En enero fueron 97. Febrero tuvo 73. Marzo, 74. Abril, 91. Los primeros cuatro meses de este 2017 han registrado en la Ciudad de México 335 denuncias por asesinato. Es la peor racha desde que hay registro de las estadísticas en 1997 y el primer cuatrimestre que más se acerca a este este récord es el de 1998, cuando fueron 309 asesinatos. Mientras las organizaciones dedicadas a contar y reportar crímenes hablan de epidemia homicida y alta criminalidad, para las autoridades los delitos de alto impacto se han reducido. La ciudadanía, según los datos de Instituto Nacional de Estadística, tiene miedo: el 90% de los capitalinos cree que su ciudad es insegura. La capital tampoco está sola. El pasado mayo fue el mes con más homicidios en todo el país desde 1997.
“El tema de la epidemia no lo definimos nosotros sino la Organización Mundial de la Salud, que la define como una tasa superior a diez homicidios por 100.000 habitantes y cerramos 2016 superando ese número”, dice Francisco Rivas, director del Observatorio Nacional Ciudadano de Seguridad, Justicia y Legalidad. “Todo en una entidad donde sabemos que podría haber un mayor número ya que creemos que hay unos cuantos que no se registran”.
Para las autoridades, los motivos de este alza son dos. Miguel Ángel Mancera, jefe de Gobierno de la capital, culpó al nuevo Sistema Penal Acusatorio, más garantista que el anterior y que según él habría dejado en la calle a 12.000 presos. El otro es el mayor uso de armas de fuego en los crímenes, que subió un 8% en 2015 y un 20% en 2016. Aumenta entonces la posibilidad de que un asalto que antes era con navaja ahora sea con pistola y también la probabilidad de que un robo se convierta en un homicidio.
Un ejemplo de este tipo de atraco con posibilidad de algo más lo sufrió hace poco un hostelero que pide no revelar su nombre. Dueño de un restaurante, fue a un banco cercano a su local a sacar una cantidad importante de dinero, unos 1.500 euros/30.000 pesos, para pagar unas nóminas y tener efectivo. Allí fue marcado por un compinche de los dos atracadores que le agarraron por el cuello y le pusieron una pistola en la cabeza a las tres de la tarde en una de las calles más concurridas de la Ciudad de México. Le quitaron todo el dinero y se fueron en una moto plateada. Tipo corpulento, se pensó al principio que era un conocido haciendo una broma. Dice que no sabe si hubiera pasado en caso de haberse revuelto.
“Estas dos razones podrían ser en parte verdad y una realidad del comportamiento delictivo, pero esto no significa que sea un justificación”, continúa Rivas, “por ejemplo, si sé que tengo un problema con las armas ilegales, legislo o actúo contra ellas... todo el mundo sabe dónde están los lugares donde se pueden encontrar”.
Otro motivo para Rivas es la alta criminalidad en los alrededores de la Ciudad de México, lo que podríamos denominar el cinturón de inseguridad. Entre los 50 municipios más peligrosos de México están Ecatepec, Nezahualcóyotl, Tlalnepantla, Chimalhuacán, Tultitlán y Tecámac, todos en el estado de México y prácticamente parte de la ciudad. También es frontera con Morelos, un estado a menos de dos horas donde la criminalidad ha crecido en los últimos años. Sería ingenuo pensar que los delincuentes no tienen movilidad laboral y el aumento del delito en las zonas cercanas es un factor de riesgo.
“No digo que la autoridad no esté actuando. En las calles se ve policía y tenemos ejemplos de servidores públicos que tienen un gran compromiso, pero los liderazgos son fundamentales y si yo como autoridad no mando el mensaje de que privilegio los resultados sobre buscar excusas...”, reflexiona Rivas, “cuando nosotros pusimos en evidencia el aumento de los delitos, la autoridad, en particular la Procuraduría General de Justicia de la ciudad, salió a decir que no era cierto y en su presentación de resultados presentó datos inexactos eliminando los delitos que subían y remarcando los que bajaban”.
¿Policía corrupta?
La historia del hostelero también habla de ineficiencia policial. Según su relato, una patrulla llegó a los pocos minutos y uno de los vecinos, que había visto el atraco, se acercó a dar una descripción exacta de la motocicleta plateada, incluso el modelo. El hostelero dijo cómo vestían los atracadores, que el que iba de paquete no llevaba casco y apuntó en qué dirección habían ido. La respuesta de los agentes -elementos los llaman en México sin ironía- fue pedirle dinero a cambio de perseguirlos.
“La policía de la Ciudad de México es la más grande del mundo y la que tiene más experiencia de todas las policías del país”, dice Rivas. Pero, ¿cómo de confiable es? “Me parece que un tema complicado de contestar, ya que dentro del cuerpo hay algunas partes que sí y otras que tenemos evidencia de actos de corrupción”, contesta, “el área de tránsito ha tenido unas mejoras pero tiene carencias importantes en términos de corrupción”. Cualquiera que lleve un poquito de tiempo en la ciudad y conduzca ha tenido la oportunidad de sobornar a un policía de tránsito. Muchas veces, es el agente el que pide una ayuda a cambio de no multar.
Al hostelero todo le ocurrió en la delegación Cuauhtemoc. Aunque en números absolutos la ganadora es Iztapalapa -la más numerosa de la ciudad con dos millones de habitantes según los datos y cálculos por 100.000 habitantes del Observatorio Nacional Ciudadano de Seguridad-, Cuauhtemoc es primer lugar en delitos como la violación, el atraco, la extorsión, el homicidio... y segundo en otros tantos. En esta demarcación están tanto los barrios ricos y hipsters Condesa o Roma como los focos rojos en Doctores, Guerrero y el Centro Histórico.
“Esto se debe a que es el corazón comercial de la ciudad, lo que lo convierte en una zona muy atractiva para la comisión de delitos y además es la zona que concentra mayor número de áreas donde la gente camina”, concluye Rivas. “De nuevo, esto son factores de riesgo y no pueden convertirse en excusas”. Además de la epidemia de asesinatos, los robos con violencia, a peatones, a casas y negocios llevan al alza desde 2014 en la capital. Hace dos semanas, Renato Sales, el comisario Nacional de Seguridad culpó del aumento de la violencia en México al nuevo Sistema Penal Acusatorio.