Iván Duque, expresidente de Colombia: "Nuestro país se ha ubicado en el lado equivocado de la historia"
"Tengo la autoridad moral para decir que Petro está amenazando como nunca antes la libertad de prensa" / "La visión de paz que vende el actual gobierno es a partir de prebendas" / "Maduro está acobardado, viendo que el agua le llegó al cuello y buscando una salida".
9 julio, 2024 02:26Son 'Tiempos Recios' los que corren por el mundo, en palabras del Nobel latinoamericano, Mario Vargas Llosa. Y en América Latina no es la excepción. Bien lo sabe Iván Duque (47), expresidente de Colombia entre los años 2018 y 2022. Durante dicho periodo el entonces mandatario visitó Cúcuta, la frontera de su país con la vecina Venezuela, en medio del auge de la figura de Juan Guaidó como presidente interino y máximo adversario de Nicolás Maduro. Hoy, varios años después y habiendo dejado el poder, recuerda con alegría ese día y cree, al igual que cientos de miles de venezolanos, que esta vez sí puede haber un cambio y darse paso a una transición a la democracia. Sin embargo, sabe bastante bien lo que es capaz de hacer una dictadura, que ante cualquier cosa teme perder sus privilegios y su posición.
Hotel Wellington. Calle Velázquez. Pleno centro de Madrid. Duque se toma un breve momento en su viaje familiar para encontrarse con EL ESPAÑOL y conversar algunos minutos sobre la actualidad. El diálogo, cómo no, inició con quien es su sucesor en la Casa de Nariño, Gustavo Petro.
En su mirada, el ahora presidente y anteriormente miembro de una histórica guerrilla tiene como gran intención mantenerse gobernando más allá de los límites que impone la democracia. Sus ganas de dar paso a una Asamblea Constituyente, según piensan varios líderes de oposición, sólo confirmarían ese deseo. Pese a lo anterior, tiene fe en el destino. "Creo que la institucionalidad colombiana no le va a permitir que destruya los ejes centrales de nuestra Constitución".
¿Cuál es su percepción sobre el presidente Petro? Son muchos quienes advierten sobre una nueva 'Constituyente' en el país.
Petro busca el modo de perpetuarse en el poder y lo quiere hacer a través de un mecanismo "hechizo", no constitucional, para generar una ruptura en el país. Colombia no tiene hoy reelección. La prohibición de la reelección estableció que solamente podía considerarse su restablecimiento a través de una Asamblea Constituyente o un Referéndum.
El presidente no tiene mayorías, entonces quiere ese mecanismo "hechizo". Y quiere hacerlo, a través de un Decreto de Emergencia, de un estado de conmoción interno, y ha buscado a personas que se presten para eso. Hoy no es viable, pero lo quieren hacer viable tomándose la Corte Constitucional. Creo, sin embargo, que la institucionalidad colombiana no le va a permitir que destruya los ejes centrales de nuestra Constitución.
¿Cómo califica a la actual Legislatura?
El Congreso les ha aprobado algunas cosas y no les ha aprobado otras. No se ha prestado para la aprobación de medidas populistas y demagógicas, como es la reforma a la Salud o la discusión que hay ahora en torno a la reforma a la Educación. Hay otras dos reformas que han estado en debate. Una es la de pensiones, que es un desastre, muy parecida a experiencias que han tenido otros países en América Latina. Recientemente la que hay en Chile que quiere estatizar y heredarle a las nuevas generaciones unas deudas muy altas.
Por otro lado, una reforma laboral que está diseñada solamente para saciar los anhelos de la élite sindical y no para generar los empleos que se necesitan hoy. El Congreso ha sido muy claro en no dejar que se avance hacia reformas que puedan resquebrajar la esencia de nuestra comunión.
Es decir, el presidente Petro con algo más de apoyo en el Congreso, ¿podría llegar bastante más lejos en su agenda de lo que ha podido hacerlo hasta el momento?
Hay que mirar las cosas en perspectiva. Él sólo, tomando medidas demagógicas, espantó su coalición política. Partidos que estaban en la independencia o que estaban declarados como partidos de gobierno, pasaron a la independencia o a la oposición. Algo que nosotros, por ejemplo, nunca lo vivimos. Nunca perdimos un sólo partido que fuera parte de nuestra coalición. Eso se da porque vivimos en la actualidad bajo un gobierno demagógico, sectario, ideologizado y antiempresarial. Eso produce una incertidumbre que implica menores números de crecimiento, aumento de la inseguridad y un debilitamiento de las instituciones.
¿Qué ocurre con la 'calle'? ¿Petro cuenta con parte de su respaldo?
