Objetos encontrados por un grupo de buscadores de desaparecidos en el Rancho Izaguirre, México.

Objetos encontrados por un grupo de buscadores de desaparecidos en el Rancho Izaguirre, México. Guerreros Buscadores

América

Cuerpos calcinados, torturas y peleas a muerte: los horrores del Rancho Izaguirre, el 'Auschwitz' del narco en México

El país ha sido sacudido por el hallazgo de un centro de reclutamiento del crimen organizado donde se han encontrado más de 1.600 objetos personales.

Más información: Los avisos del Cartel Jalisco: su rápida expansión por América y Europa.

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Raúl Servín sale a buscar a su hijo desde que desapareció en 2018. El hombre de 53 años rebusca en basureros y mira palmo a palmo casas abandonadas junto al grupo Guerreros Buscadores. El colectivo encontró y desveló al mundo a principios de marzo el Rancho Izaguirre, un terreno de más de 10.000 metros cuadrados en el municipio de Teuchitlán, en el centro de México. Un rancho que no destaca del resto localizados en la zona, al menos en apariencia, excepto por el horror que vivieron los que pasaron por el lugar.

"La primera impresión fue bastante desgarradora, la mera verdad", explica Servín por llamada telefónica. Los indicios apuntan a que el terreno, a tan solo una hora en coche de Guadalajara -capital del Estado de Jalisco-, fue usado como campo de exterminio y reclutamiento de uno de los grupos criminales más grandes del país, el Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG).

Lo primero que encontraron los Guerreros Buscadores cuando entraron al Rancho Izaguirre el 5 de marzo fueron montones de ropa, maletas, llaveros, calzado y listas de nombres y motes. En total, 493 objetos que explicaban la magnitud del número de personas que pasaron por allí. Una cifra que se queda corta, teniendo en cuenta que la Fiscalía de Jalisco ya cifra en 1.619 los objetos encontrados.

Servín indagó sobre el rastro de su hijo desaparecido. Ojeaba telas, marcas, medidas. Cualquier cosa que pudiera identificar a su familiar. "Sí, me tomó mi tiempo, pero no pude percibir nada que me indicara que ahí estuvo mi hijo. Había unas zapatillas parecidas, pero nada que ver. Mi hijo calzaba el siete y medio y estos eran como del seis", recuerda el hombre.

El mismo proceso se produjo en redes sociales, donde los Guerreros Buscadores comenzaron a subir fotos de lo que iban encontrando. Fue entonces cuando el caso estalló en México, país en el que hay exactamente 125.251 desaparecidos según el conteo llevado a cabo por el Gobierno hasta el mes de marzo y que sólo en Jalisco (estado con más desaparecidos del país) más de 15.000 siguen sin ser localizados.

"Qué talla es, se parece a la que llevaba mi hermano cuando desapareció", se lee en uno de los comentarios de las fotos que el colectivo de buscadores colgó en Facebook. El mismo mensaje que se repetía en muchas de las imágenes de camisas, pantalones, chaquetas o llaveros.

Huesos encontrados por Guerreros Buscadores en el Rancho Izaguirre. Fuente: Guerreros Buscadores.

Huesos encontrados por Guerreros Buscadores en el Rancho Izaguirre. Fuente: Guerreros Buscadores. Guerreros Buscadores

Lo más desgarrador no estaba a simple vista. Con picos y palas, los buscadores comenzaron a excavar el suelo y a sacar trozos de huesos. "Lo que nos derrumbó fue el haber encontrado restos óseos calcinados. Quemaron a muchísima gente", explica Servín.

El lugar contaba con tres crematorios donde se calcinaban los cuerpos sin vida. Entre los restos humanos había dientes, secciones de mandíbulas y demás huesos que Guerreros Buscadores publicaron en Facebook para hacer eco del hallazgo.

La realidad es tan cruda como la información que salió a la luz después de que los medios de comunicación pusieran el foco en el Rancho Izaguirre. La Fiscalía del Estado de Jalisco publicó una nota de prensa en septiembre de 2024 en la que detalló que la Guardia Nacional había llevado a cabo un operativo en ese mismo terreno. Detuvieron a 10 personas que portaban armas de fuego, liberaron a dos que estaban secuestradas y hallaron un cadáver.

