Continuar la senda emprendida hace ocho años por Barack Obama con una Casa Blanca más o menos predecible en los asuntos clave, o dar un salto a lo desconocido de la mano de un controvertido millonario, que pretende romper con casi todo lo anterior. Este es el dilema al que se enfrenta EEUU este martes y que marcará el rumbo de la comunidad internacional los próximos cuatro años. Hillary Clinton ha recuperado entre dos y seis puntos de ventaja en las encuestas en las últimas horas, pero el neófito Donald Trump ha conquistado al ciudadano medio desencantado con su clase política pese a su falta de experiencia, o precisamente por esa carencia.
Sea cual sea el resultado, estos comicios pasarán a la historia por varias razones. Para empezar, porque es la primera ocasión en la que una mujer tiene opciones reales de convertirse en presidenta, ya que aunque otras candidatas lo intentaron en el pasado, nunca lo hicieron por uno de los dos partidos con posibilidades de gobernar. Además, pocas veces antes los aspirantes defendieron proyectos tan antagónicos y que, en el caso del republicano, puede suponer un completo viraje en el rumbo que hasta ahora ha mantenido la primera potencia del mundo en aspectos como la defensa de las naciones aliadas o el libre comercio.
Los medios de comunicación estadounidenses auguran una competición reñida entre los dos aspirantes, aunque la demócrata Hillary Clinton ha retomado en las últimas horas cierta ventaja en los sondeos, un alivio que se une al anuncio del domingo del FBI. La agencia federal aclaró por fin que los nuevos correos electrónicos hallados en los ordenadores del exmarido de su asesora Huma Abedin, y que llevaron a reabrir el caso de los 'e-mails' que la persigue desde 2015, eran inocuos. No habrá cargos criminales contra la ex secretaria de Estado.
A estas horas, la campaña de ambos partidos ya está finiquitada. Trump la cerró anoche en Michigan haciendo un alegato contra la "corrupción" que a su juicio representa la clase política de Washington DC, y proclamando que este martes será el "nuevo día de la independencia" de EEUU. Por su parte, Clinton cerró en Carolina del Norte, tras un mitin-concierto arropada por los Obama en Filadelfia ante 40.000 personas. La demócrata jugó la baza de los artistas, mostrando el apoyo que le brindan figuras como Lady Gaga, Jon Bon Jovi o Bruce Springsteen.
Pese a este nuevo giro, no hay que descartar que el magnate dé la sorpresa la noche del martes. El modelo de elecciones norteamericanas es algo diferente al español y, para empezar, las urnas llevan abiertas desde hace días en algunos estados, donde se han visto ya colas de ciudadanos esperando para ejercer su derecho al sufragio durante el fin de semana. Estos votos, por ejemplo, no han tenido en cuenta las novedades sobre Clinton. Sin embargo, los datos apuntan a que han votado más demócratas que republicanos en el denominado "voto temprano".
Así, aunque la situación ha quedado clarificada, resulta difícil de medir cuánto daño ha infligido el director del FBI, James Comey, a las posibilidades de la demócrata. Primero, porque durante toda la pasada semana los republicanos explotaron la resurrección de este escándalo, influyendo en el voto por adelantado. Y segundo, porque dio oxígeno a un Trump que estaba hundido en las encuestas tras unas semanas desastrosas para su campaña.
Las opciones del magnate, que concurre bajo el lema ‘haz EEUU grande de nuevo’, estaban por los suelos tras insultar a los inmigrantes mexicanos, descalificar a una ex Miss Universo por su aspecto físico, reírse de un discapacitado, expulsar a periodistas de sus actos, faltar el respeto a la familia de un soldado musulmán muerto en Irak y, finalmente, las numerosas acusaciones de abusos sexuales que recibió tras destaparse una grabación de 2005 en la que, con un lenguaje soez e intolerable para los estándares estadounidenses, alardeaba de hacer lo que quisiera con las mujeres por ser rico.
