Bruselas

Jarro de agua fría de Bruselas a los planes presupuestarios del Gobierno de Pedro Sánchez. La Comisión Europea ha rebajado este jueves sus previsiones de crecimiento para España para los dos próximos años y ha puesto en duda el acuerdo de Presupuestos para 2019 de Sánchez con Podemos: la recaudación de los nuevos impuestos, como la tasa digital o la tasa a las transacciones financieras, será inferior a la calculada; se incumplirán los objetivos de reducción del déficit exigidos por la UE; y la subida del salario mínimo destruirá hasta 80.000 puestos de trabajo en dos años.

Pese al diagnóstico negativo de sus técnicos, el comisario de Asuntos Económicos, el socialista Pierre Moscovici, ha querido quitar hierro a los datos. "Estas diferencias entre las proyecciones son absolutamente comunes y no hay nada excepcional. Ya ha ocurrido en el pasado y con Gobiernos anteriores. Nuestra cooperación con las autoridades españolas es muy buena y toda la información que hemos pedido se nos ha aportado", ha dicho Moscovici en rueda de prensa al ser preguntado por EL ESPAÑOL si le preocupa la desviación del déficit en España. 

En sus previsiones económicas de otoño, el Ejecutivo comunitario reduce el crecimiento de España al 2,6% este año y el 2,2% en 2019, en ambos casos dos décimas menos de lo que había pronosticado en verano. El Gobierno de Sánchez prevé también un 2,6% en 2018, pero es ligeramente más optimista (2,3%) para el próximo ejercicio. La economía española se ralentizará en los próximos meses más rápidamente de lo previsto debido a que el consumo privado, su principal motor, empieza a aflojar. Un enfriamiento que se explica por la subida de los precios del petróleo y porque los hogares restringen sus compras con el fin  de aumentar sus ahorros. En 2020, el crecimiento será del 2%.

En todo caso, España seguirá siendo los próximos años el gran país de la eurozona que más crece. Continua por delante de Alemania (que crece un 1,7% este año y un 1,8% en 2019), Francia (1,7% y 1,6%) y sobre todo Italia (1,1% y 1,2%). De media, la eurozona se expandirá un 2,1% este año, un 1,9% el que viene y un 1,7% en 2020.

El déficit no se reduce al ritmo previsto

Sin embargo, ni el crecimiento ni las subidas de impuestos incluidas en los Presupuestos de Sánchez serán suficientes para cumplir las metas de déficit público que exige la UE. Es más, ni siquiera se cumplirán las previsiones del propio Gobierno. Bruselas calcula que el déficit público se quedará en el 2,7% este año (frente al 2,2% comprometido) y bajará sólo al 2,1% (frente al 1,3% comprometido y al 1,8% que prevé la nueva senda de déficit anunciada por la ministra de Economía, Nadia Calviño). El ajuste estructural, que es lo que más valora Bruselas a partir de ahora, será nulo en los tres próximos años.

De hecho, el Ejecutivo comunitario no se cree los Presupuestos de Sánchez para el año que viene. En particular, denuncia que "existe incertidumbre sobre la recaudación de algunas de las nuevas medidas impositivas, así como sobre el impacto presupuestario del incremento previsto del salario mínimo". Además, el déficit de 2019 podría ser todavía superior al previsto si hay que pagar 1.000 millones de euros a Acciona por la anulación de la concesión de Aigües Ter Llobregat en Cataluña.

El Gobierno de Sánchez había calculado que el saldo neto entre los nuevos gastos y los nuevos impuestos incluidos en los Prespuestos daba como resultado un ajuste estructural del 0,4% del PIB. El Ejecutivo comunitario reduce esta cifra al 0,1% por dos motivos. En primer lugar, considera que las previsiones de ingresos están infladas. Tanto la tasa digital como la tasa financiera recaudarán un 20% menos de lo que prevé la ministra de Hacienda, María Jesús Montero. Los ingresos por lucha contra el fraude fiscal serán la mitad de lo que calculan las autoridades españolas, y los ingresos extra por la subida del salario mínimo también se han exagerado.

Además, la Comisión contabiliza nuevos gastos que el Gobierno no ha tenido en cuenta. En particular, el impacto del fin del copago farmacéutico y el aumento de gastos en guardería a nivel municipal. Pero de momento, el Ejecutivo comunitario no ha pedido ningún ajuste nuevo: podría hacerlo cuando presente su veredicto final sobre los Presupuestos españoles, el próximo 21 de noviembre.

El impacto de la subida del salario mínimo

Del desfase en el déficit de este año, la Comisión culpa a las medidas incluidas en los Presupuestos de 2018 que elaboró el anterior Gobierno de Mariano Rajoy: en particular, la subida de las pensiones, el aumento de los salarios de los funcionarios y, en menor medida, la rebaja fiscal para los salarios más bajos.

Como resultado de todo ello, la deuda pública apenas bajará en los próximos tres años, ya que pasa del 96,9% este año al 96,2% en 2019 y el 95,4% en 2020.

Una de las medidas que más preocupan al Ejecutivo comunitario es la subida de un 22% en el salario mínimo, hasta 900 euros al mes. Se menciona hasta cuatro veces en el capítulo dedicado a España de las previsiones económicas. Por un lado, este aumento salarial "continuará sosteniendo el crecimiento de la renta disponible durante el horizonte de las previsiones". En concreto, la masa salarial total aumentará alrededor del 0,35%.

Al mismo tiempo, el incremento del salario mínimo tendrá un "impacto negativo" en el crecimiento del empleo, que se desacelera durante los próximos años. En concreto, Bruselas calcula que se traducirá en la destrucción de entre 70.000 y 80.000 puestos de trabajo en los próximos dos años.

El aumento de los salarios tocará techo en 2019, también debido a la subida del salario mínimo y se moderará después, aunque se mantendrá a un ritmo superior al de la inflación. El resultado es que España perderá competitividad en materia salarial, ya que la productividad crecerá de forma más moderada.

El paro continuará bajando hasta llegar al 13,4% en 2020, la tasa más baja desde 2008. Por su parte, la inflación se reducirá ligeramente desde el 1,8% de media este año hasta el 1,5% en 2020.

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