Él ha perdido la calle. Cómo no va a perder la calle un gobierno que ha llevado los niveles más bajos de crecimiento económico de los últimos 30 años, casi similares a los de la crisis financiera internacional del año 2009, el más bajo después de la pandemia. Un Gobierno que ha tenido una inflación muy baja, que ha sufrido la caída de las exportaciones, que ha visto cómo se afecta la inversión extranjera directa y que lo único que ha generado es incertidumbre en los sectores productivos. Se expresa también en las caídas que se han registrado en el crecimiento industrial.
El actual mandatario ha tenido una serie de cruces con periodistas. ¿Está en amenaza la libertad de prensa en Colombia?
Sí. Creo que las amenazas a periodistas y a los dueños de los medios de comunicación son a todas luces una violación flagrante a la Carta de Chapultepec. Es un presidente que ataca directamente a los periodistas y que hace Lobby sobre lo que publican y lo que no. Yo lidié con muchas críticas, me tuve que enfrentar a sectores del periodismo que estaban concentrados en defender una ideología contraria a la mía. Pese a eso, jamás hice un ataque personal a un medio, pedí la cabeza del director o expuse a un periódico. Yo firmé como presidente la Carta de Chapultepec. Tengo la autoridad moral para decir que Petro está amenazando como nunca antes la libertad de prensa.
¿Son amenazas que después se pueden convertir en algo más? ¿Petro podría avanzar a una norma o decreto que se traduzca en una censura?
El problema está cuando se cruza la frontera de amedrentar la libertad de los medios o de quitarle el negocio a sus dueños. Recién a un propietario le cambiaron las condiciones contractuales de una concesión que tenía. Hay que verlo con alerta. Espero que la Sociedad Interamericana de Prensa se pueda pronunciar categóricamente contra esos abusos.
"Petro está buscando el modo de perpetuarse en el poder"
Estudios recientes revelan que en América Latina se descree cada vez más de la democracia como forma de gobierno. Algunos sostienen que es un problema mundial. ¿Existe un devenir autoritario en la región?
Tal como lo publicaban algunos medios norteamericanos, cerca del 70% de las personas que viven en el mundo lo hacen bajo regímenes autoritarios de distintas expresiones. Hay sistemas autoritarios que son 100% represivos y otros que se hacen elegir en la democracia y que mutan a la autocracia y después a una dictadura.
En el caso particular de América Latina, observamos lo sucedido en Nicaragua, Cuba y Venezuela. Vemos lo que fueron las tentaciones en Ecuador con el expresidente Rafael Correa. Vemos también lo que ha venido ocurriendo con Bolivia, con el gobierno del Movimiento al Socialismo (MAS) y el modo en que se ha perpetuado en el poder. Tentaciones autoritarias existen y hoy más que nunca se debe salir en defensa de la democracia.
Los ejemplos que usted menciona (Nicaragua, Cuba, Venezuela) responden más bien a regímenes ya consolidados, todos ellos de izquierda. ¿Existe también una derecha autoritaria en la región?
Creo que la diferencia más que estar centrada en la derecha-izquierda, hoy América Latina se puede dividir entre demagogos y pedagogos. Y en los gobiernos que son liderados por demagogos existe una tentación autoritaria permanente. Comienza a consolidarse un marco de represión. Y se empieza a tratar de llevar al límite la estabilidad institucional. Así ha sido Correa, Ortega, Maduro, Chávez y vemos también en tentaciones en México y en Colombia recientemente, donde se quiere forzar la estabilidad institucional en busca de una mayor concentración de poder. Eso también se ve traducido en presiones a los medios de comunicación y a los sectores empresariales.
¿Qué opinión tiene del Gobierno de Nayib Bukele en El Salvador, particularmente de su modelo penitenciario? Recientemente, Patricia Bullrich, una de las más cercanas socias al presidente de Argentina, Javier Milei, visitó a la nación centroamericana y dijo querer replicar su estrategia.
Ante El Salvador hay que saber separar las cosas. No hay duda alguna del éxito total que ha tenido la política de seguridad empleada por el gobierno para enfrentar el mal que más ha estado agobiando a sus ciudadanos. Se trata de una política carcelaria efectiva, unos procedimientos de judicialización rápidos, una mayor presencia de la fuerza pública y un cambio drástico, no sólo de la percepción, sino también de todos los indicadores de seguridad. Eso ha sido un éxito. Segundo, también ha sido un éxito la forma en que se ha traído inversión y en posicionar al país como un destino atractivo para hacendar industrias de valor agregado tecnológico.
El reto es político, que el presidente Bukele no caiga en la tentación de aferrarse en el poder, que pueda gobernar, terminar su segundo mandato y dejar estructurada una transición con políticas de Estado que aseguren la continuidad del progreso de su país. Si él cae en la tentación de perpetuarse en el poder estaremos viendo que se replican las mismas metodologías que han tenido países con ideologías aparentemente distintas y que han producido deterioro para sus países.
¿Su reciente reelección es discutida? La Constitución, en inicio, la prohibía.
