“¿Cómo es posible?” Ésta era la pregunta que millones de estadounidenses repetían la mañana de resaca electoral, en la que muchos esperaban que lo vivido la pasada madrugada fuera sólo un mal sueño.
La victoria de Donald Trump se vive de forma muy diferente en las grandes ciudades, frente al resto de zonas de este país, que todavía no acaba de asimilar el terremoto político que ha sacudido al planeta.
Incluso los medios de comunicación, que daban por seguro el triunfo de Hillary Clinton, parecen no salir del shock. Sin embargo, la reconciliación nacional que proponía el presidente electo ha comenzado. Barack Obama ha dado el primer paso para facilitar la transición, aunque no todos parecen tan dispuestos a olvidar el currículum de polémicas y salidas de tono del magnate.
El comandante en jefe saliente, que se reunirá este jueves con su sustituto en la Casa Banca, detalló en conferencia de prensa que felicitó a Trump tras las elecciones y garantizó un traspaso de poderes “tranquilo”, tal y como hizo con él la Administración Bush.
“No es ningún secreto que tenemos diferencias, pero haremos una buena transición, que es una de las marcas de la casa de nuestro país”, afirmó. Sobre Cinton elogió “su extraordinaria vida al servicio público” y dijo estar “orgulloso” de cómo ha hecho historia como candidata.
Hillary Clinton también ha cumplido su parte a favor de esta reunificación ofreciendo, quizá, el que será su último servicio a EEUU: reconocer a su rival como próximo presidente, ponerse a su disposición y pedir a sus seguidores que lo acepten y ayuden a superar la división. “Espero que tenga éxito, por nuestro país”.
La ex secretaria de Estado pidió perdón por haber perdido, pero mostró su “orgullo y gratitud” por esta campaña. “Sé que es decepcionante y doloroso, también para mí, y lo será por un largo periodo. Pero hay que aceptar el resultado y mirar al futuro, porque esos son los valores de esta nación”, concluyó invitando a “trabajar juntos, respetando nuestras diferencias”.
La victoria ha sido ajustada, pero sólo en lo que a número total de votos se refiere. Así, según publica la CNN, Clinton obtendría un 47,7% de los sufragios, mientras Trump se quedaría con el 47,5%. No obstante, hay que recordar que el sistema electoral estadounidense no es directo.
Cada estado posee un número determinado de delegados, en función de su población, que componen el Colegio Electoral que designa al presidente en diciembre. En total, hay 538 electores, por lo que la cifra mágica para lograr la Casa Blanca es 270. El aspirante que gana en un estado, se lleva todos estos representantes, salvo en Maine y Nebraska, donde el reparto es proporcional. Con este mecanismo, el republicano se ha hecho con 289, mientras su rival sólo obtuvo 218.
A pesar de la encomienda de su líder, entre sus seguidores no va a ser tan sencillo este paso. En una capital como Nueva York o Washington DC es fácil encontrar multitud de opiniones críticas con Trump, que siguen sin dar crédito a este resultado. “Tengo el corazón roto. No sé cómo se lo voy a explicar a mis hijos mañana. Me gustaría saber si Rusia ha tenido algo que ver en esto”, aseguraba nada más confirmarse la noticia una votante demócrata que había preferido apagar el televisor ante el resultado que se avecinaba.
Brian, un militar estadounidense destinado fuera del país en estos momentos, aseguraba a EL ESPAÑOL que lleva “fuera del país durante un par de años, sirviendo en otros lugares, y ésta es la primera vez que me siento avergonzado de ser de EEUU”. Meghann, estadounidense y vecina de Washington, escribía indignada a través de sus redes sociales que ama a EEUU aunque “ahora veo cuánto trabajo queda aún por hacer”, por lo que se proponía seguir defendiendo sus ideales.
Los testimonios son innumerables y éste es el tono de conversación de la mañana en los principales núcleos urbanos. En general, los detractores del magnate aún no han superado la fase de aceptación de la nueva realidad que los espera durante los próximos cuatro años.
