Este martes 8 de noviembre, la primera potencia mundial escoge a su nuevo comandante en jefe, que según los sondeos será -independientemente de quién gane- el menos querido de la historia del país. Ésta es la 'chuleta' necesaria para entender los pormenores de la jornada electoral:

Aparte del nuevo ocupante de la Casa Blanca, ¿qué se elige este 8 de noviembre?

Se renueva la Cámara de los Representantes (435 escaños) y un tercio del Senado (34 de 100), ambos bajo el control del Partido Republicano.

En la Cámara, los republicanos gozan de 60 escaños más que los demócratas, que deben arrebatar una treintena de asientos a sus rivales para retomarla, una distancia difícil de salvar.

Los de Clinton tienen más posibilidades de recuperar el Senado, según los expertos, donde la ventaja del republicano Grand Old Party (GOP) es de sólo diez asientos en el cómputo total. Pero únicamente son 34 los escaños en liza estas elecciones: 24 están ocupados por senadores republicanos y diez por demócratas.

Asimismo, una docena de estados y los territorios de Puerto Rico y la Samoa Estadounidense celebran elecciones a gobernador. También se disputan la mayoría de los asientos de los parlamentos estatales y hay comicios judiciales en buena parte del país para elegir a figuras como jueces supremos estatales, por ejemplo. Incluso se votan propuestas como subir el salario mínimo en Arizona o abolir la pena de muerte en California.

37 estados permiten el voto por adelantado en las elecciones generales y en torno a 40 millones de personas ya han depositado su papeleta.

¿Sólo se postulan Donald Trump y Hillary Clinton a la presidencia?

No. Si bien Donald Trump y Hillary Clinton representan a los dos grandes partidos tras haber ganado sus respectivas primarias y ser coronados en sus convenciones nacionales, hay otros aspirantes a presidir EEUU: Gary Johnson, del Partido Libertario; Jill Stein, del Partido Verde; y el independiente Evan McMullin.

La web RealClearPolitics otorga en su promedio nacional de encuestas un 5% de intención de voto a Johnson y un 2% a Stein. Por su parte, el exagente de la CIA McMullin podría impedir que Trump venciera en Utah, el estado de los mormones y tradicionalmente conservador.

En el sistema bipartidista estadounidense, alcanzar la Casa Blanca es una empresa ardua para los candidatos ajenos a las formaciones hegemónicas. El único candidato 'alternativo' que quedó finalista en la historia de EEUU fue Theodore Roosevelt en 1912 cuando se presentaba por el recién fundado Partido Progresista, según NBC News.

Este año, Johnson, exgobernador de Nuevo de México, llegó a cosechar un 10% de apoyo en las encuestas nacionales. Sin embargo, dos polémicas han golpeado su campaña. Al inicio de septiembre, el libertario respondió “¿qué es Alepo?” cuando MSNBC le preguntó acerca de la sitiada ciudad siria. Semanas después, Johnson no pudo pronunciar nombre alguno cuando le pidieron que dijera un líder extranjero al que admiraba.

El popular exalcalde de Nueva York Michael Bloomberg jugueteó con presentarse como candidato independiente, pero terminó descartando la idea por miedo a robar votantes a Clinton y despejar el camino al Despacho Oval a Trump.

Los aspirantes alternativos Johnson, Stein y McCullin. Campañas oficiales

¿Cómo se elige al presidente?

El presidente no se elige por voto directo, sino por medio de una estructura llamada Colegio Electoral. En el año 2000, por ejemplo, Al Gore logró más papeletas en el conjunto del país que su contrincante George W. Bush, pero éste ganó el Colegio Electoral tras una decisión del Tribunal Supremo y se hizo con la presidencia.

Hay 538 'electores' -el resultado de sumar los miembros de la Cámara de Representantes y el Senado-, que se reparten entre los estados atendiendo a su población. El número mágico para convertirse en presidente es 270 votos electorales, por lo que los candidatos pelean por conseguir una combinación de estados que los sitúe en ese umbral.

Aunque hay normas estatales al respecto, no existe legislación federal que prohíba a un elector desobedecer al voto popular en su estado y respaldar a otro candidato. Sin embargo, según el Archivo Nacional estadounidense, más del 99% de los electores han votado por el candidato que les correspondía en la historia de la nación.

