Advierten los gurús de los rotativos mundiales más influyentes que el brexit dejó noqueada a Europa, pero que Italia podría terminar por descabalgarla. El primer ministro italiano, Matteo Renzi, se juega su futuro político en otoño en un referéndum constitucional en el que se debate un paquete de reformas que constituyen la razón de ser de su Gobierno. Por eso, es quien más empeño le ha puesto a la cumbre a tres entre Alemania, Francia e Italia celebrada este lunes en su territorio.
El joven premier cargó de simbolismo el encuentro oficiado en un portaviones italiano inmerso en la misión europea Sofía, que se ocupa de arrestar traficantes en el Mediterráneo, y con visita incluida a la tumba de Altiero Spinielli, un intelectual italiano que fue pionero de la idea de una Europa federal durante la Segunda Guerra Mundial.
“Muchos pensaron que después del brexit, Europa estaría acabada, pero hoy queremos escribir una página de futuro”, expresó Renzi, encargado de abrir el turno de palabra en una rueda de prensa conjunta con el presidente francés, François Hollande, y la canciller alemana, Angela Merkel.
Los tres recogieron el guante del futuro común de Europa, aunque fue el propio Renzi quien tuvo el honor de cerrar el acto con otra frase con la que responde a sus adversarios del Movimiento 5 Estrellas, que amenazan con ocupar su silla acusando a Europa de los infinitos males de Italia. “Europa no es la casusa, sino la solución a nuestros problemas, incluido el de la inmigración”, concluyó Renzi.
Italia ha recibido en lo que va de año a unos 102.000 migrantes y refugiados en sus costas, un número casi idéntico al del año pasado. Por eso, Renzi pretende un mayor margen fiscal –que Alemania de momento no le concede- para gestionar este asunto y ya de paso para relanzar una economía estancada. El primer ministro italiano aprovechó para reclamar un paquete de inversiones dedicado a la cultura y a incentivar el empleo juvenil.
Merkel no estaba para decantarse en esos asuntos, aunque sí admitió que hace falta una mayor cooperación en materia de inmigración. Y más duro aún fue Hollande, que habló del “egoísmo y la división” que generan algunos países. Sin nombrarlos, el presidente francés le dirigía un desplante a sus vecinos del Este y remarcaba la intención de imponer un grupo de vanguardia, que parece representar este encuentro previo a la cumbre de jefes de Estado que debe celebrarse en Bratislava el próximo 16 de septiembre.
Lo que defenderá allí Hollande lo dejó claro este lunes en el portaviones italiano. “Europa debe garantizar la seguridad bajo la amenaza de la guerra y el terrorismo y Francia es el principal garante de esta idea”, sostuvo. El mandatario francés acogió de buena gana las propuestas del anfitrión de esta cumbre, como dotar con dinero europeo a los países de los que procede la inmigración, aunque su discurso se centró más en actuar de forma conjunta en las fronteras.
Pero por más que se empeñe en demostrar una mano más firme en su mensaje, Hollande no está mejor que Renzi, ya que goza de poca popularidad entre sus conciudadanos. Poco antes de la comparecencia del líder socialista, el expresidente Nicolas Sarkozy, anunciaba su candidatura a las elecciones presidenciales previstas para el año próximo. La prensa francesa no desaprovechó la oportunidad de preguntarle a Hollande por el tema, aunque dijo que no comentaba movimientos políticos de sus oponentes y recurrió al salvaguardia que le ofrecía esa nueva Europa soñada.
A esta orilla Merkel pareció no querer llegar durante su comparecencia. Porque si bien sus colegas se servían de metáforas y citas con las que referirse a Europa, la canciller alemana prefirió pasar el trámite. Sin prisas para gestionar la salida del Reino Unido de la Unión, insistió en que habría que “explicar bien a los países socios” el futuro que le espera al continente. Dijo que de seguridad ya se hablaría en Bratislava y reconoció que el “objetivo es darle un trabajo y un futuro a nuestros jóvenes, pero también garantizar la competitividad”.
La rueda de prensa se celebró antes de que los tres líderes se encerraran en un camarote del portaviones Garibaldi para debatir de verdad sobre el futuro de Europa. Pero en lo único que Merkel abundó fue en “mejorar los mecanismos del Frontex [la agencia europea de fronteras] en el Mediterráneo central” y en aumentar la “cooperación para luchar contra el tráfico de personas”.
La crisis de los refugiados y los últimos episodios terroristas ocurridos en Alemania tampoco han dejado bien parada en su país a la líder conservadora, que también se enfrenta a elecciones en 2017. Y aunque expresó su preocupación por la falta de crecimiento económico, lo que perjudica sus exportaciones, estuvo menos excelsa a la hora de glosar los objetivos comunes de los 27.
Se trataba de la segunda reunión entre estos tres países tras el brexit. Pero pese a la pretendida voluntad de formar un eje que vaya por delante en el nuevo escenario, la inclusión de Renzi en la foto también un punto de reproche a la estrategia de la canciller. Italia busca refugio en Europa a sus problemas, Francia reorientar su rumbo atemorizada por la inseguridad y Alemania que estos asuntos no le molesten demasiado.