Caucus de Iowa: los demócratas deciden si son izquierda o moderación
Las dos almas del partido se ven las caras en un estado rural e insignificante pero que marcará el resto de las primarias.
3 febrero, 2020 02:54Noticias relacionadas
La carrera demócrata para elegir un candidato que pueda sacar a Donald Trump de la Casa Blanca en otoño arranca oficialmente este lunes en el estado de Iowa. De la decena de aspirantes en liza, sólo algunos llegan con posibilidades reales de vencer en esta importante y peculiar cita del calendario electoral norteamericano, los caucus -que podrían traducirse como asambleas-, donde el partido deberá decantarse entre su facción más progresista, representada por Bernie Sanders y Elizabeth Warren, y la moderada, representada por Joe Biden y Pete Buttigieg, entre otros.
Del amplio grupo de aspirantes, cinco son senadores, una circunstancia que aunque nunca había sido significativa antes en Iowa, ahora puede condicionar el resultado de estos cónclaves, tan famosos como complicados de entender por su particular dinámica.
Lo primero que conviene explicar es el porqué de la importancia de estos caucus. Iowa es un estado rural del ‘midwest’ norteamericano, muy poco significativo dentro del país, salvo en año electoral. Tanto los electores que suelen participar en las primarias como el número de delegados electos representan sólo una pequeña minoría del total de la nación, cercana al uno por ciento.
Sin embargo, esta cita se considera clave en la carrera presidencial por ser la primera criba y servir de termómetro real, más allá de encuestas, del respaldo a los candidatos. De hecho, no es raro que tras Iowa, algunos contendientes se retiren.
Tan popular como los caucus son las críticas a este sistema. Los detractores censuran que se otorgue tanta relevancia a un estado pequeño y mayoritariamente blanco, que no representa la realidad racial y social de EEUU, y menos aún la del electorado demócrata.
Cita imprescindible
Pero controversias al margen, lo cierto es que un buen resultado en Iowa garantiza seguir en la lid a republicanos y demócratas. Para ambos es una cita imprescindible, aunque cada partido sigue un sistema de elección distinto, siendo el de estos últimos, quizá, el más emocionante y original.
Los caucus demócratas no funcionan como unas primarias convencionales. Los electores no tienen papeletas con el nombre de su candidato favorito, sino que tienen que desplazarse físicamente, en persona, a la “esquina” de su aspirante para apoyarle, pudiendo también cambiar de opinión sobre la marcha si otro les convence. En resumidas cuentas, es legítimo intentar ‘robar’ un seguidor a tu contrincante hasta el último segundo y en sus narices.
Para articular este sistema, casi 1.700 precintos electorales se reparten por todo el estado, usando como sedes gimnasios, iglesias, escuelas, bibliotecas, tiendas y hasta hogares particulares. Los vecinos registrados como votantes en la zona acuden a esos puntos donde los representantes de cada candidatura habilitan una 'esquina' para recibir a sus seguidores, que son votos.
Cuando llega la hora de decidir, los electores se colocan en las áreas correspondientes al aspirante que respaldan. Si una candidatura obtiene menos del 15 por ciento de los presentes en ese precinto, se descarta y sus seguidores deben resituarse en la 'esquina' de otro candidato. Al final, se impone quien obtenga más vecinos de su lado.
Senadores sin campaña
La particularidad este año no estará tanto en el procedimiento como en el contexto en que se producen los caucus: el impeachment a Trump.
La mayoría de los candidatos con opciones reales de ganar en Iowa son senadores y, por lo tanto, durante toda la semana previa a los caucus, que tradicionalmente se dedica a hacer campaña en este estado, han estado atrapados en Washington. El motivo, que la ley obliga a los miembros del Senado a asistir sin falta a cada sesión de los juicios políticos para destituir a un presidente, como el que estos días se ha celebrado contra Trump.
De hecho, hasta el último momento se mantendrá la incertidumbre de si los senadores demócratas podrán pisar Iowa este lunes, ya que aunque finalmente no habrá nuevos testigos en el proceso de impeachment, el Congreso continuará las sesiones hasta el miércoles.
Por lo tanto, Bernie Sanders (senador por Vermont), Elizabeth Warren (por Massachusetts), Amy Klobuchar (por Minnesota) y Michael Bennet (por Colorado) deberán permanecer en el Capitolio mientras que sus contrincantes 'conquistan' Iowa, aunque no está descartado que consigan escaparse a última hora.
Todos ellos se sumaron a la postura oficial del partido y apoyaron el proceso contra Trump, a riesgo de que este calendario afectara a sus posibilidades en las primarias. Ahora medirán las consecuencias.
Sanders y Biden, a la cabeza
Según la mayoría de los sondeos, Sanders llega a Iowa a la cabeza de las encuestas para estos caucus, seguido del ex vicepresidente Joe Biden, que lidera los sondeos nacionales. Les siguen Pete Buttigieg, el ex alcalde de South Bend, Indiana, Warren, Klobuchar y Bennet.
