Washington DC

Si va a seguir la noche electoral de este martes, agénciese un mapa del país y, de costa a costa, no pierda de vista los siguientes estados en los que se va a librar la batalla por la Casa Blanca. Medios como The Washington Post, The Atlantic o la CNN los señalan como claves para que ambos candidatos logren la victoria el próximo martes.

Hay que tener en cuenta que en EEUU no se convierte en presidente quien más votos logra en el cómputo nacional. Cada estado aporta un número de delegados a un órgano denominado Colegio Electoral, que en diciembre escogerá al nuevo comandante en jefe. Este grupo está formado por 538 electores, que se reparten entre los territorios siguiendo criterios de población. El aspirante que al menos consiga 270 regirá el destino del país más poderoso del mundo los próximos cuatro años.

Florida [sus urnas cierran entre la 1 y las 2 de la madrugada, hora peninsular española]: Otorga 29 electores al partido más votado. Está siendo uno de los principales campos de batalla este año. Ambos aspirantes lo han recorrido de arriba a abajo numerosas ocasiones. Su importancia es tal que si Trump no gana aquí, sus oportunidades de ser presidente se reducen enormemente, ya que salvo sorpresa no llegaría a los 270. Los demócratas llevan ventaja en el registro de voto adelantado -en EEUU, antes de votar hay que registrarse y, en algunos estados, hay que hacerlo obligatoriamente por uno de los partidos, aunque luego se vote por cualquiera, lo que da pistas-. Cabe destacar la fuerte presencia hispana, con numerosos puertorriqueños (todos con ciudadanía y derecho a voto) que han llegado recientemente escapando de la crisis en la isla. Pese a la presencia latina, los núcleos conservadores son muy fuertes.

Ohio [sus urnas cierran a las 1.30]: Otorga 18 delegados al Colegio Electoral. Es uno de los swing states más importantes y más blancos (80%). Un republicano nunca ha ganado la presidencia del país sin Ohio, aunque ésta es la primera elección donde esto podría pasar, gracias a que hay nuevos territorios considerados oscilantes. La clase media es mayoritaria y ha sufrido los estragos de la crisis, debido al cierre de fábricas e industrias en el sector del acero. Obama venció en 2008 y 2012, aunque ahora las encuestas lo muestran más cercano a Trump, a pesar de que al principio parecía haber un empate. Clinton ha intentado movilizar a las minorías. Por ejemplo, el pasado viernes se organizó un acto con los músicos negros Beyoncé y Jay Z en Cleveland pidiendo respaldo para la aspirante.

Mitin de Trump en Cleveland el pasado 22 de octubre. Reuters

Carolina del Norte [sus urnas cierran a las 1.30]: Aporta 15 electores. Es uno de los estados más peleados y recorridos estas elecciones. Ha sido históricamente más republicano, aunque Obama ganó por un estrecho margen en 2008. Luego perdió en 2012. Clinton ha intentado atraer a los votantes afroamericanos, muy numerosos, reforzando la presencia del presidente y su esposa Michelle durante la campaña. La población negra supera el 23%, pero los registros de voto adelantado evidencian poca movilización, en comparación con otros comicios. Trump además ha estado muy presente en las zonas rurales. La situación es igualada.

Arizona [sus urnas cierran a las 3.00]: Aporta 11 electores. No ha sido demócrata desde 1996 con Bill Clinton, aunque el incremento de la población hispana augura una batalla reñida. Las últimas encuestas dan a los republicanos una ligera ventaja, aunque el registro del voto por adelantado se decanta por Hillary.

Colorado [sus urnas cierran a las 3.00]: Aporta nueve electores y es uno de los mayores estados péndulo de EEUU. Votó por los republicanos con George W. Bush en 2004, y cuatro años más tarde se decantó por Barack Obama. Clinton ha estado liderando la mayorías de las encuestas. Su campaña no ha puesto anuncios en la televisión durante la campaña, lo que indica que da por seguro el estado, aunque en los últimos días sí lo ha hecho, cuando se han estrechado los márgenes. Este año hay una novedad importante. No se acude a las urnas, sino que el voto debe ser por correo. El estado ha sido tradicionalmente republicano pero recientemente comenzó a considerarse swing, probablemente por el nuevo peso hispano (20%). De hecho, este año, por primera vez en décadas, los votantes registrados demócratas y no afiliados superan a los republicanos. No obstante, la división es grande entre las ciudades y el ámbito rural. Si gana Clinton, hará historia con tres victorias demócratas consecutivas por primera vez en un siglo.

Georgia [sus urnas cierran a la 1.00]: Aporta 16 delegados al Colegio Electoral. No es un estado tradicionalmente cambiante. El último demócrata que logró aquí la victoria fue Bill Clinton en 1992, y su esposa no parecía tener muchas posibilidades de repetir esta hazaña. No obstante, varios sondeos recientes revelan que el margen de Trump es estrecho. Además, la candidata demócrata goza del favor de la amplia población afroamericana de Atlanta, según un sondeo de la NBC y el Wall Street Journal de hace una semana. La movilización de latinos y asiáticos es clave también.