Pese a todos estos episodios, Trump ha ido resurgiendo y sobreponiéndose de cada golpe desde el principio, cuando parecía imposible que lograra la nominación en las primarias. Incluso ha llegado a fracturar al Partido Republicano, cuyos principales líderes le retiraron su apoyo en octubre.
El camino de Clinton tampoco ha sido fácil, especialmente en la última semana a cuenta del caso ya cerrado por el FBI. Incluso ahora que ya ha quedado todo claro, sigue enfrentándose a críticas de su rival. "Deben entender que éste es un sistema lleno de trampas y que ella (Clinton) está protegida", soltó Trump el domingo tras conocerse la noticia relativa a los correos electrónicos.
Tampoco este tono es nuevo. El republicano lleva toda las campaña insinuando que estas elecciones están amañadas y, de hecho, aún no ha garantizado que vaya a aceptar los resultados en caso de derrota, como manifestó en el último de los tres debates presidenciales. “Mantendré el suspense”, dijo entonces. Esto sí que supondría una novedad en el proceso democrático estadounidense y podría polarizar aún más a una sociedad tremendamente dividida.
A pesar de la relevancia del voto por adelantado, el grueso de las papeletas -se espera que participen 130 millones de ciudadanos, algo más de la mitad del censo- se depositarán durante este martes 8 de noviembre, desde que los colegios electorales abran sus puertas a partir de las 7 de la mañana de la costa este, hasta que cierren a eso de las 6 de la tarde de Alaska y Hawaii. Para esa hora probablemente ya se sabrá quién ocupará el Despacho Oval.
ÚLTIMAS ENCUESTAS, CON CLINTON
EL ÚLTIMO EMPUJÓN
CIERRE CON OBAMA Y SPRINGSTEEN
VOTO HISPANO Y NEGRO
El cambio que ha experimentado en estos comicios el mapa de EEUU, con muchos más estados en duda que en 2012, se debe en parte a las últimas variaciones demográficas del país, con una creciente población hispana y asiática. Este martes, además de elegir presidente, se medirá la fuerza que estos pujantes colectivos poseen a la hora de condicionar los resultados.
Clinton da por hecho que los latinos, al igual que las mujeres con estudios y los universitarios, serán su principal caladero y le otorgarán la victoria. En efecto, los hispanos pueden ser cruciales, ya que en las votaciones anticipadas en estados como Nevada y Florida se ha registrado un aumento de la participación de este grupo, como demuestran las imágenes de largas colas esperando para depositar la papeleta.
Los demócratas consideran que los ataques de Trump a los inmigrantes mexicanos alejará a este sector de los republicanos. Las acusaciones de abusos sexuales tampoco le beneficiará entre el electorado femenino, especialmente mujeres moderadas y residente en suburbios, a las que Clinton corteja para tratar de frenar el efecto del magnate en las áreas rurales.
Por su parte, el empresario se apoya sobre todo en los votantes blancos desencantados con la clase política, especialmente varones, y dentro de este grupo, los no universitarios. Las zonas afectadas por la desindustrialización y deslocalización, como Michigan u Ohio, pueden acabar tiñendo estos estados de rojo.
En cuanto a la población negra, que fue clave para la victoria de Barack Obama, los demócratas temen que no se movilice a niveles de 2008 y 2012 pese a las constantes intervenciones de Obama en la campaña. Si finalmente no consiguen este respaldo, podría afectar a las previsiones de Clinton en estados clave como Florida y Carolina del Norte.
*Pieza actualizada en la mañana del martes 8 de noviembre con los mítines de cierre de campaña de ambos candidatos.
Noticias relacionadas
- Clinton cierra la campaña pidiendo "hacer historia" en un EEUU "de puentes y no de muros"
- Trump cierra campaña proclamando el 8-N como el nuevo "día de la independencia" de EEUU
- Los últimos sondeos dan una leve ventaja a Clinton a 24 horas de las elecciones
- Clinton y Trump se la juegan en 15 estados
- La guía para no perderse con las elecciones de Estados Unidos
- El FBI exonera de nuevo a Clinton por el escándalo de los 'emails'