La disputa por los 630 migrantes a bordo del Aquarius, que desembarcaron el pasado domingo en España tras haber sido rechazados por Italia y Malta, ha actuado como revulsivo en el debate sobre política migratoria en la UE. Los líderes europeos quieren evitar a toda costa que se repita un incidente como el del Aquarius, que ha enfrentado al nuevo Gobierno euroescéptico italiano con el resto de socios comunitarios. Por eso, en la cumbre que celebran la semana que viene en Bruselas darán luz verde a la creación de "plataformas de desembarque" fuera de las fronteras de la UE donde se conducirá en el futuro a los migrantes rescatados en alta mar.
Estos campos de migrantes fuera de territorio comunitario se utilizarán para separar los "migrantes económicos", a los que se denegaría la entrada en la UE, de los refugiados que "necesitan protección internacional", y que sí serían acogidos. Así se recoge en el borrador de conclusiones que se aprobará en el Consejo Europeo del 28 y 29 de junio, el primero al que asistirá Pedro Sánchez como presidente del Gobierno. El texto es una propuesta del presidente del Consejo, Donald Tusk, y todavía podría modificarse.
El objetivo final de esta iniciativa es "establecer un marco más predecible para tratar con los migrantes que se hacen a la mar y son rescatados en operaciones de salvamento". Además, el establecimiento de estos centros en países terceros "reducirá los incentivos para embarcarse en viajes peligrosos", añade el texto. La medida es una muestra más del endurecimiento de la política migratoria de la UE, dando prioridad al control de las fronteras antes que a las medidas de solidaridad como las cuotas de refugiados.
Dudas sobre su legalidad
Los líderes europeos pretenden que estas "plataformas regionales" se pongan en marcha en colaboración con el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados y con la Organización Internacional para las Migraciones. El borrador de conclusiones no menciona dónde se instalarían los centros, pero en Bruselas se ha hablado de países como Túnez, Libia o incluso Albania. El comisario de Inmigración, Dimitris Avramopoulos, ha asegurado este martes que no habrá campos de migrantes en los Balcanes.
La creación de centros fuera de la UE es una idea que se debate desde hace años en Bruselas, planteada por países como Italia o Austria. Pero hasta ahora nunca se había concretado por las dudas sobre su compatibilidad con el derecho humanitario internacional, en particular con el principio de "no devolución".
En las últimas semanas, Dinamarca, Austria y Holanda -con el apoyo también de Italia y Alemania- han reactivado esta iniciativa. Su objetivo es que las peticiones de asilo se tramiten fuera de la UE, de forma que los solicitantes de protección internacional no puedan escoger a la carta el Estado miembro que más les convenga. En un primer momento, estos países pretendían actuar al margen de las estructuras comunitarias. Pero el caso Aquarius ha hecho que la propuesta se sitúe ahora en el centro del debate europeo.
Apoyo a Merkel y rechazo de las cuotas
En el borrador de conclusiones de la cumbre se pide además a los Gobiernos que tomen más medidas para evitar los "movimientos secundarios" de demandantes de asilo entre los Estados miembros. Se trata de un gesto de apoyo a la canciller alemana, Angela Merkel, en su disputa con su ministro del Interior, Horst Seehofer.
Seehofer ha amenazado con rechazar en la frontera alemana a los migrantes que ya hayan sido registrados en otros Estados miembros, como Italia o Grecia. Pero Merkel se niega y pide en su lugar una solución europea. La pelea ha abierto una brecha que amenaza la estabilidad del Gobierno alemán.
En la cumbre de la semana que viene, los líderes europeos se comprometerán a "seguir reduciendo la inmigración ilegal en todas las rutas" y a hacer todo lo posible para "evitar el regreso de los flujos incontrolados de 2015", el punto álgido de la crisis de refugiados. El borrador menciona expresamente la ruta del Mediterráneo Occidental: la UE ofrece más apoyo tanto a España como a Marruecos.
En cambio, las conclusiones del Consejo Europeo no incluyen ninguna referencia a la cuestión más polémica y divisiva, las cuotas obligatorias de refugiados, que rechazan los países del Este, en particular Hungría, Polonia, Eslovaquia y República Checa. Tusk ya anunció que si no hay un acuerdo este junio sobre el reparto de demandantes de asilo, la propuesta se enterrará de forma definitiva.
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