La Guardia Nacional informó de que el lugar era una "casa de seguridad" y un "centro de adiestramiento" de un grupo criminal. Las fotos publicadas por Guerreros Buscadores muestran señales de tráfico con orificios de balas de las prácticas de tiro de los que allí estuvieron. La Fiscalía jalisciense, encargada de las investigaciones, aparentemente no vio nada extraño ni en eso ni en la cantidad de ropa y objetos personales que había abandonados en el rancho.

Raúl Servín en el Rancho Izaguirre, el pasado 5 de marzo.

Raúl Servín en el Rancho Izaguirre, el pasado 5 de marzo. Guerreros Buscadores

Guerreros Buscadores ya sabía en ese momento que allí había que ir a indagar. "Nos empiezan a llover las llamadas y los mensajes anónimos pidiéndonos que fuéramos", explica el entrevistado.

En un país en el que los propios familiares, sobre todo las madres, tienen que salir a tratar de encontrar a sus familiares por la omisión del Estado, ir a lugares así es complicado. "No contamos con buena economía. Gracias al apoyo de varias personas se pudo conseguir un camión donde íbamos 40 personas. Y llegamos ese 5 de marzo al inolvidable Rancho Izaguirre", detalla Servín, que compagina su trabajo de fines de semana con salir de lunes a viernes a buscar a su hijo.

La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, calificó de "terrible" el hallazgo durante su conferencia matutina del 10 de marzo y destacó la omisión de las autoridades de Jalisco. "A la Fiscalía estatal: ¿por qué después no resguardaron el lugar? Hay que hacer una investigación de qué fue lo que pasó", declaró la mandataria.

El Fiscal General de la República, Alejandro Gertz, fue más contundente y calificó la omisión de "crítica y grave". "No es creíble que una situación de esa naturaleza no haya sido conocida por las autoridades locales o estatales", añadió.

La entidad dirigida por Gertz es ahora la encargada de la investigación en el Rancho Izaguirre, aunque en el portal de la Fiscalía de Jalisco es donde los familiares pueden revisar una lista de los objetos, con fotos, para tratar de reconocer las pertenencias de sus familiares desaparecidos.

Ningún organismo público se salva de las críticas. Ayer la Fiscalía nacional abrió las puertas del Rancho Izaguirre para los colectivos de buscadores llegados de varios puntos del país, algunos a miles de kilómetros, y los periodistas desplazados hasta Teuchitlán. "Fue un teatro lo que armaron, literalmente. Era un recorrido como si fuera un museo. Nos impedían recorrer los lugares que realmente nos importaban, es decir, donde ha llevado a cabo las tareas de investigación la Fiscalía, los grupos de ciencias forenses y la Comisión de Búsqueda", relata Servín.

En su cabeza hay más preguntas que respuestas. "¿Cuánta gente pasó por ahí? ¿A cuánta gente les quitaron la vida? ¿A cuántas personas las tienen trabajando en otros lados?", se cuestiona el buscador. Dudas que la investigación tendrá que revelar a todo un país azotado desde hace décadas por la violencia.

"Da mucha tristeza, mucho dolor, mucho llanto. Pero también hay pensamientos positivos. Cuando encontramos a alguien, cambia de alguna manera nuestro panorama, porque es una felicidad saber que vamos a regresar a alguien a sus familiares", detalla Servín sobre su labor. Según él, en un año y medio Guerreros Buscadores ha devuelto 500 cuerpos sin vida a sus familiares.

Pregunta: ¿Te importa si se publica tu foto en el reportaje?.

Respuesta: No tengo problema por lo de las fotos. Al fin de cuentas sigo buscando a mi hijo y quiero que vean que yo me mantengo en la lucha para encontrarlo.

Una búsqueda incesante en la que el Rancho Izaguirre puso de manifiesto el terror. Pero también la esperanza por encontrar a quién sigue desaparecido. "Da miedo la inseguridad. Pero si no salgo a buscar, nadie me va a dar la noticia de que mi hijo fue localizado. Pase lo que tenga que pasar, tengo que salir a buscarlo", sentencia Servín.