El último demócrata que logró la victoria en Georgia fue Bill Clinton en 1992

Iowa [sus urnas cierran a las 4.00]: Sólo da seis electores, pero es importante. Es uno de los swing states y, además, es el primero que celebra primarias en los dos partidos. Se considera que es un buen reflejo del país, con voto urbano y rural. Trump necesita ganar aquí para apuntalar su posible victoria nacional. Al republicano no le va mal en este estado, sobre todo entre los votantes blancos (90%) no universitarios. No obstante, Iowa respaldó a Obama en 2008 y 2012. Por ahora, el conservador tiene una ventaja de cinco puntos, según un promedio de encuestas recientes calculadas por The Washington Post.

Michigan [la mayoría de las urnas cierran a las 2.00]: Aporta 16 electores. Es un de los estados industriales del medio oeste americano, con el 70% de la población blanca, afectado por la deslocalización de empresas, por lo que los mensajes proteccionistas de Trump están llegando a una ciudadanía azotada por la destrucción de empleo a cuenta de la globalización. Durante las primarias apoyaron a Bernie Sanders en lugar de a Clinton. No obstante, Michigan no ha apoyado un presidente republicano desde 1988.

Nevada [sus urnas cierran a las 4.00]: Otorga sólo seis electores, pero es un buen indicador de lo que ocurrirá en todo el país, porque todo candidato que ha vencido aquí se ha convertido siempre en presidente desde 1992. Es un estado péndulo y demócratas y republicanos se reparten las zonas urbanas (azul) y las rurales (rojas), respectivamente. Habrá emoción. Aunque Clinton gane en una macrociudad como Las Vegas, Trump podría hacerse con el estado gracias al voto del campo. No obstante, la población hispana ha crecido, llegando ya al 30%, por lo que esto podría dar ventaja a los demócratas. Las últimas encuestas hablan de empate, aunque los registros de voto adelantado apuntan a una mayoría demócrata.

New Hampshire [la mayoría de las urnas cierran a la 1.00]: Es un estado pequeño que sólo aporta cuatro votos, pero importante por su simbolismo. Es el único de los territorios del noreste que podría ser republicano. Es además el segundo lugar donde se celebran las primarias del país. Los demócratas han ganado en cinco de las seis últimas presidenciales, sin embargo las encuestas ven difícil que Clinton repita los cinco puntos de diferencia que Obama le sacó a Romney en 2012. The Washington Post recorta la distancia a dos puntos. Los demócratas lo visitarán en la recta final.

Clinton durante un acto de campaña en New Hampshire. Reuters

Nuevo México [sus urnas cierran a las 3.00]: Otorga sólo cinco delegados. Obama arrasó en las dos últimas elecciones. Todas las encuestas se lo otorgan a Clinton, gracias en parte a una gran población hispana que supera el tercio del total, y a ser uno de los estados afectados por la idea de levantar un muro con México. Los demócratas han ganado cinco de las últimas seis elecciones presidenciales. Pese a todo, hay un factor a tener en cuenta. El candidato libertario Gary Johnson fue gobernador aquí, por lo que podría robar votos a los demócratas.

Pensilvania [sus urnas cierran a las 2.00]: Aporta 20 electores. Ha votado demócrata en las últimas seis elecciones. Con una población mayoritariamente blanca de clase media, los republicanos se han esforzado por movilizar las zonas rurales mientras Clinton se ha volcado en las dos grandes áreas urbanas, Filadelfia y Pittsburgh, donde Obama ya ganó en 2008. Las encuestas dan ventaja a los demócratas. La ex secretaria de Estado se ha esforzado aquí especialmente, celebrando la convención de su partido en Filadelfia, donde también cerrará la campaña.

Utah [sus urnas cierran a las 4.00]: Sólo otorga seis delegados. Ha votado republicano en las presidenciales desde 1964, pero este año hay un factor que puede dar sorpresas. Un exagente de la CIA mormón, natural de este estado, Evan McMullin, se presenta como independiente y puede atraerse el apoyo de una buena parte de la población republicana que ve con recelo al magnate, de vida demasiado liberal para los estándares mormones -muy asentados en este territorio-. Las últimas encuestas, de hecho, sitúan al independiente y al conservador muy cerca.

Virginia [sus urnas cierran a la 1.00]: Da 13 electores al ganador. Es un estado tradicionalmente oscilante desde hace un par de comicios presidenciales, pero en esta campaña Clinton lleva una clara delantera en las encuestas, pese a que en las últimas semanas el margen se ha estrechado. El hecho de que Trump haya contratado nuevos anuncios en las televisiones regionales indica que los republicanos ven opciones. Además el millonario estará allí este domingo. El candidato a vicepresidente demócrata, Tim Kaine, es natural de Virginia y fue alcalde de Richmond, su capital. Los latinos, afroamericanos y las mujeres universitarias son su punto fuerte. Obama venció en 2008 y 2012.

Wisconsin [sus urnas cierran a las 3.00]: Otorga 10 electores. Ha sido demócrata desde 1984, pero Trump está trabajándose este estado y lo ha incluido en su último desembolso publicitario. Los votantes de clase trabajadora han sufrido la recesión de los últimos años y los mensajes del millonario contra los acuerdos comerciales gustan. Ni Trump ni Clinton ganaron aquí sus primarias.

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