El presidente de EEUU, Donald Trump, ha sorprendido esta noche en su primer discurso ante el Congreso, dando un giro a su habitual retórica y tomando un tono conciliador, positivo e incluso presidencial por primera vez desde la noche electoral. Llamando a la unidad de la nación y argumentando cada una de sus posiciones sin estridencias y con varios recursos patrióticos que le han granjeado el aplauso unánime de ambas cámaras, reunidas en sesión conjunta. Sin embargo, ni con la piel de cordero ha enmascarado sus planes más controvertidos, especialmente los referidos a la inmigración, que ha vinculado directamente con la delincuencia, y la derogación del 'Obamacare'.
Trump se ha presentado esta noche ante los miembros del Senado y la Cámara de Representantes, reunidos en sesión conjunta, para pedirles que trabajen juntos y le apoyen a la hora de aprobar su ambicioso programa de gobierno para convertir a EEUU en “una antorcha que ilumine al mundo, con un mensaje de unidad y fortaleza”. Este discurso es similar al del Estado de la Unión que se celebra anualmente, excepto el primer año de mandato.
Por la mañana, el millonario había concedido una entrevista a su cadena ‘amiga’ Fox, de carácter conservador, donde se puso como nota un sobresaliente (A) en los logros conseguidos hasta el monento, pero un suficiente alto (C o C+) en la comunicación de él y su equipo, y aseguró que quizá en su cita con el Capitolio era una buena ocasión para corregirlo. Y efectivamente, lo ha hecho.
Trump se ha trabajado esta intervención a conciencia. De hecho, las cámaras de televisión lo pillaron ensayando en el coche, cuando salía de la Casa Blanca rumbo al Capitolio con Ivanka, Jared Kushner y Melania. Leía y gesticulaba.
En Capitol Hill le esperaban los diputados, su gobierno, miembros de la Corte Suprema, líderes militares y la mayoría de las senadoras y representantes demócratas vestidas de blanco en honor a las sufragistas. Los medios llevaban todo el día especulando sobre el tono que emplearía, después de que en la convención republicana y en la ceremonia de inauguración dibujara un panorama negro para el país.
En esta ocasión, Trump ha preferido el tono conciliador, institucional y por momentos presidencial. Aunque sus planes siguen sobre la mesa. En concreto, sobre el ‘Obamacare’, el programa que garantizaba el seguro de salud a los más desfavorecidos, ha insistido en que lo derogará y reemplazará, aunque esta vez ha dado más detalles.
“Esta noche, estoy pidiéndole a este Congreso derogar y reemplazar Obamacare con reformas que expandan la posibilidad de elección, aumente el acceso, baje los costos, y al mismo tiempo provea mejor cuidados de salud. Obligar a cada estadounidense a comprar seguros de salud aprobados por el gobierno nunca fue la solución”, aseguró.
SEGUROS MÁS BARATOS CON DESGRAVACIONES
Trump explicó que su intención es reducir los costes de estos seguros, garantizando el acceso a las coberturas a aquellos ciudadanos con enfermedades preexistentes -antes del Obamacare, las compañías podían rechazarlos por suponer un mayor riesgo-. Para ello, pretende ayudar a los ciudadanos a contratar sus propios seguros privados “con créditos fiscales -desgravaciones- y cuentas de ahorro, pero que ellos elijan cuál quieren, que no se lo diga el gobierno".
Además, abogó por “reducir el precio de los medicamentos inmediatamente” y favorecer la libertad de competencia entre los seguros de salud, “lo que que bajará los costes y funcionará mejor”.
Trump ha vinculado inmigración y delincuencia en varias ocasiones durante su intervención
El otro gran asunto fue la inmigración. Aunque antes del discurso se había filtrado que quizá Trump anunciara la creación de una vía que permita la regularización de los indocumentados que trabajan en EEUU sin antecedentes delictivos, finalmente no lo ha mencionado. Sí que se ha referido a su deseo de cambiar el sistema de admisión de inmigrantes en el país, basándolo en el futuro en los “méritos, “como hacen otros Estados” entre los que citó a Canadá. “Nuestro sistema cuesta miles de millones al año y baja los salarios”.
