régimen de la isla.
Leznik se considera un hombre "triste" en estos momentos y, de hecho, se apresta a viajar a La Habana para participar en el sepelio de su viejo amigo, pero no por eso oculta su indignación. “Todo el mundo, y enfatizo, todo el mundo, ha recibido esta muerte con un profundo respeto. Ni siquiera el presidente (Mariano) Rajoy, que tendría razones para ser adversario de Fidel Castro, ha dejado de manifestar su respeto por la muerte del líder cubano”, subraya Lesnik.
Hace dos días que en la sede de la ‘Alianza Martiana’, en la barriada de la Pequeña Habana, a un par de kilómetros donde miles de cubanos celebran la muerte de Castro, se vive un ambiente de verdadero luto. Entre ellos, la mayoría pasados ya los 60 años de edad, se intercambian condolencias, hablan casi en susurros y no desvían la mirada de la enorme pantalla de televisión donde se pueden ver las transmisiones de la televisión cubana, como si esperaran que en cualquier momento la noticia sea desmentida.
“La noticia era esperada, pero no deja de tener un impacto. Fidel fue el más grande de los cubanos, por algo se habla de Cuba en el mundo. Me temo que las cosas ya no serán como antes”, agrega Mario López, otro de los ‘amigos de Fidel’, como se define en Miami esta cofradía particular, responsable de casi todas las manifestaciones de apoyo al régimen que se han hecho en la ciudad en las últimas décadas.
Al contrario de Washington, donde un nutrido grupo de latinoamericanos se congregó delante de la embajada cubana, en Miami no ha habido manifestaciones públicas de duelo o solidaridad con el Gobierno de la isla las cuales, de todos modos, no serían muy bien vistas por el resto de la comunidad. “Este es un momento de recogimiento. De reflexión. Ya tendremos tiempo para homenajearlo apropiadamente”, enfatiza Lesnik.
La mayor parte de los integrantes de ‘Alianza Martiana’ son viejos exiliados que, con el pasar de los tiempos, se dieron cuenta que cometieron un error al emigrar a Estados Unidos, pero ya era demasiado tarde para regresar. Ni todos vinieron por las misma razones. Lesnik, por ejemplo, era un periodista antes de la revolución que confiesa haber dejado la isla no tanto por divergencias con el ahora fallecido ex gobernante sino porque nunca estuvo de acuerdo con Castro por su aproximación a la difunta Unión Soviética. Después de todo, Lesnik es de origen judío y conoce perfectamente la persecución que sufrieron los suyos por parte de Moscú.
En Miami también. Sus actividades procastristas le han valido 16 atentados con artefactos explosivos contra la revista ‘Replica’, que fundó en la ciudad, por parte de los sectores de extrema derecha. De hecho, uno de los hombres que atentaron contra él se encuentra condenado a cadena perpetua por la última bomba, que no explotó y en la que las autoridades encontraron sus huellas dactilares.
Lesnik está de salida hacia La Habana. Indignado con lo que sucede en Miami, pero acompañado por un grupo de seguidores que quieren llevar un último saludo al líder admirado. “Será el homenaje de Miami. Pequeño, pero sincero”, explica.
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