El asesor de Seguridad Nacional de Donald Trump, el general retirado Michael Flynn, vive una voraz tormenta política. Se sospecha que antes del cambio de gobierno habló con el embajador ruso en Washington sobre las sanciones impuestas por la Administración Obama contra Moscú en diciembre.
Antes de que acabara 2016, el expresidente demócrata emitió una batería de sanciones que incluía la expulsión de una treinta de diplomáticos rusos en represalia por la supuesta injerencia del Kremlin en las elecciones que coronaron a Donald Trump. En una maniobra inesperada, Rusia descartó emprender acciones recíprocas contra Estados Unidos.
El mes pasado emergió que Flynn y Sergey Kislyak, el embajador ruso, habían hablado alrededor del momento del anuncio de las sanciones, por lo que surgieron preguntas sobre la conversación.
El equipo de Trump ha negado en múltiples ocasiones que Flynn haya discutido las sanciones con el embajador. El vicepresidente, Mike Pence, llegó a salir el mes pasado en televisión para defender al asesor de Seguridad Nacional entrante.
El pasado jueves, sin embargo, el Washington Post afirmó citando a actuales y antiguos altos funcionarios estadounidenses que Flynn había abordado las sanciones con Kislyak y el discurso del general retirado cambió.
A través de un portavoz, Flynn dijo al rotativo que no recordaba haber hablado de las sanciones con el diplomático ruso pero que no podía descartar que el tema hubiera surgido en la conversación.
Asimismo, el Post reveló que el FBI mantenía una investigación sobre el intercambio entre el exmilitar y el representante ruso.
Sin embargo, varias fuentes recalcaron a la cabecera estadounidense que no veían que Flynn hubiera intentado dar a entender al ruso que la nueva Administración levantaría las sanciones.
La situación de Flynn es ahora delicada, asegura la prensa estadounidense, ante la posibilidad de que el secretario de Seguridad Nacional hubiera engañado al vicepresidente Pence.
El domingo, Stephen Miller, consejero superior del presidente, esquivó preguntas sobre la situación de Flynn y se negó a decir si el presidente sigue confiando en el antiguo general.
Flynn es un viejo aliado de Trump, que llegó a su campaña mucho antes que, por ejemplo, Steve Bannon, hoy estratega jefe de la Casa Blanca.
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