El cura se escuda en un supuesto chantaje por haber faltado a su voto de castidad
En su última oportunidad, la sesión final reservada al alegato final de los acusados, el sacerdote del Opus no quiso añadir una palabra más, porque durante todo este tiempo ha construido una trama protagonizada por el sexo, los servicios secretos y la extorsión.
El prelado riojano declaró que le pudo la tentación y llegó a mantener relaciones sexuales con Chaouqui. Después, según su testimonio, ella le amenazó con confesar el pecado que sólo ella sabía si no le entregaba a la prensa una información a la que sólo tenían acceso los miembros de la comisión.
La abogada de Vallejo, Emanuela Bellardini, sugirió que la asesora actuaba desesperada ante el temor a perder su trabajo tras el cierre de la Cosea. Aunque al testimonio del sacerdote le faltó explicar qué conseguiría Chaouqui con su incansable empeño o si finalmente filtró las contraseñas de su correo electrónico para mostrar las supuestas tramas de corrupción vaticana a las que debe hacer frente el Papa.
Lo que sí reiteró el sacerdote llegado desde Astorga fue su convicción de que Chaouqui formaba parte de los servicios secretos italianos. De forma, que el proceso se fue desarrollando como una novelilla rosa por entregas de escasa calidad.
La cómplice que se librará por no vivir en el Vaticano
La coprotagonista del relato, Francesca Chaouqui, que fue rechazando -tanto en la sala de audiencias como en la prensa- el argumento del sacerdote, le añadió a última hora un poco más de dramatismo a la historia. Acompañada de su marido y su hijo nacido hace apenas dos semanas, declaró entre lágrimas durante la última sesión del juicio que ella es una "persona orgullosa, rabiosa" y que su carácter le lleva "a cometer errores".
Negó una vez más haber colaborado con Vallejo -al que le dedicaba en distintos mensajes adjetivos como "gusano" o "maricón"- o haber entregado unos documentos clasificados que aún dice poseer. El tribunal finalmente creyó la última parte de su alegato, pero no la primera. Pese a haber sido condenada a diez meses de cárcel, no se espera que el Vaticano pida una orden de extradición a Italia ni que ella traspase voluntariamente sus muros para ingresar en la cárcel.
La pena de Francesca Chaouqui quedará suspendida si no comete ningún otro delito en los próximos cinco años, ha explicado Lombardi. Aunque la relaciones públicas tendrá que hacer frente, junto al sacerdote español, a las costas del juicio.
Sorprende la absolución del secretario de Vallejo, Nicola Maio, que durante todo el proceso ha mostrado su nerviosismo, y la propia imputación de los periodistas. El tribunal comprobó que existió comunicación entre Nuzzi y Vallejo, aunque finalmente ha reconocido no tener potestad para condenar un acto cometido no en territorio vaticano, sino en Italia.