Tiene un marco de discusión que no es menor, porque la Constitución de El Salvador prohibía la reelección. Se acudió a cuestiones de carácter excepcional, decisión que sigue suscitando debate. Asumiendo que lo que él hizo en su primer mandato fue una "terapia de choque" para liberar a su país de la mayor amenaza, que fue exitoso en eso y que hoy fue reelegido por una mayoría ineludible. El reto que él tiene es asegurar una transición en el poder en cuatro años y no que se mantenga él y se convierta en un gobierno autoritario.
¿El 'Modelo Bukele', al menos en seguridad, es imitable en Colombia?
Las proporciones son importantes. Colombia es un país de 50 millones de habitantes, casi diez veces más que la población de El Salvador. Pensar que un modelo de un país más pequeño pueda ser aplicable a rajatabla en otro mucho más grande, más complejo, con una geografía más dispersa, con un sistema judicial que tiene muchas más complicaciones, sería ingenuo. Hay personas que ahora intentan parecerse a Bukele, creyendo que ese fenómeno es aplicable a cualquier circunstancia.
La seguridad es un valor democrático, un valor público. Colombia ha tenido a lo menos por los últimos 30 años una estrategia que funcionó, donde pasamos a llegar a la tasa de homicidios cada 100 mil habitantes más baja en las últimas cuatro décadas. Hemos fortalecido la presencia pública y hemos golpeado estratégicamente a los cárteles. Pero hablar de un tema de pandillas, traducido a un sistema de narcotráfico y crimen organizado, también es ingenuo. Creo que Colombia tiene que seguir avanzando en su propia doctrina de seguridad. Que la Justicia y la autoridad de la fuerza pública permitan hacer efectiva la sanción del crimen organizado.
¿Y cómo evalúa los intentos de su sucesor, Gustavo Petro, en acercarse a la paz? Usted, en su momento, fue parte de uno de los acuerdos más importantes en la historia del país.
La paz no es teórica, no es un concepto gaseoso. Para mí la única forma de construir la paz es con ausencia de violencia y el único modo de construir una verdadera ausencia de violencia es con justicia efectiva, no condescendiente con los criminales, y la lucha frontal contra ellos. La visión de la paz que vende el actual gobierno es a partir de prebendas y tratamiento preferencial hacia los delincuentes.
¿Qué opinión tiene de un liderazgo como el de Javier Milei en Argentina? ¿Cómo evalúa su estilo presidencial?
No soy comentarista de estilos presidenciales. Lo que sí quiero decir es que Javier Milei está aplicando la quimioterapia para enfrentar el debate económico del kirchnerismo. Un país con 250% de inflación lo único que hace es destruir cualquier capacidad de progreso, sobre todo en los sectores más vulnerables, en la clase trabajadora del país. Creo que Milei está aplicando las medidas necesarias para vencer esa inflación, traer inversión, generar crecimiento y oportunidades. Confío en muchas de las políticas que él está implantando en materia económica.
En España hizo polémica cuando calificó de "corrupta" a la mujer del presidente Pedro Sánchez. ¿Debe Milei corregir ese tipo de cosas?
Soy partidario de que entre jefes de Estado no deben darse enfrentamientos ni mucho menos de carácter personal. Pero también hay que ser reflexivos y darnos cuenta de la forma en que sistemáticamente muchos miembros del Gobierno de España atacaron a Javier Milei durante una campaña electoral, cuando esa no es la función de quienes ocupan un cargo público en otro país.
Que haya ministros en Twitter atacando a un político de otro país, es algo que no debe suceder. Cuando hay problemas que envejecen mal nacen las crisis. Ese problema envejeció mal, porque nadie detuvo los ataques de miembros del gobierno español a Javier Milei. Hay que resolverlo, entre otras cosas, porque en Argentina y España, más allá de quienes ocupan el poder, existe una relación estratégica muy importante para el futuro de Iberoamérica.
¿Cuál es el papel de Colombia en el mundo? Son tiempos convulsos y los gobiernos se han visto en la necesidad de tomar una posición en temas como Gaza y Ucrania.
Colombia, bajo el Gobierno de Petro, se ha ubicado en el lado equivocado de la historia. No sólo nunca rechazó el genocidio de Vladímir Putin. También se ha optado por un tono complaciente con los BRICS. El hecho de no haber rechazado los ataques de Hamás al pueblo de Israel el año pasado y el haber roto las relaciones con Israel nos muestra lo equivocada de la política exterior.
A los colombianos nos interesa la paz en Medio Oriente, que haya una solución de dos estados, pero esa salida no se puede dar siendo permisivos, condescendientes y aplaudiendo la barbarie de Hamás. Israel se vio enfrentada en una trampa en la que cae. Lo que Hamás quería con ese ataque genocida del año pasado era que la reacción fuera tan grande que se produjera un rechazo que aislara a Israel no sólo en la región, sino que en el mundo.