[Estos son todos los términos y expresiones que debe conocer para entender las elecciones de EEUU como un insider]

¿Y si hay empate?

Si ningún candidato gana el Colegio Electoral, la responsabilidad de elegir al nuevo presidente recae sobre la Cámara de Representantes, donde la delegación de cada estado tiene un voto. El Senado escogería a su vez al vicepresidente, quien tomaría las riendas del país de manera provisional si la Cámara no lograra seleccionar a un nuevo comandante en jefe antes del 20 de enero, cuando el presidente toma posesión del cargo.

¿Qué estados son los principales campos de batalla de las elecciones?

Como algunos estados son bastiones de determinados partidos, la lucha se concentra especialmente en aquellos que pueden decantarse hacia un bando u otro, los llamados swing states. Por ejemplo, Clinton puede asumir con tranquilidad que California la apoyará, mientras que Trump tiene garantizado el respaldo del conservador Alabama.

Este año, son estados competitivos Florida, Carolina del Norte, Nevada, Colorado, Ohio, Iowa, Pensilvania, Virginia, New Hampshire, Arizona, Maine, Nuevo México, Wisconsin, Michigan o incluso los tradicionalmente republicanos Utah y Georgia

RealClearPolitics estima que, a estas alturas, Clinton tiene probablemente asegurados unos 220 votos electorales frente a 180 de Trump. Los restantes deberán proceder de swing states. El New York Times calcula que la demócrata tiene en torno a 700 caminos diferentes para llegar a la Casa Blanca, mientras que Trump tiene algo más de 300. Para ambos Florida y Pensilvania son fundamentales.

El modelo estadístico del rotativo neoyorquino otorga a la ungida de Obama un 84% de probabilidades de éxito y un 16% al magnate inmobiliario.

[Trump y Clinton se lo juegan todo en 15 estados]

¿Cuándo se sabrá quién sustituirá a Barack Obama?

La respuesta prudente es que para las 5-6 (hora peninsular española) de la madrugada del martes 8 al miércoles 9 habrá un ganador.

Sobre la 1 de la mañana cerrarán las urnas en un puñado de estados de la costa Este, entre ellos Virginia, y llegarán las primeras proyecciones. Una media hora más tarde cerrarán las urnas en Ohio y Carolina del Norte, estados clave.

En torno a las 2 cerrarán las urnas en Florida, New Hampshire y Pensilvania. Una victoria de Clinton en Florida podría granjearle la Casa Blanca si gana en los estados que se inclinan hacia los demócratas, afirma la cabecera norteamericana Wall Street Journal.

A las 3 llegarán noticias de Colorado y otros estados del Medio Oeste y a las 4 Nevada y Utah, que Trump podría perder. Sobre las 5 de la mañana, habrá resultados de la costa Oeste, tradicionalmente demócrata. Tras ser declarado un ganador, llegarán los discursos de los candidatos.

Ya en diciembre el Colegio Electoral emitirá formalmente sus votos, que serán certificados a comienzos de enero, y a día 20 del nuevo año tendrá lugar la investidura.

Donald Trump, sin embargo, ha amenazado con no reconocer los resultados de las elecciones, lo que rompería con la tradición estadounidense de enterrar el hacha de guerra tras los comicios y cerrar filas alrededor del nuevo dirigente.

¿Cómo son los votantes de cada candidato?

En resumidas cuentas, Clinton tiene un electorado más racialmente diverso, femenino, joven y con mayor formación académica; el de Trump es generalmente blanco, más masculino, de mayor edad y con menos estudios.

Un análisis de The Washington Post-ABC News sugiere que la demócrata aventaja en diez puntos al republicano en el voto femenino y éste hace lo propio en el masculino. Los votantes negros apoyan abrumadoramente a la ex secretaria de Estado y los latinos también la prefieren a ella siete a tres, aunque hay excepciones. También lidera los apoyos entre los graduados universitarios y aquellos con estudios de posgrado. Entre los blancos sin estudios superiores, la ventaja de Trump supera los 30 puntos.