En el bando contrario el panorama es completamente opuesto. Los diferentes líderes republicanos, que se habían distanciado de su candidato en la recta final de la campaña, asustado por los escándalos y las acusaciones de acoso sexual que le llovían al aspirante, poco a poco vuelven a acercarse a él. George H.W. Bush, quien había hecho público que votaría por Clinton, tuiteó este miércoles sus felicitaciones y las de su esposa Barbara a Trump y su familia. También lo ha congratulado el candidato de 2012 Mitt Rommey.
El portavoz de la Cámara de Representantes y líder republicano, Paul Ryan, ofreció también una rueda de prensa para aplaudir la “increíble” victoria del empresario, con el que había tenido numerosos roces durante la carrera electoral, hasta el punto de (casi) retirarle su apoyo y pedir al resto de candidatos de su partido que no hicieran campaña por él si creían que esto perjudicaría sus opciones.
Ryan, que se felicitó también por la victoria republicana en las cámaras del Congreso, afirmó también en un comunicado que la victoria de Trump “marca el rechazo del statu quo de las políticas progresistas fallidas. Estamos deseando trabajar de la mano de la nueva Administración para avanzar planes que mejoren la vida de los estadounidenses”.
Entre el electorado de Trump hay euforia. Guillermo Recio es ciudadano un estadounidense, nacido en España pero de madre norteamericana. A sus 58 años, de los que lleva más de 30 en este país, se define como conservador, “que no republicano”. Su papeleta fue para el magnate. En declaraciones a EL ESPAÑOL intenta explicar qué ocurrió en EEUU y por qué muchos no lo veían venir.
“Estoy muy contento con el resultado. Ahora vivo en Florida pero he trabajado durante 20 años como ejecutivo de altas tecnologías en Silicon Valley, en California. Allí, si te identificas como republicano te queman en la hoguera y te marginaban. Si tienes un negocio con una clientela al 90% demócrata, no te atreves a decir que vas votar a Trump, por lo que mucha gente lo ha ocultado o ha mentido en las encuestas”
Sobre los sondeos también pone en duda cómo se han confeccionado. “Los medios de comunicación aquí han sido muy deshonestos y están corrompidos. Cuando hacen los sondeos, se centran mayoritariamente en zonas demócratas. Es como si te vas a Madrid y preguntas quién va a ganar la liga. Ese estudio te dirá que el Real Madrid. Pero vete a Barcelona y haz la misma pregunta”, expone.
“PREPOTENCIA COMO LA DE ZAPATERO”
En su opinión, “en es una democracia, cuando hay elecciones, uno puede ganar o perder”. “Los demócratas tenían mucha prepotencia y arrogancia. Si eras ‘anti-Hillary’, estabas contra las mujeres. Es parecido a lo que pasaba en España con el PSOE en la época de Zapatero. O me votas a mí o eres un facha. O apoyas a Obama o eres racista. Y eso no es así”.
Recio vive ahora en Florida criando caballos. A su juicio, quien atribuya esta victoria a los republicanos, se equivoca. “Esto ha sido un voto antidemócrata y también antirrepublicano. Si el candidato hubiera sido por ejemplo Jeff Bush, yo no le hubiera votado. Esos están tan corruptos como los otros. Esta victoria no es republicana. A los que hemos votado a Trump nos gusta que no se casa ni con su madre. Y tiene elementos demócratas y republicanos, por eso va a ser más fácil para él que para Hillary llevar a cabo la reconciliación nacional, aunque por supuesto los más progresistas más extremistas no lo van a consentir, como hubiera pasado con los republicanos si gana Clinton”.
Pese al miedo que percibe en los medios y en otros países, este estadounidense de origen hispano pide dar una oportunidad al presidente electo. “Las bolsas no se han hundido al final. Este hombre no es un idealista como Obama sino una persona de negocios. En sus empresas contrata a los mejores, y le da igual que sea gay, mujer, chino o negro”.
Sin embargo, no todos parecen dispuestos a ser tan benévolos. Lejos de la ahora republicana Florida, en el Distrito de Columbia, se ven caras largas por las calles y los ciudadanos están a la que salta, deseando mostrar su incredulidad, en el ascensor o en la cola del Sturbacks. Llevará tiempo superar el luto y asumir que, desde el 20 de enero, Trump regirá el destino de esta nación desde la Casa Blanca.