Trump ha vinculado inmigración y delincuencia en varias ocasiones durante su intervención, aunque la vez más evidente ha sido al anunciar la nueva 'Victims Of Immigration Crime Engagement' (Voice) -una unidad para víctimas de crímenes cometidos por inmigrantes-, un departamento que relaciona delincuencia con inmigración específicamente.
DEPORTAMOS "MIENTRAS HABLO"
El presidente además sacó pecho de las deportaciones de indocumentados que se están produciendo “mientras hablamos aquí”, llegó a decir. “Estamos haciendo salir a los criminales. Al reforzar nuestras leyes migratorias, subiremos los sueldos, ayudaremos a los desempleados, ahorraremos millones de dólares y haremos nuestras comunidades más seguras para todos. Hay que restaurar el estado de derecho en nuestras fronteras”.
Acto seguido sacó a relucir el muro con México, aunque en esta ocasión no mencionó quién lo pagará. “A cualquiera del Congreso que diga que no hay que hacer esto -proteger las fronteras-, qué le dirían a las familias que han perdido a familiares o sus trabajos porque EEUU renuncia a defender sus fronteras”, añadió mirando a la bancada demócrata.
También defendió el veto migratorio. “La mayoría de los acusados de terrorismo vinieron de fuera del país. No está bien permitir el ingreso no controlado desde lugares donde no podemos revisar bien a quien quiere venir. No podemos convertirnos en un santuario para terroristas”.
MENOS IMPUESTOS Y PROTECCIONISMO
En el aspecto económico, remarcó que quiere incrementar el gasto militar -54.000 millones de dólares más en Defensa, que saldrían de un recorte en otras partidas-, así como una reforma tributaria para empresas “para que puedan competir y prosperar”, y para la clase media.
La amabilidad en partes de su intervención no le impidió hacer un retrato desastroso sobre la herencia recibida
Además, defendió su visión proteccionista del comercio, recordando unas palabras del presidente Lincoln, que auguró que abandonar la protección del país “arruinaría a nuestra gente”. “Creo en el comercio libre, pero además de libre tiene que ser justo”, proclamó Trump, en referencia a la imposición de aranceles en el extranjero a productos americanos. “No voy a dejar que a EEUU se le tome ventaja. Nunca más”.
La amabilidad en determinadas partes de su intervención no le impidió hacer un retrato desastroso sobre la herencia recibida, tanto en política doméstica “con 94 millones de personas en situación de pobreza” (empresas saliendo del país, la caída de los sueldos), como en el plano internacional.
MOMENTOS PATRIÓTICOS
Sus palabras cosecharon el aplauso unánime del público en algunos momentos, como cuando nada más empezar habló de derechos civiles repudiando los recientes ataques antisemitas. “Aunque seamos una nación dividida en lo político, nos mantenemos unidos para condenar el odio y el mal en todas sus horrorosas formas”, dijo levantando a los diputados.
También la referencia al 250 aniversario de EEUU, que se cumple dentro de nueve años, o la defensa de la investigación de las las enfermedades raras fueron momentos que levantaron largas ovaciones, aunque luego utilizara el caso concreto de una superviviente de una dolencia rara que se encontraba en la Cámara como invitada, Megan Crowley, para anunciar que eliminaría más regulaciones en la agencia encargada de aprobar medicamentos para agilizar su comercialización.
IVANKA Y LA VIUDA
Pero sin lugar a dudas, el momento más emocionante del discurso del presidente llegó cuando homenajeó a la viuda del soldado fallecido recientemente en una operación militar en Yemen. La mujer, que se encontraba en la grada de invitados sentada junto a su hija Ivanka y detrás de Melania -también muy aplaudida-, rompió a llorar cuando el presidente le agradeció “su sacrificio por el pueblo norteamericano”.
Y aquí entró en terreno militar. “Aquellos aliados que se preguntan cómo será EEUU desde ahora, que miren los uniformes. Apoyamos con fuerza la OTAN, pero nuestros socios deben cumplir con sus compromisos financieros. Y ya lo están haciendo. El dinero está entrando”, destacó.
Por otra parte, Trump hizo un balance triunfal de su mes de gobierno, pidió al Congreso 1.000 millones de dólares para un plan público-privado de infraestructura, defendió la aprobación de una ley que permita la libertad en la elección de centro educativo y un mayor apoyo a la Policía en lugar de generar “divisiones”.
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