Ninguno de los aspirantes presidenciales, cuyas campañas se han visto lastradas por los escándalos, suscita especial ilusión en el conjunto de la sociedad estadounidense. Más de la mitad de los ciudadanos tienen una mala opinión de los candidatos, según las encuestas. Un sondeo de New York Times/CBS News publicado el viernes muestra que ocho de cada diez votantes sienten repulsa más que entusiasmo tras la campaña electoral.

Los Obama arropan a la demócrata Clinton. Reuters

¿Qué escándalos afectan a las campañas de los candidatos?

Por parte de Trump, la lista es verdaderamente larga. Desde burlarse de un reportero con discapacidad, a insultar a una Miss Universo, a un plétora de comentarios de corte machista y xenófobo. También ha roto una tradición de décadas al no hacer pública su declaración de la renta y su hoy difunta escuela de negocios Trump University afronta una batalla legal por presunto fraude.

En octubre, el New York Times desveló que Trump había declarado una pérdida en 1995 de casi 1.000 millones de dólares que le permitiría evitar pagar impuestos federales durante 18 años. Trump ha admitido no haber pagado impuestos durante años.

“Estas cosas que hubieran hundido a cualquier candidato tradicional parecen ser simplemente otro problema más para Donald Trump. ¿Acaso alguna de ellas ha acabado con él por ahora?”, decía a principios del mes pasado a EL ESPAÑOL Tobe Berkovitz, un profesor de la Universidad de Boston con una extensa carrera como consultor de campañas políticas, sobre la capacidad del republicano de superar escándalo tras escándalo.

El mayor golpe a la candidatura del republicano, sin embargo, llegó pocos días después del jaleo de los impuestos con la publicación de un vídeo de 2005 donde el magnate se jacta de poder hacer lo que quiera a las mujeres sin preguntar porque es una estrella. La grabación supuso una caída en los sondeos, llevó a decenas de republicanos a desertar e impulsó a varias mujeres a denunciar que el magnate se había sobrepasado supuestamente con ellas.

Por la parte de Clinton, aunque hay varias controversias, la palabra clave es 'correo electrónico'. La polémica por el uso de un servidor de correo privado en vez de uno gubernamental cuando era secretaria de Estado de la Administración Obama la ha perseguido desde el minuto uno y ha terminado de estallar hace apenas días, arrebatándole su ventaja en los sondeos y devolviendo a un empate técnico en algunas encuestas a ambos candidatos o reduciendo notablemente la ventaja de Clinton en otras.

El FBI la investigó y en verano llegó a la conclusión de que la demócrata había utilizado el correo de manera “extremadamente descuidada”, su correspondencia incluía más de un centenar de emails con información clasificada y que agentes extranjeros pudieron haber tenido acceso a su correo. La Oficina Federal de Investigación recomendó, aun así, no presentar cargos ante la ausencia de un caso de negligencia descarada.

A diez días de las elecciones, el director de la agencia insufló de nueva vida a la investigación al afirmar que se habían encontrado nuevos correos potencialmente pertinentes para la pesquisa, lo que ha dado alas a Trump. Los correos proceden del ordenador del excongresista Anthony Weiner, marido de una de las principales asesoras del Clinton. El proceder del FBI cuando las elecciones están a la vuelta de la esquina se ha puesto en entredicho; el propio Obama lo terminó reprobando tras una primera reacción neutral al respecto.

Este domingo, la campaña de Clinton suspiró de alivio después de que el FBI la exonerara por segunda vez por el escándalo de los correos al afirmar que el nuevo material encontrado a escasos días de las elecciones no cambiará la decisión que tomó en un primer momento.

Otro escándalo afecta a la Fundación Clinton, la organización caritativa de la familia. Los republicanos acusan a la Fundación de haber ofrecido acceso especial a los Clinton a los donantes más generosos, algo que no se ha podido demostrar. Filtraciones de Wikileaks sugieren que un asesor de Bill Clinton presionaba a sus clientes para que donaran a su organismo y al mismo tiempo hicieran negocios con el expresidente para su propio lucro. Asimismo, los Clinton han dado discursos por cientos de miles de dólares a empresas donantes de la Fundación.

Fuentes: US National Archives, WhiteHouse.gov, National Conference of State Legislatures, RealClearPolitics, Ballotpedia, The New York Times, The Washington Post, Politico, Wall Street Journal, CNN, NBC News, BBC, The Hispanic Council, webs oficiales de los candidatos, elaboración propia.

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