Pero esta foto podría cambiar. Mientras que candidatos como Buttigieg o Biden han aprovechado la ausencia de sus principales rivales para promocionarse en Iowa, los senadores han utilizado el impeachment como plataforma alternativa, a pesar de encontrarse casi aislados, ya que durante el juicio político no podían introducir sus teléfonos móviles dentro de la cámara, quedando desconectados de sus equipos y de las redes sociales.
A pesar de la distancia de 1.600 kilómetros, desde el Capitolio han aprovechado los descansos de las sesiones para aparecer con frecuencia en la televisión nacional, realizar entrevistas con la prensa local en Iowa, e incluso participar en asambleas vecinales por teleconferencia.
Además, sus campañas han tirado de sustitutos. Por ejemplo, la mediática Alexandria Ocasio-Cortez de Nueva York ha protagonizado actos en favor por Sanders, mientras Warren ha confiado en su esposo y en Julian Castro, ex aspirante demócrata.
Klobuchar incluso se escapó en un viaje relámpago a Iowa durante unas horas. Esta senadora, por cierto, ha ido subiendo posiciones desde el último debate como una alternativa moderada, especialmente tras el respaldo del New York Times.
El impacto real del juicio político sobre la carrera demócrata está por ver, aunque parece que nunca preocupó demasiado a la dirección del partido, que ignoró el calendario de sus primarias a la hora de planear el impeachment.
Iowa predice al presidente
Al margen de la importancia real de los delegados de Iowa, más simbólica que numérica, el resultado de estas asambleas han servido para predecir los resultados de elecciones presidenciales anteriores.
Los datos de participación, de edad y otras variables de los caucus pueden dar pistas sobre cómo se comportará el electorado demócrata, en comparación con las citas de 2004, 2008 y 2016, cuando John Kerry, Barack Obama y Hilary Clinton concurrieron.
Según datos recogidos por NBC, en 2004 el senador John Kerry, nombre impulsado por el partido, logró la victoria en Iowa. La participación fue buena, pero no espectacular: unas 124.000 personas. El electorado no parecía muy entusiasmado con el candidato, aunque apostó por un valor seguro frente a George Bush. El desencanto se repitió en noviembre y ganó el republicano.
En 2008, en cambio, el senador Barack Obama sorprendió venciendo en los caucus con una participación récord de 239.000 demócratas. Este respaldo vaticinó su gran victoria de noviembre.
En 2016, la participación volvió a bajar con Hillary Clinton, que se impuso en los caucus. Sorprendentemente, Bernie Sanders casi le arrebata la primera posición. Entonces, más de 171.000 personas se movilizaron y demostraron la gran división ideológica dentro del partido, hoy más acentuada aún.
Otro factor que tener en cuenta es la edad. Mientras que en 2004 y 2016 predominó un electorado de más de 45 años, en 2008 los caucus rejuvenecieron, lo que indica que un candidato ilusionante, tipo Obama, es capaz de movilizar el voto.
Pero quizá el detalle más interesante está en el campo ideológico. En 2004, el 56% de los asistentes a los caucus se definieron como liberales, lo que en EEUU se puede entender como más progresista. En 2008, este porcentaje se mantuvo casi idéntico, en el 54%. En 2016, en cambio, los liberales supusieron más de dos tercios del electorado, el 68%, lo que explica por qué Sanders logró tantos apoyos.
Moderados contra socialistas
Y es precisamente esto, el rumbo futuro del Partido Demócrata, lo que se dirime en estas primarias. Actualmente hay dos grupos claramente diferenciados, las dos almas de esta formación. Por un lado, el sector más a la izquierda o incluso socialista, encarnado por Sanders y Warren. Ambos senadores presentan las promesas más rupturistas para este país, como garantizar el seguro médico público para todos los ciudadanos -lo que supondría acabar con el sistema actual de seguros privados- o la apuesta por la educación universitaria gratuita para todos.
En el segmento moderado están Biden, Buttigieg o Klobuchar, con propuestas dirigidas a las clases trabajadoras, pero manteniendo los puntales del actual sistema de protección social estadounidense, es decir, permitiendo que cada ciudadano elija el seguro sanitario que desee, o garantizar acceso gratuito a la universidad, pero sólo a personas con bajos recursos.
Este segundo grupo cuenta con más respaldo dentro de la dirección del partido, que considera que un perfil menos progresista podría además atraer a indecisos republicanos, que huirían espantados ante la palabra “socialista”.
Pero en la democracia norteamericana, los partidos proponen y las primarias disponen. De modo que serán los caucus de Iowa, y las citas estatales posteriores, los que comiencen a cincelar el rostro con el que los demócratas se presentarán a las elecciones de noviembre con la esperanza de derrotar a Trump. Empieza una contienda que durará diez meses. Objetivo final: la Casa Blanca.