La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, en una rueda de prensa.

La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, en una rueda de prensa. Efe

América

Sheinbaum ofrece "solidaridad" a los inmigrantes que intenten llegar a EEUU, pero prevé deportarlos a sus países

J. Sánchez | Agencias
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A menos de un mes para que asuma el cargo Donald Trump como nuevo presidente de Estados Unidos, la sombra de una deportación masiva se cierne hacia México. El gobierno progresista de Claudia Sheinbaum ya se está preparando para un escenario de cierre fronterizo estricto, anticipando una situación que puede traerle problemas con la potencia de su frontera norte y sus vecinos del sur.

En este sentido, el Gobierno mexicano está dialogando con otros países de Latinoamérica para que reciban de forma directa a los próximos migrantes deportados por Trump en lugar de recibirlos en México. Sheinbaum ha insistido en que "la repatriación se haga a los distintos países de origen" en lugar de expulsarlos a México.

"Sí, el canciller Juan Ramón de la Fuente está hablando con algunos otros países cuyos habitantes cruzan el territorio nacional para llegar a la frontera norte", respondió la mandataria en su conferencia matutina al ser preguntada sobre si el Gobierno está hablando con otras naciones para que reciban a los deportados.

"El canciller (está hablando) con varios países, particularmente en Centroamérica, y siempre vamos a estar cerca, porque si bien tenemos un tratado comercial con Estados Unidos y Canadá (el T-MEC), siempre vamos a estar cerca de América Latina", comentó Sheinbaum sin dar más detalles.

"Por supuesto que nosotros vamos a seguir defendiendo a los mexicanos y a las mexicanas en Estados Unidos, es lo que nos corresponde, y, en caso de que haya deportaciones, prepararnos para poderles dar la bienvenida", reafirmó ahora.

En el país preocupan las deportaciones masivas prometidas por Trump porque los mexicanos son cerca de la mitad de los 11 millones de indocumentados en Estados Unidos y sus remesas representan casi el 4% del producto interior bruto (PIB) de México, que este año recibiría un récord estimado de 65.000 millones de dólares.

Además, aunque el encuentro diario de indocumentados en la frontera de Estados Unidos ha disminuido un 75% desde diciembre de 2023, el Gobierno de México detectó un récord de más de 925.000 migrantes irregulares entre enero y agosto de este año, lo que supone una subida interanual de casi un 132%.

Retorno desde México

Dadas las políticas restrictivas que el Gobierno mexicano impone para impedir que pasen a Estados Unidos, cientos de migrantes se agolpan en albergues. Claudia Sheinbaum afirmó este lunes que los migrantes ya no avanzan a la frontera con Estados Unidos porque "desde el sur de México se les dan distintas opciones", como "quedarse en México a trabajar" o en un albergue.

Pero inmigrantes indocumentados consultados por Efe en Tapachula prefieren una tercera alternativa propuesta por la mandataria: ayuda para regresar a su país.

Entre ellos está Walter Oliva, un salvadoreño que pidió asilo en Tapachula y Estados Unidos, pero las autoridades lo denegaron con el argumento de que "las cosas ya están mejor" en su país, por lo que regresó al albergue Jesús el Buen Pastor, donde estuvo meses antes, para pasar unos días y retornar a El Salvador de forma voluntaria.

"(Quiero) regresarme porque no tengo otra alternativa a El Salvador. Me he encontrado que hay mucha gente que es discriminativa con el inmigrante, tienen doble moral. Hay quien ayuda, pero (también) el que ayuda con otra intención, he visto hasta casos de violación en ese aspecto", relató.

Migrantes haciendo cola para realizar sus procesos migratorios en Tapachula

Migrantes haciendo cola para realizar sus procesos migratorios en Tapachula Efe

El migrante afirmó que no ha recibido ayuda oficial para volver a su país, por lo que sigue varado en México. "Mi retorno es voluntario y ahorita no hay repatriación segura por lo que he tenido que bajar por mis propios medios", contó.

La hondureña María Lucinda López también quiere volver de forma voluntaria tras su fallido intento de ir a Estados Unidos, pues se le terminó el dinero para seguir avanzando. Acudió al Consulado de Honduras para obtener apoyo, pero no obtuvo una respuesta satisfactoria y ahora espera en el albergue.

"Yo me quiero regresar a mi país porque ya no tengo ayudas allá arriba, no puedo seguir en un país que no es mío con mi hijo menor de edad exponiéndonos a mucho peligro que hay aquí, nosotros hemos pasado por mucho peligro y (a) ellos (los funcionarios) no les interesa eso", lamentó.

En el albergue Jesús el Buen Pastor, el más grande y antiguo de Tapachula, la principal ciudad del límite de México con Centroamérica, hay ahora 1.300 migrantes, el 70% hondureños, lo que ha llevado al colapso de atención, mientras el Consulado de Honduras en Tapachula no garantiza su cuidado, según denunció el administrador del espacio, Herbert Bermúdez, en una entrevista con Efe.

"Esa es una cosa que estoy viviendo ahorita, personas que no han estado acá, vienen, han llegado al Consulado a pedir retorno voluntario y lo que hacen es darle un papel, los mandan al (Instituto Nacional de) Migración y lo que hace Migración es venir a dejarlos", describió.

El activista indicó que en el albergue hay "bastante gente retenida, como que ya no quieren seguir y con base en eso se está mirando mucho movimiento de caravanas, algo que es bien fatal porque arriesgan mucho a los niños".