Un autobús de estudiantes viaja desde Bagdad hacia el sur de Irak. A 85 kilómetros de la capital, el vehículo llega a la antigua ciudad de Babilonia, declarada el pasado 5 de julio Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Fundada hace 4.000 años, la ciudad mesopotámica poseía unos jardines colgantes que están considerandos una de las siete maravillas del Mundo Antiguo.
Sin embargo, estos jóvenes iraquíes no visitan el lugar únicamente por su interés histórico, artístico y cultural. Lejos de Bagadad y de las estrictas normas sociales, las solitarias ruinas de Babilonia les dan la oportunidad de mezclarse chicos y chicas o escuchar música, cosa mal vista por los musulmanes más conservadores.
"A los novios les gusta porque piensan que se pueden esconder entre las paredes del laberinto y besarse", dijo Ali al-Makhzomy, director de la compañía de tours Bil Weekend, al portal de noticias online Middle East Eye (MEE). "Esto es malo para la reputación del lugar, pero es una de las razones de su popularidad".
A orillas del río Eúfrates, las ruinas babilónicas fueron el lugar elegido por el expresidente Sadam Husein para construir una residencia de verano que imitaba arquitectónicamente los famosos zigurats mesopotámicos. Mientras estuvo en el poder, tanto su palacio como los jardines de Babilonia estuvieron vetados a los ciudadanos iraquíes.
"Misión imposible"
Ahora, los jóvenes deambulan por las estancias llenas de grafitis del palacio abandonado haciéndose selfis en escalinatas o balcones. Delante de una de las puertas traseras, hay un alambre de púas pisoteado. Por allí merodea un hombre que vigila las ruinas y ofrece tours, aunque hay quien dice que está allí para evitar que las parejas encuentren un rincón de intimidad.
"Los estudiantes piden generalmente tours particulares, no mezclados con familias, y tienen un programa distinto", cuenta Makhzomy. "También están lejos de sus familias en Bagdad, así que los jóvenes iraquíes se sienten libres aquí". Aunque estos eventos despiertan suspicacias por parte de los sectores más radicales, Makhzomy no teme por su negocio: "Por ley no pueden prohibir los tours y, aunque hay gente religiosa, también hay personas de mente abierta".
Ahmed Khaittan, un treintañero que vive en Babilonia, dijo al MEE: "Las parejas jóvenes, incluidos mis amigos y yo, siempre están buscando un lugar bonito para tener un rato tranquilo juntos, pero debido a las reglas de la sociedad iraquí, intentar tener una cita normal es como misión imposible".
Potencial arqueológico y turístico
"Mi mensaje a la comunidad internacional es que preservar y proteger la herencia cultural de Irak es una tarea global, porque es la herencia de toda la humanidad", declaró Abdulamir al-Hamdani, ministro de Cultura y Turismo, al MEE. El 70% de esta maravilla arqueológica del 1894 a.C. todavía está por excavar. Actualmente hay 20 misiones arqueológicas internacionales trabajando en Irak y el ministro espera acoger muchas más.
"El turismo y la cultura son el mejor puente entre naciones para crecer en entendimiento", afirma Hamdani, que se formó como arqueólogo en la Universidad de Durham del Reino Unido. "Los medios sólo muestran una cara de la moneda, pero quiero que la gente vea el verdadero Irak". Confía en que la reconstrucción de los lugares culturalmente atractivos, impulsarán el potencial turístico del país.
Mientras, la antigua ciudad mesopotámica sigue siendo un refugio de las miradas censoras para jóvenes que, como Khaittan, no renuncian a "un espacio lejos de los ojos de otros para tener un momento para mirarnos, hablar, dejar de echarnos de menos y besarnos. Sitios como Babilonia nos dan una pequeña oportunidad".