Este fin de semana se celebraba un macabro doble aniversario, el del tiroteo masivo que asoló la Universidad del Norte de Illinois en 2008 y el de la masacre que tuvo lugar en 2018 en el instituto de Florida Marjory Stoneman Douglas High School, que se cobró 17 vidas y dejó otros tantos heridos de gravedad.
Esta última desencadenó un movimiento de protesta que se extendió por todo el país y condujo a una movimiento social liderado por jóvenes de todo el país (Marcha por Nuestras Vidas). Cabe destacar que tres años después, el atacante de Parkland, Florida, sigue a la espera de ser juzgado.
Esta organización juvenil ha estado presionando al presidente de Estados Unidos, Joe Biden, para que nombre a un Director Nacional de Prevención de la Violencia con Armas, un movimiento que "refleje el entendimiento de que la violencia con armas de fuego es una crisis de salud pública y afecta de manera desproporcionada a nuestras poblaciones más vulnerables".
Promesa electoral
La petición no ha caído en saco roto. A lo largo de su campaña electoral, Joe Biden había prometido tomar medidas al respecto, asegurando que daría prioridad a la regulación de tenencia de armas en Estados Unidos en sus primeros 100 días como presidente.
La semana pasada, en pleno juicio político a Donald Trump por incitar a la insurrección que desencadenó el asalto armado al Capitolio, los grupos pro-control de armas Everytown for Gun Safety, Moms Demand Action y Students Demand Action hicieron públicas sus reuniones con miembros de la administración de Biden. Tanto Everytown como Moms Demand dijeron que han publicado hojas de ruta sobre cómo Biden puede tomar medidas contra la violencia armada.
Distancia con los pro-armas
Fue en este marco en el que el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, aprovechó para pedir al Congreso que promulgue reformas “de sentido común” sobre la ley federal de tenencia y uso de armas.
Entre otras medidas solicitadas por Biden destacan la de exigir la verificación de antecedentes en todas las ventas de armas, la prohibición de armas de asalto y cargadores de alta capacidad, y la eliminación del derecho a la inmunidad para los fabricantes de armas que “a sabiendas ponen armas de guerra en nuestras calles”.
La declaración del domingo de Biden marca el primer impulso oficial desde la Casa Blanca para el control de armas.
Desde grupos pro-armas, como la Asociación Nacional del Rifle (por sus siglas en inglés), alegan que no hay nada de “sentido común” en “restringir los derechos de los estadounidenses respetuosos de la ley con la esperanza de que una ley más sea lo que pueda detener a un criminal decidido”.
Aducen, además, que exigir verificaciones de antecedentes "universales" no reduciría la delincuencia, sino que criminalizaría a “propietarios de armas respetuosos de la ley”.
Ventas de armas record
Mientras, la demanda de armas se ha disparado, rompiendo records históricos según datos del FBI. El Sistema Nacional Instantáneo de Verificación de Antecedentes Penales (NICS) del FBI completó un total de 4.317.804 verificaciones de antecedentes en enero de este año, marcando el inicio de 2021 con la mayor cantidad de la historia en cuanto a verificaciones realizadas en un período de un mes, según datos de la agencia.
Excluyendo las verificaciones a nivel federal, como las que se llevan a cabo para los agentes del orden federal, la oficina realizó 4.288.240 verificaciones de antecedentes a nivel estatal, dijo el economista jefe de Small Arms Analytics and Forecasting, Jurgen Brauer.
Desde el FBI especifican que las verificaciones de antecedentes de armas son indicativas de las tendencias de ventas, aunque no se traducen directamente en el número de unidades de venta pues, por ejemplo, si la misma persona compra varias armas de fuego a la vez, solos e realizaría una verificación de antecedentes.
Por otra parte, las cifras ajustadas que maneja el FBI indican que se vendieron poco más de 2,2 millones de armas en enero de 2021, lo que supone un aumento del 79% respecto a enero de 2020. Brauer destac’o en un comunicado de prensa emitido la semana pasada que 2021 "ciertamente comenzó con un 'boom' de ventas debido a la agitación que rodeó la confirmación y toma de posesión del Sr. Biden como el nuevo presidente de Estados Unidos".
Pese a lo llamativo del incremento anual, este tipo de reacción no es nueva, tal y como recordo el propio Brauer: "[Un] aumento aún mayor, de poco más del 100%, se experimentó en enero de 2013, el mes en que comenzó el segundo mandato presidencial de Obama".
"No se puede descartar que muchas de estas verificaciones de antecedentes para la compra de un arma de fuego se atribuyan a las amenazas de la administración Biden de promulgar la agenda de control de armas más radical y de mayor alcance jamás propuesta", apuntaba en declaraciones para Fox News Mark Oliva, director de asuntos públicos para la National Shooting Sports Foundation.
"Los estadounidenses continúan comprando armas de fuego a un ritmo vertiginoso”, continuó Oliva, quien concluye que "Los estadounidenses están reclamando sus derechos de la Segunda Enmienda para garantizar su propia seguridad en cifras récord".