Javier Milei en una foto de archivo.

Javier Milei en una foto de archivo. Reuters

América

Un discurso en Mar-a-Lago y un encuentro privado: Milei, el nuevo "hombre fuerte" de Trump en América Latina

Juan Ignacio Irigaray
Buenos Aires (Argentina)
Publicada

"El presidente de Argentina es un gran caballero. También es MAGA: Make Argentina great again!". Estas fueron las palabras que el presidente recientemente electo de Estados Unidos, Donald Trump, empleó para referirse a Javier Milei. Era 24 de febrero y ambos mandatarios se encontraban en la Conferencia Política de Acción Conservadora (CPAC) -un evento que Trump creó en 2010- que se celebraba en National Harbor, en el estado de Maryland. 

Milei, que apenas llevaba unos meses en el poder y aún no había puesto en marcha lo que él llama su proyecto anarcocapitalista, recogió el guante. Abrazó a Trump, le dio una palmada en la espalda y dijo: "Señor presidente, usted fue un muy gran presidente y espero que lo vuelva a ser". Entonces Trump, acechacho por la Justicia estadounidense, se encontraba ya en plena campaña para las elecciones presidenciales que se celebraron el pasado 5 de noviembre y en las que arrasó. 

En cierto modo podría decirse que a inicios de año el presidente argentino apostó por el republicano y ahora que ha ganado, podría comenzar a recoger lo sembrado. De hecho, el argentino es el único presidente de América Latina invitado a encontrarse con Trump en la mansión que éste último tiene en Mar-a-Lago, en Palm Beach (Florida). Se espera que, según recogen los medios de comunicación argentinos, visite este mismo jueves al magnate neoyorquino, que está configurando ya su gabinete y trazando las líneas generales de lo que será su gestión. Pero, ¿qué gana cada uno con esta relación?

Asimismo, Donald Trump también ha invitado a Milei a que dé un discurso durante la la reunión de la CPAC de este año, que se celebrará el viernes 15. Así, el mandatario argentino será el único orador latinoamericano del evento. Este foro fue creado por la Unión Conservadora Estadounidense en 1974, y el primer discurso de inauguración corrió a cargo de Ronald Reagan antes de ser elegido presidente en 1981.

Más allá de la buena sintonía que puedan tienen, lo cierto es que Trump necesita un colega en América Latina que actúe como su aliado. Y como no tiene buena relación con el resto de presidentes, en su mayoría de izquierdas, como el brasileño Lula da Silva, la mexicana Claudia Sheinbaum, el chileno Gabriel Boric o el ccolombiano Gustavo Petro, Milei se presenta como el candidato ideal.

Musk, el enlace

Además, comparten parte de su historial. Ambos fueron outsiders que llegaron a presidentes. Ambos hicieron campaña contra la "casta" y el "establishment", tienen devoción por el mercado, detenstan el socialismo y niegan el cambio climático.  

En la relación entre Trump y Milei hay un tercero: Elon Musk. Antes de respaldar política y financieramente al republicano en su carrera a la Casa Blanca, el dueño de de Tesla, Starlink y la red social X, se reunió tres veces con el presidente argentino. También incitó a sus seguidores a "invertir en Argentina". 

En materia de política exterior los dos presidentes tienen una visión parecida. Milei, por ejemplo que en 10 meses de gestión ha visitado cinco veces EEUU y dos Israel, ha insistido en que "no se va a alinear con comunistas" porque su alineamiento de geopolítica es "con EEUU e Israel". Como muestra, hace apenas unos días, despidió a su minisrta de Exteriores, Diana Mondino, por no haber votado en Naciones Unidas junto a Washingon y Tel Aviv a favor del embargo económico a Cuba. 

En este acercamiento, Milei intenta, entre otras cosas, que Trump presione al Fondo Monetario Internacional (FMI) para que ayude a Argentina su monumental deuda. Así lo hizo el estadounidense en 2018 y el organismo desembolsó el mayor préstamo de su historia: 57.000 millones de dólares a Buenos Aires.

Para ello, nada más conocer la victoria de Trump, el Gobierno argentino se deshio en halagos. En un comunicado, definió al ocupante por segunda vez de la Casa Blanca como un "exponente del mundo libre, occidental y capitalista" y le brindó un "apoyo incondicional" a su "liderazgo".