Duele ver a un Gobierno de Colombia arrodillado a lo que está haciendo Nicolás Maduro en Venezuela y siendo condescendiente con Daniel Ortega en Nicaragua o apologista de la revolución cubana. Son evidencias de que la política exterior de Colombia está contaminada y capturada por la gran ideologización del Gobierno.
"Hoy América Latina se puede dividir entre demagogos y pedagogos"
Se avecinan las elecciones en Venezuela y pareciera que esta vez sí que puede ser distinto para la oposición. ¿Lo ve así igualmente?
Venezuela tiene una dictadura que ha lacerado a su pueblo y que se ha robado sistemáticamente las elecciones. Sin embargo, el rechazo que existe hoy a la dictadura es tan ostensible, evidente e incuestionable, que para el 28 de julio sólo queda creer en dos opciones: que vencerá la resistencia democrática o que Maduro se robará las elecciones.
No hay posibilidad alguna de que haya un triunfo legítimo de Maduro en esos comicios. Ante esa situación salieron los anuncios de que se restablecen con Estados Unidos las conversaciones que se habían adelantado en Catar y pareciera que la presión ciudadana está siendo tan grande que el régimen deberá buscar una salida para dejar el poder y facilitar la transición. Todo indica que Maduro está acobardado, viendo que el agua le llegó al cuello.
¿Debería la oposición venezolana concederle una amnistía al círculo de hierro de Nicolás Maduro? ¿Incluido a él, por ejemplo?
Lo primero que se debe garantizar es que no se roben las elecciones. Lo segundo, que se pueda dar una transición, que se abra un camino de unidad, que haya un gobierno de unidad nacional con políticas de estado que arranquen de la base de la recuperación económica, la seguridad y la confianza con la inversión. Eso va a implicar que se establezcan diálogos con sectores que piensan distinto.
Lo que no debería ocurrir es una especie de "cheque en blanco" para quienes hayan estado involucrados en actividades de narcotráfico, en financiamiento del terrorismo y en graves hechos de corrupción. Esa va a ser una de las aristas más difíciles de la reconstrucción y creo que el camino de Maduro será el exilio a un país que esté dispuesto a recibir bandidos a cambio de la transición democrática en Venezuela.
¿Ese gobierno de unidad nacional debería incluir a actores cercanos al régimen?
Yo quiero ver a Nicolás Maduro en la Corte Penalista y creo que no deberían participar de ese eventual gobierno funcionarios cercanos al régimen. En la política lo que más se castiga es la inconsecuencia. La resistencia democrática mal haría que las personas que han destruido al pueblo de Venezuela ahora pretendan ser los arquitectos de la reconstrucción. Tiene que haber espacio para personas que piensen distinto y que van a estar ahí, pero no quienes han hecho parte del círculo cercano de la destrucción del país.
Observando en perspectiva lo que fue Cúcuta, en donde estuvo presente con el difundo expresidente de Chile, Sebastián Piñera. ¿Fue un acierto lo que se hizo allí con la entrega de la ayuda humanitaria?
Si no hubiera existido Cúcuta, si no hubiera existido el Gobierno interino de Juan Guaidó, si no hubiera existido el Grupo de Lima, si no hubiera existido la denuncia masiva frente a la Corte Penal Internacional, no estaríamos donde estamos hoy con un rechazo tan grande de la ciudadanía al régimen de Maduro y no estaría unificada la resistencia democrática. Hay cosas que tardan, algunas que pueden tardar más de lo que todos quisiéramos, pero esto debemos verlo como un proceso evolutivo.
Gracias a personas como Sebastián Piñera, que estuvieron comprometidas desde el día uno con el restablecimiento de la democracia, es que llevamos prácticamente seis o siete años poniéndole presión al régimen. Toda esa presión está sumada al liderazgo valeroso que han tenido personas como María Corina Machado, Leopoldo López o tantos otros más, que hacen que hoy el régimen está en su punto de mayor arrinconamiento.
¿Qué es lo que explica el debilitamiento de la figura de Juan Guaidó?
Guaidó desempeñó un papel crucial en su momento. Que una persona haya tenido el coraje de asumir la presidencia interina, de liderar la Asamblea, de mostrarle al mundo lo que estaba ocurriendo en Venezuela, demuestra su carácter. Pero no nos llevemos a engaños. Él y toda la resistencia democrática ha sido vilmente perseguidas por el régimen de Maduro. No lo veo como un debilitamiento. Guaidó ha sido una de las personas más valerosas en la lucha por restablecer el orden constitucional y creo que la historia le va a reconocer haber asumido el papel que tuvo en 2019 al denunciar ante el mundo lo que pasaba en su país. Muchas personas no sabían el hambre, la crisis migratoria y el deterioro institucional de Venezuela.